El viaje de “Dani el rojo” hacia su judaísmo, el sionismo e Israel

Daniel Cohn-Bendit, figura central del Mayo Francés y del movimiento ecologista alemán, protagonizó un documental para la televisión francesa sobre su condición de judío. “Dani, el Rojo”, como se lo supo conocer, se embarca en una visita a Israel y encuentra una tierra poblada de enigmas y contradicciones. Lo que sigue es un extracto de sus reflexiones y conversaciones con interlocutores en su viaje sobre su condición de judíos, sobre Israel y los vínculos entre Israel y la Diáspora
Por Roberto Frankenthal

Daniel Cohn-Bendit nació en abril de 1945 en Montauban, Francia. Según sus propias palabras, su nacimiento fue el resultado del festejo de sus padres, refugiados judíos alemanes que se encontraban ocultos en el sur de Francia, tras el desembarco de los aliados en Normandía en junio de 1944. DCB tiene un hermano nueve años mayor que él que sobrevivió a las persecuciones, oculto bajo un nombre falso, en el seno de una familia francesa. Posteriormente regresó con sus padres a Alemania, donde terminó sus estudios secundarios en un internado. Ingresó en la Universidad de Nanterre, cerca de París, y se convirtió en uno de los líderes de la revuelta de mayo del 68. Posteriormente, el estado francés lo expulsa a Alemania, basándose en su estatus de refugiado. Tanto la prensa gaullista del gobierno como la oficial del PCF lo critican por su condición de judío alemán. Esto lleva a que sus compañeros de la universidad se solidaricen con él manifestando en las calles parisinas: «Somos todos judíos alemanes». Tras radicarse en Frankfurt e involucrarse en los 70 en diferentes grupos anarquistas, DCB integra el grupo fundador de los Verdes en Alemania. Desde un principio, se enrola en una corriente realista, opuesta al fundamentalismo eco-izquierdista, y es uno de los asesores de Joschka Fischer, quien con el paso del tiempo fue el primer ministro de Medio Ambiente en un estado y después el primer ministro de Relaciones Exteriores de un gobierno federal en representación de los Verdes, siempre en coalición con los socialdemócratas alemanes. Cohn-Bendit es nombrado por el alcalde socialdemócrata de Frankfurt como referente para asuntos multiculturales del municipio. Posteriormente representa primero a los Verdes de Alemania y luego a Les Verts de Francia en Parlamento Europeo, llegando a encabezar la fracción verde-ecologista del mismo. En 2014 se retira de la política activa, pero continúa como escritor y conferencista en actividad. Al cumplir 75 años, Cohn-Bendit escribió y protagonizó un documental para la televisión francesa sobre su condición de judío. Lo que sigue es un extracto de las reflexiones de Cohn-Bendit y sus interlocutores sobre su condición de judíos, sobre Israel y los vínculos entre Israel y la Diáspora.

La familia

El documental se inicia con la siguiente frase: «Mamá, a vos te debo este Schlamassel *». DCB afirma que heredó de ella su condición de judío y se pregunta por qué se siente así si no vivió toda su vida de acuerdo a la tradición judaica. Para tratar de descifrar este enigma, DCB comienza un viaje que lo llevará a Francia, Alemania e Israel, los países que determinaron su vida. En Francia se encuentra con su hermano mayor Gabriel Cohn-Bendit. Charlando con su hermano, DCB le comenta, que siempre sintió que el niño de la famosa foto del Ghetto de Varsovia, que avanza con las manos en alto, podría haber sido él o su hermano. Gabriel le expresa su comprensión, pero dice que con el paso del tiempo se ha rebelado contra esa «imposición de Identidad». Según GCB, son los otros los que lo quieren reducir a esa identidad, especialmente los antisemitas. Y le recuerda que su padre había dicho alguna vez: «Deje Alemania siendo un hombre de izquierdas y regresé siendo un judío». La guerra lo convirtió en judío, algo, según GCB, difícil de aceptar. Y continúa explicándole: «No quiero reducirme a las definiciones de los demás. En una época fui trotskista, pero esa fue mi elección consciente y me hago cargo de las estupideces que dije como tal. Y ahora no lo soy más y listo. Si los otros me quieren seguir definiendo como judío, allá ellos, a mí no me interesa». En 1963, tras la muerte de su madre, DCB fue «adoptado» por su hermano mayor y su esposa. Reconoce que le debe a GCB mucho de su formación intelectual de esa época, pero disiente en un punto: «Somos judíos, aunque no sé muy bien que significa eso».
Según DCB, la primera ocasión donde se vio obligado a asumir su condición de judío fue tras su expulsión de Francia después de los sucesos del mayo del 68. Las muestras de solidaridad de sus compañeros de la universidad recalcando «somos todos judíos alemanes» le hizo tomar conciencia de su condición de tal. Sin embargo, en un dialogo con la cantante Talila, está le recuerda que ya antes del mayo francés sus charlas personales giraban alrededor de lo judío, el sionismo, los sobrevivientes de la Shoá, etc. Talila, una cantante francesa que canta en yiddish explica que DCB era muy consciente de su condición, aunque hoy ya no lo recuerde. Para ella, su canto en ese idioma es la manera de revivir ese mundo perdido con la Shoá y, en su fuero íntimo, dice: «Canto en yiddish porque soy la sobreviviente entre tantos muertos».

