Israel

Pronóstico: Tormentoso

Con pocos días de diferencia, tanto israelíes como palestinos vivimos acontecimientos que nos colocan ante nuevos panoramas políticos.

Por Alberto Mazor

En el caso de Israel, el primer ministro Ehud Olmert anunció su decisión de no participar en las elecciones primarias para presidir su partido – Kadima – programadas para el próximo 17 de septiembre.
Ello implica que tras la designación del nuevo máximo líder partidario, éste – o ésta – recibirá por ley el encargo de formar un nuevo gobierno. Si no consiguiera establecerlo en el lapso estipulado, el paso siguiente sería la convocatoria a nuevas elecciones generales, probablemente para principios de 2009. Olmert se vio obligado a tomar la decisión de abandonar el cargo debido a las constantes investigaciones que se le siguen por acusaciones de corrupción y que han afectado enormemente su prestigio y calidad moral ante la opinión pública.
De inmediato surgieron las especulaciones acerca de quién podrá tomar las riendas de Kadima, perfilándose como los candidatos con mayores oportunidades la ministro de exteriores, Tzipi Livni, y el ministro de transporte, Shaúl Mofaz. Sin embargo, las fuerzas políticas de oposición, especialmente las encabezadas por el Likud de Binyamín Netanyahu, hoy primer lugar en las encuestas de preferencias electorales, han reaccionado con demandas de adelantar ya los nuevos comicios generales para permitir que sea el pueblo quien decida qué primer ministro y qué gobierno prefiere.

Independientemente del curso que tome este proceso en los próximos meses, es claro que el actual gobierno en funciones entra en un período de espera en el que no es factible la toma de decisiones trascendentes para la vida nacional, especialmente en lo que respecta a las negociaciones de paz con el gobierno de la Autoridad Palestina presidida por Mahmud Abbás o con la dirigencia siria.

Por otra parte, en los últimos días se registró entre los palestinos una confrontación que viene a profundizar aún más la división que prevalece entre Hamás, que gobierna Gaza, y las fuerzas de Al Fatah que controlan Cisjordania. Cinco oficiales del Hamás y una niña de seis años murieron a causa de la explosión de un coche bomba en Gaza, presuntamente adjudicada a fuerzas del Al Fatah leales a Abbás.
De inmediato, Hamás procedió a la captura de más de 160 militantes de Al Fatah, lo que a su vez generó en Cisjordania operativos similares pero en sentido opuesto, con resultado de cerca de 50 activistas del Hamás detenidos, entre ellos predicadores religiosos e intelectuales simpatizantes de dicha agrupación radical islamista. Esta escalada disuelve las expectativas creadas recientemente sobre una posible reconciliación de ambos bandos en función de sus intereses compartidos.
La intensidad en las hostilidades entre Hamás y Al Fatah puede percibirse a partir de los reportes presentados por dos grupos de defensa de derechos humanos: Al Haq, de origen palestino, y Human Rights Watch. En ambos se denuncia y detalla el incremento acelerado de las detenciones arbitrarias y la tortura a los presos, con más de mil personas capturadas por cada uno de los bandos en el último año, muchas de las cuales han sido interrogadas con métodos sumamente violentos.
Otro de los síntomas de que la pugna Hamas-Al Fatah está tocando fondo es la amenaza reciente lanzada por Mahmud Abbás en el sentido de que desmantelaría su gobierno si Olmert libera a miembros parlamentarios de Hamás hasta hoy presos en Israel, a cambio de la liberación del soldado Guilad Shalit. Esta advertencia del presidente palestino no coincide con su postura tradicional de asumirse como representante de todos los integrantes de su pueblo, independientemente de sus filiaciones políticas, y es sin duda significativa del alto grado de descomposición de sus relaciones con Hamás.

Así las cosas, y a pesar de la retórica pacificista manejada en círculos oficiales de Jerusalén, Ramallah y Washington desde la pasada Cumbre de Annápolis (¿Alguien todavía recuerda que dicho evento se llevó acabo hace tan solo nueve meses atrás?), el futuro próximo meses no parece ser promisorio para el proceso de paz en el frente palestino-israelí. La gran incertidumbre que prevalece en la configuración futura del gobierno israelí, lo mismo que en el balance de fuerzas entre Hamás y Al Fatah, permite suponer que 2008 terminará sin progresos sustantivos y quizá con una diversidad de complicaciones adicionales.