2004

Todo por hacer

Este 2004, ya arrancado hace pocos meses, tiene -aún- todo por ser recorrido. En el ámbito comunitario, en términos de lo que podríamos llamar los “grandes temas”, esos que deberían acaparar la atención de la gente y encontrar a los dirigentes a la altura de las circunstancias, podemos mencionar al menos dos: la finalización del juicio por las responsabilidades en la conexión local de la causa AMIA (que ya está próximo a cumplirse 10 años del atentado), y la necesidad urgente del rediseño comunitario.

Por Guillermo Lipis

En el primer tema, como podrán leer en las declaraciones hechas por los máximos exponentes de los factores involucrados como representantes de las víctimas en la causa AMIA, parece que nadie está conforme con los resultados que se vienen. De todos modos, en lo que algunos ya lo anunciaban como previsible, en otros casos -fundamentalmente AMIA, DAIA y la agrupación de Amigos y Familiares de las Víctimas- hay una clara disonancia entre las opiniones vertidas por los dirigentes y los abogados quienes defienden su gestión a rajatabla. Es la hora de preguntarse porqué, entonces, si es que no están conformes con lo que ya se visualiza como resultado del juicio, han decidido mantener las defensas inamovibles habiendo perdido la posibilidad histórica de reconocer los serios errores y obstrucciones internas interpuestas por las gestiones dirigenciales anteriores, en lo que se refiere a la búsqueda de otra verdad u otro modo de llevar la querella adelante. Oportunidades históricas y momentos estratégicos para producir los cambios no faltaron. Esas respuestas -algún día- deberán darla o tarde o temprano quedará al descubierto alguna otra trama aún desconocida por los medios y la opinión publica.

La problemática del rediseño comunitario está muy bien expuesta en la entrevista realizada con el Director del Joint para Latinoamérica, Alejandro Kladniew. Da toda la sensación de que ahora sí, ya estamos corriendo contra el reloj. Y si bien, ya se están dando algunos pasos hacia la buena senda, queda mucho por recorrer aún. Tomo, sin embargo, como más significativo un interrogante que me deja la entrevista: ¿seremos capaces, como comunidad, de producir la continuidad de renovación necesaria? ¿Surgirán dirigentes capaces de poder llevar adelante este proceso de cambio estructural? Procesos frustrados como el de la fusión de Hacoaj Hebraica demuestran que los intereses sectoriales aún siguen siendo más importantes que el destino y la visión unicista (pero no única) de una organización comunitaria diferente. Si bien se ha recorrido un largo y sinuoso camino en términos de apoyo solidario y la readaptación de las redes sociales de contención, aún no se expresan cambios sustanciales en los sectores que podrían producir cambios sin que el agua les llegue al cuello. Sería bueno preguntarse cuál es el nivel (o el límite) de la capacidad anticipatoria de la dirigencia, y cuánto habremos aprendido del duro trance que la comunidad, en su conjunto, atravesó y sigue atravesando.

De la Embajada de Israel, me pregunto a estas horas, no tiene mucho sentido hablar, no así del recuerdo de las víctimas del atentado y del sostenimiento de la exigencia de justicia, porque el 17 de marzo -mal que nos pese- se ha constituido sólo en un día de recordación del dolor dado que los representantes oficiales del Estado de Israel en la Argentina han minimizado la convocatoria encuadrándola a la información de que se realizará el acto y a algunas entrevistas en la prensa nacional con el Embajador Orón.
De todos modos, cabe resaltar que en el último año -dicho por funcionarios de prensa de la misma Embajada- nada nuevo se ha producido en el avance de las investigaciones. Es probable que, en ese imbricado lenguaje diplomático, hayan ratificado que nada se investigó y que el tema está cerrado. No así para los familiares que, en la voz y acción de Carlos Susevich, se han preocupado en invitar -ellos sí- a dirigentes y funcionarios políticos y a la sociedad en general en una convocatoria que intenta ser masiva pero que, lamentablemente, año a año reúne menos gente.
Susevich afirmó a Nueva Sión que él, personalmente, se encargó de invitar al Presidente Kirchner y que en la Embajada se han pre ocupado por bajar los decibeles del acto. Cómo debe comprenderse, en el lenguaje de la calle, la apatía protocolar de la Embajada, más aún si Kirchner y su Ejecutivo se hicieran presentes.

Y el otro gran tema del año, al menos por ahora, es el avance de la demonización de Israel. Tema, por el cual, hace falta conciliar acciones que puedan poner puntos comunes sobre los cuales trabajar. En esta edición presentamos un dossier especial referido al tema en el que incluimos la continuación del contrapunto suscitado con Pilar Rahola. Esas diferencias han derivado en lo que llamamos el “paradigma Rahola” como el modelo equivocado de la “hasbará” (esclarecimiento) inorgánica que se está haciendo de Israel y la lucha contra el antisemitismo, el antisionismo y el antijudaísmo alrededor del mundo.

Es hora de cambiar por una estrategia organizada, inteligente y adecuada a las circunstancias en todos los frentes. Esa es, a los ojos de este observador, la mejor manera de empezar el 2004, año que -aún- no sabemos qué sorpresas nos depara en sí mismo.