Rumbo a Israel

Tras la guerra, la madre de DCB consideraba que Israel era la respuesta para los judíos sobrevivientes de Europa, pero su padre se negó a emigrar y se estableció como abogado en 1952 en Frankfurt. En 2019, DCB viaja a Israel para encontrar respuestas a las siguientes preguntas: ¿Qué significa ser judío? ¿Es mi identidad judía nada más que algo superficial? Y como judío diaspórico, ¿me siento representado por Israel? Hace su viaje por Israel en compañía de Ofer Bronchtein. Bronchtein es un personaje singular; posee pasaporte israelí, palestino y francés, fue asesor de Itzhak Rabin, Yasser Arafat y Mahmoud Abbas, y encabeza el Foro Internacional por la Paz y la Reconciliación en el Medio Oriente. En boca de DCB, Bronchtein es el hombre con los mejores contactos en la Tierra Santa. Ofer acompañará a DCB en este viaje en busca de respuestas. Como para romper el hielo, Ofer le cuenta un chiste político actual en Israel (2019): Dios está cansado de la humanidad y llama a los presidentes de Estados Unidos, Rusia e Israel y les comunica que en 14 días se acaba el mundo. El presidente de Estados Unidos llama a una conferencia de prensa y explica: «Tenemos la comprobación de que Dios existe, como siempre dijimos, pero en dos semanas se acaba el mundo». El de Rusia: «Dios ha reconocido la importancia de Rusia y nos ha convocado, pero en dos semanas se acaba el mundo». El israelí dice (era la época de Netanyahu): «Dios me ha confirmado que somos el pueblo elegido. No va a haber un estado palestino».
El vínculo de Daniel Cohn-Bendit con Israel no es nuevo. Con 17 años, visitó por primera vez el país. La madre lo había convencido de pasar un par de semanas en un kibutz. DCB estuvo en Hazorea, un kibutz en el norte de Israel, fundado en 1936 por un grupo de pioneros judíos alemanes. DCB recuerda que pasó una temporada muy interesante allí, pero no por razones políticas, sino porque allí entabló las primeras relaciones amorosas con las jóvenes miembros del kibutz. DCB no se acuerda de los detalles, pero sí que las mujeres del kibutz simbolizaban para él la quintaesencia de la belleza femenina. DCB explica que hoy en día los kibutzim no tienen casi importancia en la sociedad israelí, pero que cuando él terminó su primera visita, estos representaban la utopía de un mundo más humano y justo. Cohn-Bendit define a Israel como un lugar de refugio y de anhelos para los judíos. Y se encuentra con Naomi Bubis, la hija del extinto presidente del Consejo Central de los judíos en Alemania. Se conocen de la época que ambos vivían en Frankfurt y Naomi era una joven punk. DCB le pregunta por qué decidió radicarse allí y Naomi Bubis le contesta: «Un sentimiento de libertad, que nunca tuve en Frankfurt. La escuela judía allí estaba protegida por bloques de cemento y custodiada por la policía, por la función de mi padre vivíamos rodeados de guardaespaldas. Aquí gozo del anonimato, de ser una más. Y hay una parte que no puedo explicar del todo racionalmente, pero como descendiente de sobrevivientes de la Shoá, nunca me pude sentir del todo judía en Alemania; aquí sí. Soy una parte anónima de algo más grande. En Europa siempre me sentí en los márgenes de la sociedad. Tengo tres hijos nacidos aquí, que también tienen la ciudadanía alemana. Tengo temor por que en pocos años más tendrán que hacer el servicio militar». DCB le pregunta si se sigue sintiendo alemana y ella responde: «Buena pregunta. El idioma sigue siendo importante para mí, es mi lengua materna. Pero no me gusta ser encasillada en mi condición de israelí, alemana o madre. Soy Naomi y listo. Vivo feliz en Tel Aviv; si eso me convierte en una israelí, no lo sé. Pero seguramente ya no soy alemana». Naomi Bubis y DCB van a visitar un café ecológico-vegano-sostenible en Tel Aviv, un proyecto que impulsa ella y DCB comenta: «Aquí te encasillo yo como una verdadera Jekke». DCB recuerda la lucha de Ignatz Bubis contra el antisemitismo en Europa, que en esa época se expresaba en forma larvada y hoy abiertamente. Y señala que en los últimos años unos 50.000 judíos franceses dejaron su país y se instalaron en Israel. DCB se encuentra con tres inmigrantes de Francia. Una de ellas era maestra en una escuela pública francesa. Mientras pudo mantener oculta su condición de judía, no fue discriminada, pero a partir de cierto momento su entorno se percató de ello y vivió 15 años de insultos y amenazas. Cuando en 2012 se produjo un atentado antisemita contra una escuela judía en Toulouse, la maestra quiso organizar un minuto de silencio en homenaje a las víctimas. Pero sus alumnos se negaron, argumentando que el atacante había vengado a sus hermanos palestinos. Y sus colegas también opinaban que tampoco se hacía homenajes a los caídos en la Franja de Gaza. Ese fue el detonante de su emigración. Otro inmigrante francés se pregunta: «¿Por qué tengo que hacer crecer a mis hijos bajo esa espada de Damocles, por qué tiene que peligrar su vida solo por ser judíos?». Y le cuenta la anécdota de que cuando llevó el primer día a su hijo de 11 años a su nueva escuela en Tel Aviv, este tuvo un ataque de pánico. El padre pensó que se debía al nuevo ambiente, el idioma desconocido, etc.… pero el hijo le explicó: «En esta escuela no hay ni policías ni soldados protegiéndola». Nunca en su vida en Francia había ido a una escuela sin protección policial o militar.

