"Aunque encontramos que el nivel de la tensión postraumática era mucho más alto entre los residentes que sufrieron incesantes ataques de misiles, estuvimos sorprendidos por los altos niveles de tensión entre quienes no fueron expuestos en absoluto a los cohetes", señaló Eli Zomer, quien llevó a cabo la investigación.
El estudio consistió en examinar a 317 residentes de Kiriat Shmoná, ciudad que recibió el impacto de 520 misiles, y la misma cantidad de habitantes de Kfar Yona, que no había sido bombardeada. Según el informe publicado en la revista “Journal of Phsycology”, mientras que un 38 % de los habitantes de Kiriat Shmona tenía un alto grado de los síntomas de desorden Post-Traumático durante la guerra, un 12% de los habitantes de Kfar Yona informaron tener los mismos problemas.
Los síntomas de esta enfermedad incluyen aceleraciones en el pulso, dificultades para dormir, flash-backs de la guerra, pesadillas y huidas de situaciones que recuerdan a eventos traumáticos, como por ejemplo mirar el noticiero.
La conclusión a la que llegaron los investigadores es que, cuanto mayor es la exposición a la guerra y las experiencias de terrorismo, menor es el riesgo de sufrir este desorden ya que, con el tiempo, “las personas se fortalecen y aprenden a sobrellevar estas situaciones”.
