¿Solidaridad o hipocresía?
Las venas abiertas
del progresismo argentino
La capacidad de los seres humanos para conmoverse por el sufrimiento ajeno es naturalmente selectiva.
Nadie puede vivir con el peso de la totalidad del dolor del mundo sobre sus espaldas, por lo cual es bastante lógico que ciertos conflictos tengan capacidad de movilizar las conciencias, mientras que otros, igual o más trágicos, no lo consigan. Como ejemplo reciente está el caso de lo que ocurre en Sudán, donde en los últimos años, dado un proceso brutal de limpieza étnica, la cifra de muertos en Darfur se calcula en 400.000, y 2.000.000 de desplazados. Sin embargo en los medios argentinos, donde parece que no existen referencias sobre la naturaleza del gobierno árabe sudanés o sobre sus víctimas -musulmanes negros- casi nadie levanta su voz en protesta.
¿Por qué ningún intelectual denunció la infiltración de Hezbollah entre la civilidad libanesa cuando estos comenzaron a ponerlos en peligro antes que las bombas y ataques defensivos de Israel?