Diversidad étnica

Adeno Abebe

DCB expresa su admiración por la diversidad étnica de los judíos en Israel y pone como ejemplo a los judíos provenientes de Etiopía. Más de 35.000 falashas viven hoy en Israel. Cohn-Bendit dialoga con Adeno Abebe, un periodista y escritor de ese origen. «Para mí no es demasiado importante si los otros israelies me reconocen como judío. Yo estoy orgulloso de ser quien soy, soy negro, soy judío, soy israelí. Siempre soñé con llegar a Jerusalén. Un par de días después de que llegamos, en 1984, el gobierno decidió cambiar mi nombre. Mi nombre de nacimiento es Adeno, que significa sano, pero las autoridades me dijeron que tenía que cambiar de nombre, que tenía que dejar mi nombre africano y usar uno israelí. Y me pusieron el mismo nombre que a ti, Danny…» «Bienvenido al club», le contesta DCB. Danny – Adeno continúa: «Cuando llegamos aquí no teníamos nada, solo la esperanza. Sueño todos los días que mis cuatro hijos nacidos aquí alguna vez sean aceptados como judíos por el resto de la población. No tenemos un problema educativo o económico, el único problema que tenemos es que somos negros. La primera vez que vi a un blanco pensé que esa palidez denotaba que estaba enfermo. Y hoy, después de 35 años aquí, a veces pienso lo mismo. Por qué el problema de que yo sea negro lo tienen ellos, no yo. «. Para Adeno su identidad judía está íntimamente relacionada con su existencia en Israel, a pesar de que una buena parte de la sociedad no lo reconozca como integrante de la misma.

En compañía de Ofer Bronchtein, DCB visita la escuela Hayarden, en el sur de Tel Aviv. Es una escuela cuyo alumnado en su totalidad consta de hijos e hijas de personas refugiadas o que han pedido asilo en Israel. Mientras concurren a la escuela no pueden ser expulsados del país. Cohn-Bendit mantiene una charla con alumnos y alumnas. Habla en francés con una niña proveniente del Congo, que escapó por las guerras internas de ese país. «¿Te sentís israelí?» le pregunta DCB. «No demasiado», contesta la niña. «Pensé que aquí estaría mi nuevo hogar, que podría ser feliz aquí. Pero muchas veces me miran en la calle como si fuera un animal en el zoológico. Como si fuera algo feo, asqueroso, y odio cuando me miran así. Quisiera que a cada uno lo acepten tal cual es. Lo que me pasa a mí también les pasa a otros. «. En otra clase, Ofer presenta a DCB y explica a los alumnos la condición de refugiado de DCB en su niñez e interroga a los alumnos por sus sensaciones como hijos de refugiados en un país que también se constituyó en buena parte por refugiados de distintos lugares. «Deberían poder entendernos mejor, porque sus familias pasaron por la misma situación.» Otro joven explica: «A los israelíes les va demasiado bien, se han olvidado de lo que han vivido sus padres o abuelos». A pesar del compromiso de los docentes de la escuela con su alumnado, Cohn-Bendit termina afirmando que la sociedad israelí no se diferencia de otras en lo que respecta a su trato a los refugiados. La solidaridad con los perseguidos es ejercida por una minoría; la mayoría es escéptica, indiferente y discriminadora. DCB se pregunta por qué eso le molesta más en Israel que en Alemania o Francia y concluye afirmando que el judío utópico que hay en él tenía la esperanza de que en Israel se desarrollara otro tipo de sociedad. Los alumnos y las alumnas de la escuela se despiden de su visitante cantando «Hatikva».

