La explosión se produjo en una de las entradas de Jerusalén, entre la estación central de autobuses y el principal centro de congresos, a unos doscientos metros del famoso puente colgante y zona de tránsito masivo a toda hora del día.
Hasta el momento ninguna organización se adjudicó la autoría del ataque, pero se supo que grupos terroristas en la franja palestina de Gaza como la Jihad Islámica y los Comités Populares de Resistencia lo elogiaron y lo reivindicaron como «una respuesta natural a los crímenes del enemigo».
«Siento que estamos ante una nueva situación cada vez más grave… lo que ocurrió en Itamar, hoy aquí, el frente del sur en Gaza. No hay duda de que la situación se está deteriorando; yo espero que se corrija y si no tendremos que actuar», señaló el ministro del Interior, Eli Yishai.
Luego de este repunte de violencia, el primer ministro Biniamín Netanyahu, declaró que “Israel está preparado para responder con suma dureza a fin de poner fin al terrorismo» y agregó que «ninguna sociedad civilizada toleraría semejantes ataques sin motivo contra sus civiles».
En coincidencia con estos hechos, por estos días está de visita en Israel, el secretario de Defensa norteamericano Robert Gates quien se entrevistó en primer lugar con el presidente del Israel, Shimón Peres. La conversación giró en torno a la preocupación de EEUU por los disparos de cohetes desde la franja de Gaza contra el sur del territorio israelí.
En segunda instancia se reunió con Netanyahu, donde se revalorizaron los cambios que se están dando en el mundo árabe y las nuevas oportunidades que esto trae aparejado para los países de la región.
Luego se entrevistó con el ministro de Defensa, Ehud Barak, y por último con el primer ministro de la Autoridad Palestina, Salam Fayad.
