Espontánea colaboración de un lector de Nueva Sion

La judeofobia reaparece en la política argentina

Existe una verdadera asimetría por parte del autor intelectual del artículo “Axel Kicillof, el marxista que desplazó a Boudou”, del periodista Carlos Pagni, publicada en el diario La Nación, la cual evidencia un tratamiento desigual en la descalificación del Dr. Axel Kicillof que se funda en argumentos judeo-fóbicos.
Por Gustavo Lázaro Lipkin*

Veamos, cuando comienzan sus afirmaciones acerca de la caída del ex Ministro de Economía, el trabajo en cuestión dice así “A Boudou, precoz admirador de la familia Alsogaray y discípulo de los discípulos de la Escuela de Chicago”.
Como se puede ver, no hay ningún tipo de referencia al origen de Boudou, salvo que proviene del partido conservador que tuvo su apogeo como tercer fuerza electoral desde 1983 y hasta 1989, cuando es fagocitado por el Justicialismo de Carlos Menem, me refiero a la Unión de Centro Democrático (UCEDE) fundada por el desaparecido Capitán Ingeniero Don Álvaro Alzogaray.

En cambio, en el artículo en análisis publicado por el diario La Nación, en cuando se refiere al Dr. Axel Kicillof, sostiene: “es un académico marxista”, destaca su falta de experiencia para llegar a la conclusión que “su vida profesional ha sido la de un francotirador de la Universidad de Buenos Aires y el Conicet”, para después de analizar sus posiciones ideológicas, concluye sin solución de continuidad: “Hijo de un psicoanalista, bisnieto de un legendario rabino llegado de Odessa, la genealogía de Kicillof parece ser una sucesión de dogmáticas”.

Para el artículo publicado por el La Nación, las postulaciones en la tesis doctoral de Kicillof, son que  “… lord Keynes era un pensador radical tergiversado por el análisis burgués. …. Stiglitz o Krugman son casi tan ortodoxos como Mankiw o Barro. En los últimos tiempos Kicillof se concentró más en Marx. Está aprendiendo alemán para leerlo en su versión original”.

Todos los párrafos transcriptos, en un análisis analítico y lógico, constituyen una serie de premisas que pueden centrarse del siguiente modo:
a) es un egresado del grado de la UBA
b) es un doctorado de la UBA en Historia de la Economía utilizando el método marxista;
c) es bisnieto de un Rabino de Odessa e hijo de un psicoanalista; 
d) es asesor de la Presidenta.

= (a + b+ c + d) todo egresado, doctorado en historia económica, bisnieto de un rabino e hijo de un psicoanalista, asesor de la Presidenta

Entonces, la conclusión sale propiamente de le lectura del artículo en análisis.
Ahora bien, para llegar a esa conclusión el artículo publicado en La Nación, obviamente negativa, nada o poco tiene que ver el hecho que sea bisnieto de judíos.

Tampoco nada tendría que ver su tesis doctoral, cuando y sin solución de continuidad sostiene que Kicillof tiene poca experiencia profesional, ya que, para hacer lo propio respecto de Boudou, habla de que es ex-UCEDE, pero poco tendría que ver esa genealogía ideológica de la derecha liberal conservadora con su paso por la ANSSES o por el Ministerio de Economía, ya que el autor de la publicación periodística del diario La Nación, destaca una presunta ruptura entre ese pasado conservador y un presente aparentemente diferente.

Sin embargo, y a modo de una descalificación mediante una falacia ad hominem(1), con Kicillof teje un silogismo donde sus afirmaciones como doctorando y bisnieto de un hombre judío que proviene de la ciudad de Odessa, son condiciones “sine qua non” para su posición actual de intelectual “marxista”, asesor del Poder Ejecutivo, de poca experiencia laboral, francotirador de la UBA y del CONICET y bisnieto de judíos.
Parece que con Kicillof, muy a diferencia de Boudou, hay en el artículo una especie de sobre ratificación, basada en el mito urbano de que el judío, una vez superado la tacha de ser los asesinos de Jesús, son los padres del marxismo.

Judío = Marxismo
Este mito depurado es irresistible, ya que el judío per se, no puede poner al Estado primero, por sobre su condición de tal. Primero es su pertenencia al Pueblo Elegido y después, está su condición de “proletario”, “burgués”, etc. Esto es un dato más social y cultural que religioso, alguien puede ser judío y creer que es laico, pero necesariamente está la pertenencia y condición de tal a toda una cultura milenaria a la que irremediablemente pertenece.
Ello incorpora un nuevo elemento en contra del Dr. Kicillof, el cual el artículo publicado no hace referencia explícita y, que sin desearlo, se introduce necesariamente, el de sostener que además de todo lo ya dicho, sería “un mal judío”. Precisamente, el mito que se utilizó es que el marxismo es la obra de malos judíos, mientras que el capitalismo lo es de malos protestantes.

Esta serie de desaguisados en los que incurre en artículo en cuestión, concluyen en una prosa llena de descalificación y, dentro de estas, un doble tratamiento, Boudou es capitalista, Kicillof es judío y marxista.
El único gen que se ve aquí es una clara judeofobia.
Hablar de judeofobia es más específico que de xenofobia.
Está claro que el Dr. Kicillof, para el caso de querer ser judío, fue víctima de su elección y, en el caso de negar esa condición, tiene bajo sus espaldas el peso de ser miembro de una minoría que siempre fue víctima, más no mártir.
El mártir es una posición de heroicidad, la víctima es culpable de su condición, “algo habrá hecho para merecer esto”.
La posición judeo-fóbica está fundada en la afirmación que el sujeto atacado tiene condición de “individuo”, pero que por sus propios actos u omisiones lo convierten en desagradable o en un mal individuo.

La construcción lógica del artículo en cuestión posee como premisa la condición judeo-fóbica con el claro fin de descalificar al sujeto atacado.

1) Dirigido en contra del hombre, hace referencia a una descalificación personal que tiene como fin la de un razonamiento de ese mismo sujeto, por ejemplo: “los conservadores son todos totalitarios”.

* El autor e Profesor titular de Derecho y director de investigaciones en la Universidad Nacional del Noroeste de la Provincia de Buenos Aires, y Profesor adjunto y Doctorando de la Facultad de Derecho de la UBA.