Israelíes y palestinos

Posteriormente, DCB visita Eli, uno de los asentamientos en la Margen Occidental del río Jordán. Él no quería hacer esta visita y confrontar con fanáticos religiosos, pero su guía Ofer lo convenció de lo contrario. Ambos son recibidos por Laly, una habitante del asentamiento de origen francés. El asentamiento se encuentra prácticamente rodeado de poblaciones palestinas. Laly explica que el asentamiento es una parte del Jerusalem bíblico y que el retorno de los judíos a ese lugar es el retorno a Jerusalem. DCB le pregunta qué la llevó 30 años atrás a establecerse allí. Laly lo explica haciendo la siguiente comparación: «Mirá a los peces en un acuario, no les falta nada, les dan de comer, agua limpia, luz etc.… como también había en Francia para nosotros restaurantes kasher y sinagogas. Pero comparalos con los peces que viven en el mar. Yo vine aquí para ser un pez en el mar. Para mi identidad judía esto es el océano, aquí puedo vivir como tal. Hay peligros en el mar, el agua a veces está contaminada, pero es mi casa. Aquí se escribió el libro que me llevó a venir a Israel, la Biblia. No llegue hasta aquí para vivir en un país cálido, sino para formar parte de la historia de mi pueblo. La historia de mi pueblo ha sido relatada en la Biblia y continúa hoy en el Estado de Israel». DCB la confronta afirmando que la Biblia es una colección de cuentos y Laly le responde: «Quizás sea eso para vos, no para mí». «Pero no es un libro de historia, escrito por historiadores», continua DCB. Para Laly la Biblia es la fuente de su vida y de ella deriva su identidad. Ofer le pregunta entonces si su Alíá no se basa en su sionismo o si tuvo motivos religiosos y Laly le contesta: «Para mí no hay diferencia entre sionismo y religión. No hay contradicción entre el sionismo y la religión. Para ser más exactos, no me gusta el término religión, para mi ser judía es una cuestión de nacionalidad. Es ser parte de una nación, no de una serie de prácticas religiosas. El mejor ejemplo de esto sos vos, Daniel Cohn-Bendit, que ni siquiera estás circuncidado. Pero, de todas maneras, te guste o no, sos judío. » DCB le pregunta si puede entender que el palestino que vive en la población enfrente de Eli piense que le están quitando su lugar, su país y piensa que los asentamientos atacan su identidad palestina. Laly reconoce que puede haber algunos que piensen de esa manera. «El mundo no es perfecto y yo no tengo soluciones perfectas que ofrecer», continúa. «No creo en la existencia de un estado israelí y uno palestino, uno al lado del otro. No hay soluciones perfectas para este conflicto».
DCB visita posteriormente Silwan, un barrio palestino en las afueras de la ciudad vieja de Jerusalem. En este barrio, arqueólogos han empezado a desenterrar la antigua ciudad del Rey David, lo que ha avivado los temores palestinos de una posible anexión del barrio a la parte israelí de la ciudad. DCB se encuentra con Omar, un arquitecto palestino que conoce de Berlín y que es profesor de la Universidad de Al Quds. Omar describe la política oficial de limitar los espacios de los palestinos en la ciudad y a la vez asentar más colonos judíos en su lugar. «Supuestamente los palestinos tienen prohibido ampliar sus casas, no reciben permisos para hacerlo. Entonces lo hacen de forma ilegal, lo que resulta en un diseño urbano caótico y contradictorio, pero a la vez lleno de vitalidad. Construyen especialmente en las fechas de altas fiestas de la comunidad judía, van juntando primero los materiales en forma oculta y cuando empiezan esas festividades, en cuestión de horas o días, llevan a cabo las ampliaciones», afirma Omar.
Los combates con armas y cañones han terminado, pero la guerra sigue, según este arquitecto, en las mesas de planificación urbana de la Municipalidad de Jerusalem. DCB le pregunta si se podría dividir Jerusalén para crear una capital del Estado israelí y una capital para el Estado palestino y Omar le responde: «Con creatividad sería posible. La idea sería en principio crear una autonomía de los barrios palestinos, con su autogobierno y que después éstos tuvieran representación en un consejo general de la ciudad junto a los representantes de los barrios israelíes. Yo ya estuve trabajando en un concepto de este tipo, también con expertos israelíes.» Cohn Bendit finalmente le pregunta: «¿Pensás que los judíos no tienen derecho a estar aquí?» El arquitecto palestino le contesta: «No. Yo conozco la historia y no podemos hacer como si no hubiera ocurrido, no se puede volver al statu quo anterior. Pero personalmente me gustaría que en algún momento los judíos a nivel personal nos dijeran: miren, tras la Shoá teníamos la imperiosa necesidad de un estado propio y no los tuvimos en cuenta, pero ahora llego el momento de sanar las heridas de ambos bandos. Eso sería lo ideal». Inspirado en las palabras de Omar, DCB afirma que todavía tiene la esperanza de una reconciliación en Israel.
DCB se encuentra con 2 madres, una israelí y una palestina. Ambas perdieron un hijo en el conflicto israelí-palestino. Son parte de un grupo mixto que se ha puesto como objetivo superar la tristeza y el odio que se llama The Parents Circle Forum. La madre israelí, cuyo nombre es Robi, explica que son en total 600 familias que han tenido alguna víctima en su núcleo debido al conflicto armado. Continúa explicando que la organización no se creó para compartir abrazos o socializar solamente las penas individuales, sino porque están convencidos que se debe crear un proceso de reconciliación entre las partes. De otro modo, cualquier acuerdo palestino-israelí sería solo un alto el fuego temporal. Robi comenta que cuando unos miembros del ejército le informaron que su hijo había muerto en un checkpoint por los disparos de un francotirador palestino, les dijo: «No los autorizo a matar a nadie para vengar la muerte de mi hijo». Robi relaciona su postura a su origen sudafricano; según ella, ha sido influenciada por las comisiones de verdad y reconciliación que existieron allí tras el fin del apartheid. Bushra, la madre palestina, relata como una amiga en común la llevó a tomar un café a un lugar donde las esperaba Robi. En principio no quería saber nada de hablar con una madre israelí, pero Robi la convenció de quedarse y de que le contara sobre su hijo. El hijo de Bushra murió por los disparos de un francotirador israelí. Finalmente, Robi le mostró fotos de su hijo y eso las llevó a sentirse cercanas, debido a las circunstancias casi iguales por las que habían pasado. Bushra afirma que no hay una guerra religiosa sino una guerra por la tierra. DCB les pregunta si pueden imaginar un estado único para israelíes y palestinos. Robi le contesta que, en un mundo ideal, esa sería la solución perfecta, pero por el otro lado ella piensa en su identidad judía y remarca que debe seguir existiendo un estado judío como lugar de refugio posible para los judíos de la Diáspora. «Yo apoyo una solución de dos estados, nos tenemos que divorciar primero en paz, para poder casarnos eventualmente en un futuro.», concluye Robi.

Noah y el eco

Noa dialoga con Conh Bendit

DCB se entrevista con Noah, la popular cantante israelí. Ella cantó durante la manifestación por la paz en Tel Aviv en 1995, tras la cual fue asesinado Yitzhak Rabin. Desde ese momento, modificó su postura, actúa siempre con artistas palestinos y se niega a hacer conciertos en los asentamientos. Se define a sí misma como sionista, razón por la cual es atacada tanto por la derecha israelí como por el movimiento de Boicot al Sionismo. «Si, creo que el pueblo judío tiene un derecho a la autodeterminación en el Estado de Israel», afirma Noah. Y continúa: «Pero reconozco que para cumplir ese sueño le hemos causado mucho dolor al pueblo palestino. Si ellos nos tienen tanta bronca, debe haber buenas razones. Eso no significa que yo me vaya a ir de aquí. Pero quiero entenderlos para poder construir puentes». DCB le pregunta por qué es tan difícil para judíos sionistas respetar el punto de vista palestino. La cantante le explica: «Muchos judíos viven aun hoy en día con un síntoma de estrés postraumático y una cierta paranoia. Viven con el sentimiento de no ser bienvenidos, estén donde estén. Creen que una mayoría de la población mundial aún nos quiere matar a todos. Según ese pensamiento, cuando se presente la primera oportunidad los árabes y los otros antisemitas del mundo nos arrojaran al mar o terminaremos nuevamente en campos de concentración. Muchos sienten de esa manera y por eso su actitud es absolutamente defensiva y cerrada. Tenemos que defendernos, tenemos que construir muros, tenemos que ser fuertes, eso son los componentes de esta manera de sentir. Y tienen miedo de que ese relato sufra la menor grieta. Debe ser la verdad absoluta, los otros nos odian, solo nosotros somos los justos. Nosotros queremos la paz, ellos no. Creen que si ceden solamente un poquito eso significa regresar a Auschwitz». Y continúa: «Muchos israelíes viven como un conductor de automóvil que constantemente está mirando en el espejo retrovisor. Vas para adelante, pero miras solo para atrás, eso a la larga no puede funcionar. Hay que mirar para adelante, en algún momento la mayoría se dará cuenta. Tenemos que partir de esta realidad actual y avanzar. » DCB la confronta con la siguiente situación: «Imaginate que después de un concierto, se te acerca un alemán y te pregunta: ¿Qué es ser judío?» Noah le contesta: «Le explicaría el significado de la palabra yehudi (judío) del hebreo. Dentro de esa palabra está la palabra hed, que significa eco o resonancia. Entonces yehudi o judío es aquel que siempre busca los significados profundos de las cosas, es una forma de estudiar que se transmite por el idioma, los libros, las tradiciones. Es un eterno buscador cuestionando los fundamentos de su propia religión. Para convertirse al cristianismo alcanza con creer en Dios y reconocer a Jesús como su hijo. En cambio, una conversión al judaísmo requiere de muchísimo estudio, leer infinidad de textos, discutirlos etc. Ser judía para mi es una búsqueda constante de lo profundo, para lo bueno y lo malo. Es una actitud filosófica que a mí me atrae mucho».

“Un Cohen casado con una no judía.»

Cohn Bendit en la Yeshiva

Cohn Bendit reconoce que existe una tradición judía de cuestionamiento de los textos y que quizás esa sea la razón profunda que lo llevó a inmiscuirse en numerosos asuntos. Autocráticamente reconoce: «Mi tendencia a opinar grandilocuentemente es -entonces- la herencia de una tradición milenaria». Es un pensamiento que le divierte, pero cuando piensa en la ortodoxia judía real, se le pasa la diversión. Como todos los pensamientos ortodoxos, la ortodoxia judía le causa miedo. Para confrontarse con sus miedos, DCB concurre a una yeshivá de Bnei Brak, el barrio ortodoxo de Tel Aviv. Y reconoce que sus jóvenes interlocutores le cayeron simpáticos. Intentaron convencerlo de mil maneras para hacer de él un verdadero judío. Bronchtein lo lleva a conocer a Shalhevet, la jefa de redacción de una revista de moda para judías ortodoxas. Y ésta le pregunta: «¿Por qué querés filmar un documental sobre el judaísmo si ni siquiera te has casado con una judía y tu hijo tampoco es judío? ¿Qué es tu judaísmo? » DCB le responde: «Esa es la gran cuestión. No soy practicante, no voy a la sinagoga, pero todo el mundo me ve como judío. De alguna manera me siento conectado. No me puedo escapar de la historia de mi familia. » La redactora le recrimina que ser judío significa un compromiso. Uno no puede un día levantarse y decidir: ahora soy judío. DCB le pregunta si lo quiere excomulgar. Y Shalhevet le contesta que él mismo se ha excomulgado al no haberse casado con una mujer judía. Según ella, él cortó en ese momento su vínculo con el judaísmo. DCB le toma el pelo diciéndole que esa afirmación lo lleva a las lágrimas, y ella le contesta que tiene todo el derecho de llorar por eso. Y le recrimina que también le causa dolor a ella, porque con cada casamiento mixto se reducen las posibilidades del pueblo judío de sobrevivir. Le pregunta si no había suficientes mujeres judías atractivas con las que se pudiera haber casado. Le echa en cara que los judíos han pasado por miles de años de sufrimiento y persecución y ahora aparece el señor Cohn-Bendit y hace lo que él quiere y como a él le parece. Lo acusa de egoísta por ello. La redactora israelí explica que hoy en día el peligro para los judíos no son los progroms sino el egoísmo de muchos judíos modernos, que solo piensan en ellos mismos. Y se percata que DCB es un Cohen, que según la jerarquía religiosa es un grupo superior dentro del pueblo judío, y definitivamente sentencia: «Eso sí que es una catástrofe mayor, un Cohen casado con una no judía.»
DCB reflexiona sobre esto último: » Sí, soy un Cohen, una casta sacerdotal dentro del pueblo judío. Supuestamente eso tendría que haber determinado mi vida respetando ciertos principios de pureza, también en mis relaciones sexuales y la elección de mi pareja. Pero yo no seguí esos preceptos, sino lo que me indicaba mi corazón, y todo esto ocurrió sin remordimientos de conciencia. Al contrario, las reglas de la ortodoxia judía son tan anti-femeninas que me dio mucho placer quebrarlas. »
El “camino justo”, la resistencia, la ocupación y la “trampa”
A continuación, visita el santuario de Raquel, ubicado entre Jerusalem y Belén. Allí se encuentra con Nava, una rabina liberal, comprometida con la defensa de los DDHH. Ella le explica que la tumba de Raquel es un lugar sagrado no solo para los judíos, sino también para musulmanes y cristianos. Nava le muestra que en principio la tumba se encuentra en Belén, en territorio palestino. Pero la tumba de Raquel fue anexada a Jerusalem y está conectada con esta a través de una calle amurallada que divide el territorio israelí del palestino. Nava le cuenta que cuando una muchacha judía ortodoxa tiene 17 años debe estar casada y tener hijos; de lo contrario, es una catástrofe para su familia. Y buses enteros de adolescentes ortodoxas peregrinan a la tumba de Raquel para rezar allí, con la esperanza que ese rezo garantice su fertilidad, para así también encontrar un buen esposo. Cohn Bendit se siente abrumado por la escena y dice: «No me entra en la cabeza, ¿cómo puede ser que los sobrevivientes de los ghettos construyan murallas con alambres de púa para poder visitar sus santuarios?». Pero DCB reconoce que hay otras voces religiosas entre los judíos israelíes y pone como ejemplo a Nava. En diálogo con DCB, Nava le cuenta: «Para mi padre, que conocía todos los textos sagrados de memoria, ser judío significaba levantarse a la mañana con una pregunta y acostarse a la noche con otra pregunta. Significa cuestionarse siempre todo». DCB le pregunta: «Acabamos de visitar los alrededores de la tumba de Raquel, donde se veneran en principio un montón de piedras. ¿No te cuestionas en ese caso tu humanismo judío?» Por supuesto, le responde la rabina y agrega: «El caso de la tumba de Raquel es manipulado por los habitantes de los asentamientos, por la derecha israelí. Y yo me pregunto, ¿cómo puedo hacerle entender a la mayoría de los israelíes que ese camino no es un camino judío? ¿Debe depender nuestra sociedad del culto a los muertos? No, los profetas nos han dicho: ni los rezos ni el templo son importantes. Lo importante son las relaciones humanas. Crear una sociedad justa». DCB le pregunta si se siente conectada emocionalmente con este estado, si esta es su tierra. Nava le contesta: «Sí, es mi tierra como también es la tierra de los palestinos.» Cohn Bendit la interrumpe diciéndole que esa es una definición política. «En la Biblia, Dios le promete a Abraham esta tierra, y describe cómo cuando hay un conflicto entre Abraham y Lot, Abraham le dice: somos hermanos. No deberíamos pelearnos, hay tierra suficiente para cada uno de nosotros. El tema es encontrar un compromiso aceptable para todas las partes», finaliza Nava. Finalmente, DCB le hace una pregunta personal: «Miranos a Ofer y a mí, no practicamos la religión. Como rabina ¿nos considerás judíos?» Por supuesto, contesta la rabina y DCB le repregunta por qué. «El ser humano es un ente autónomo y cada uno puede decidir qué hace y qué no hace. Yo elegí mi camino, mi manera de practicar el judaísmo y de vivir mi identidad judía. Ustedes se tienen que responder personalmente a esa pregunta. Todas las mañanas y todas las noches», explica la rabina. En un monólogo, DCB le contesta a Nava: «Esa pregunta me la hago constantemente y no solo de mañana y de noche».
DCB visita la fortaleza de Masada, al lado del Mar Muerto. Mientras sube con el teleférico, reflexiona que Israel a veces le molesta y otras hasta lo desespera, pero sin embargo no puede rechazar su vínculo con el país. Durante la visita a Masada, relaciona la resistencia de sus habitantes a la de los combatientes del Ghetto de Varsovia. En ambos lugares los judíos resistieron a pesar de que eran conscientes de que iban a morir en el intento. Explica que durante varias décadas los reclutas de las FFAA de Israel prometían simbólicamente sobre la fortaleza que Masada nunca volvería a caer. Cohn Bendit describe su sentimiento ambivalente: «Entiendo que Israel tiene que estar en condiciones de defenderse. Y reconozco que admiré el poderío de Tzahal en la guerra del 67. Recién después de ese conflicto volví a criticar la creciente militarización de la sociedad israelí». «Y hoy en día David se convirtió en Goliat, el ejército de Israel controla la región, ocupa la Margen Occidental del Jordán y defiende a los asentamientos. La ocupación se ha convertido en una trampa. Y nuevamente mis pensamientos nocturnos se confrontan con mis ideas matinales. ¿Cómo salir de este dilema?», se pregunta DCB.

“Nadie se resigna a no tener libertad”

Ami Ayalon

DCB busca un interlocutor válido para que conteste sus preguntas sobre la seguridad de Israel. Y quién mejor para esta tarea que un viejo combatiente. Se encuentra con Ami Ayalon, nacido en un kibutz, ex miembro de grupos comando del Tzahal, alto cargo de la Marina israelí, exdiputado y activista por la Paz; también fue jefe del servicio de Seguridad Shin Bet desde 1996 al 2000. Ayalon le explica: «Nosotros estamos combatiendo en 2 conflictos a la vez. En uno tomamos todas las medidas posibles para defender a Israel de potenciales agresores externos, sean estos estados u organizaciones, que nos quieren expulsar de aquí. Esa guerra la hemos ganado y hemos logrado una gran victoria. Pero alguien se olvidó de decírnoslo. Y entonces estamos combatiendo una segunda guerra que no tiene como fin defender nuestras fronteras de 1967 o respetar el espíritu de nuestra declaración de independencia de 1948. Combatimos para extender nuestras fronteras cada vez más hacia el este. Para establecer más asentamientos y asesinar a todos nuestros enemigos. Esta segunda guerra definitivamente no es una guerra justa.» Cohn Bendit le comenta que tiene la impresión de que a la mayoría de los israelíes no les interesa lo que sucede del otro lado del muro. Y Ayalon le contesta: «Mira, ahora voy a decirte algo horrible. No les interesa porque no sufren. La vida es genial mientras uno no piense en los palestinos. Durante la segunda intifada murieron 1300 israelies, civiles asesinados por el terrorismo en la calle. Los palestinos también perdieron a más de 4.000 personas. Te lo cuento porque en ese momento había una clara mayoría de un 70 a 80% de los israelíes, y números semejantes entre los palestinos, que estaban a favor de una solución de dos estados. ¿Por qué lo apoyaban? Porque estaban sufriendo. » Bronchtein, el acompañante de DCB, le pregunta a Ayalon: «Si tu fueses palestino, ¿estarías a favor de la violencia?», y Ayalon le contesta: «Por supuesto. Cuando combatimos el Mandato británico ¿lo hicimos solo por la vía diplomática? Por supuesto que no». Bronchtein repregunta: «Como palestino ¿tomarías las armas» y Ami Ayalon le responde: «Claro. Y si algún israelí te cuenta otra cosa, te está mintiendo. Porque nadie se resigna a no tener libertad. No se pueden resignar, tienen que pelear por ella». Ayalon le pregunta posteriormente a DCB si él se considera judío y Cohn Bendit le contesta afirmativamente, pero diciendo que no puede explicarle bien por qué. Ayalon responde a su propia pregunta: «Pertenecemos a un grupo que inventó la más grande idea de todos los tiempos. La idea de que todos los hombres son iguales.» DCB le pregunta si la igualdad se restringe a los judíos o se refiere a todos los seres humanos, y Ayalon le responde que es algo valido para todos. «Adán y Eva fueron creados por Dios, eso es algo que nosotros inventamos. Darwin dice que nos equivocamos, pero él no puede dar una explicación ética de la existencia del ser humano. El punto no es si realmente Dios los creó, sino la idea de esa creación divina, porque eso implica que en cada uno de los humanos hay algo de lo divino”. “Me gustaría creerte» afirma DCB. «Pero hay muchos israelíes que no piensan que los palestinos posean esas cualidades que vos describís». Ayalon le replica: «Probablemente hasta sea la mayoría de los israelíes judíos los que no piensan así, y eso es lo que me lleva a estar muy orgulloso de pertenecer a una minoría en esta sociedad. Porque los otros están simplemente equivocados. El punto de vista moral del judaísmo me da la razón a mí y no a los otros.»
DCB reflexiona que, a pesar de los profetas, la ética y la moral judías y la sabiduría de una minoría en Israel, un extremista de derecha asesinó a Rabin en 1995 basándose en los profetas, en el que quizás sea el atentado político más efectivo de los últimos tiempos. Cohn Bendit dice que, desde ese momento, la política de paz de Israel se limita a una continuidad de intentos fallidos. Al visitar el lugar del asesinato, Ofer Bronchtein le comenta: «Después de eso, yo ya no reconocía mi país. Eso no era más mi judaísmo.» «¿Qué es tu judaísmo?», le pregunta DCB. Y Ofer le responde: «Mi judaísmo es universal. Ser parte de una minoría, pero de una minoría universal. En ella se refleja toda la humanidad. Israel es para mí un lugar de encuentro. Yo pude desarrollarme aquí y encontrarme con personas que provienen de 140 países diferentes. Yo mismo soy la suma de identidades diferentes. Soy europeo y tunecino por parte de mi padre, egipcio por mi madre, palestino por mis abuelos descendientes de sefaradíes que llegaron a Hebrón y Jerusalem huyendo de la España medieval. El nombre lo heredé de mi otra abuela, que era rusa. Y estoy casado con una norteamericana, cuyos padres provienen de Bielorrusia y Checoslovaquia. El día que analicemos el ADN de mis hijos, nos vamos a encontrar con la mezcla más mestiza posible. Y cuanto más mezclados estemos, más felices seremos. Ser judío es para mí ser una mezcla mestiza. Hoy existe aquí una simbiosis peligrosa de religión y nacionalismo. Hemos visto en la historia lo que pueden ocasionar religión y nacionalismo cuando se unen. Eso lleva al fascismo. El grupo al cual el asesino de Rabin se vanagloria todavía hoy en día por lo que hizo. Si ese grupo llega al gobierno, voy a devolver mi pasaporte israelí. Eso significaría que me han quitado mi Israel y mi judaísmo. Ahí yo ya no puedo participar más. »

Herencia

Sobre el final del documental DCB retoma el dialogo ficticio con su madre que le dice: «Dany, si buscas tu esencia judía no tiene sentido que solo la busques en Israel. Sí, Israel es y será el lugar elegido para muchos judíos, pero no para vos. Durante mucho tiempo renegaste de tu condición de judío y eso te llevo a conservar algo quizás único: tu manera de vivirlo o no vivirlo se basa en la memoria de tus mayores y en lo que ellos te transmitieron sobre por qué eran judíos. Tus sentimientos, tus miedos son el reflejo de esa herencia. Y también tu compromiso con los DD.HH. » Y DCB le responde: «Quizás estamos decepcionados con este país porque teníamos expectativas desmesuradas puestas en él. Sufrimos los peores crímenes de la historia de la humanidad, pero eso no nos convirtió en mejores seres humanos. El judaísmo es un desafío intelectual al mundo, no una realidad concreta» Y cita al autor israelí David Grossman: «Un judío es un ser humano cuyo único hogar es aquel en el que está rodeado de aquellos que lo quieren, siempre está dispuesto a cortar raíces y a irse, pero la pregunta es adonde «.
DCB filma en Frankfurt a su hijo Bela, que en su tiempo libre es entrenador de futbol y trabaja con niños y niñas del club Macabi de Frankfurt. El hijo de Cohen Bendit se mueve con absoluta naturalidad dentro de la comunidad judía de Frankfurt, algo que el padre nunca ha hecho. Macabi es para el hijo de DCB más que un club deportivo, es una comunidad, también integrada por no judíos. Bela se ha casado con Johanna, una mujer de Frankfurt de origen eritreo. Y un viernes a la noche invitan a los respectivos padres a cenar. Johanna está a punto de dar a luz al primer nieto de DCB, Elio Cohen Bendit. DCB se pregunta: «¿Cuál de sus muchas identidades asumirá mi nieto? Eritreo, ortodoxo, católico como la familia materna o quizás cristiano evangélico como la abuela paterna, ¿ateo o quizás si judío como yo? Elio, vos tenés la elección. Sabbat Shalom.».

* Schlamassel: problema muy difícil de solucionar.