Llamativas correlaciones entre Ucrania, Argentina e Israel

Todo está iluminado: coincidencia de la postverdad en el marco del ocultamiento de la historia

Ucrania, un país con cierta impronta de antisemitismo -que recibió a las tropas nazis como una salvación de su ocupación por parte de la URSS-, ahora hace lo propio ante la influencia rusa pero con un presidente electo de origen judío, Volodymyr Zelensky, un abogado devenido en actor popular de la televisión, que garantiza un vuelco hacia Occidente. Existe una preocupante correlación entre la política de baja intensidad, la corrupción y el quiebre de la representación de la región -que fue epicentro del Imperio Jázaro- con la Argentina, donde el gobierno de Macri puso de relieve el incumplimiento de su palabra desde el primer minuto de su mandato. También con Israel, donde un Netanyahu procesado por casos de corrupción satisface las demandas de grupos ultraortodoxos, quienes pueden reproducir otro sisma que ponga en jaque mate al país mismo.
Por Gustavo Lázaro Lipkin

Everything is Illuminated (Una vida iluminada o, Todo está iluminado), es una película dirigida por el actor Liev Schreiber (Fading Gigolo, W. Allen; Defiance, E. Zwick), basada en el libro homónimo del autor Jonathan Safran Foer (2002), que narra en torno de comedia, sobre el conveniente olvido del gueto de Trochinbrod (Ucrania). Al igual que su par en Budapest, su historia permaneció oculta, primero por los colaboracionistas ucranianos, después por Polonia en la postguerra y bloque soviético.
El lenguaje de la película puede aparecer desopilante, narra la relación entre un joven estadounidense que vive en un pasado melancólico, siendo su única función coleccionar objetos de su familia y de su pasado judío y, por otro lado, de Alexander, un joven ucraniano que vive un presente permanente, en el medio, su padre y su abuelo, éste ciego por elección y aquel un típico producto de la URSS.
Ucrania, epicentro del Imperio Jázaro, posee una dualidad entre dos posturas, pertenecer a Occidente o, bien a Oriente, una u otra posición marcaron su historia, la primera la hicieron germanófila, tanto en la Primera, como en la Segunda Guerra Mundial, siendo un pueblo eslavo, con una cultura antisemita a ultranza, por oposición al predominio que la Unión Soviética y ahora Rusia ejerce sobre sus riquezas.
La caída del kaganato jázaro está muy vinculado a las invasiones bárbaras de Rusia, provenientes del occidente del Mar Negro, actual territorio de Ucrania. Esa misma zona de conflicto, genera y generó tensiones entre la intención rusa de formar parte de Europa Occidental, como de manejar esa llave que es el Volga y el Mar Negro.
Esa misma tensión que se verifica en la guerra declarada por Rusia por el control de Crimea (sector oriental del país), es la misma que acaeció en la Baja Edad Media, cuando Jazaria obtiene su mayor extensión geográfica, que iba desde el Mar Caspio, hasta la parte occidental del Mar Negro, actual península de Crimea por el sur y hasta Kiev por el norte. Es decir, ocupa las dos zonas actuales de conflicto.
En este contexto, mientras que, en la Segunda Guerra Mundial, Ucrania recibió a las tropas alemanas y sus inefables SS, como una salvación de su ocupación por parte de la URSS, ahora años después hace lo propio pero con un presidente de origen judío, un abogado devenido en popular actor de la televisión: Volodymyr Zelensky que garantiza una mayor representación política y un vuelco hacia occidente en contra de sus vecinos del oriente.
Es decir, es un país, exnazi y con historia antisemita, que tiene un primer ministro y presidente judío, que rememora los conflictos históricos.
Si bien, ese adjetivo, “judío”, es trivial a estas alturas, ya que Zelensky garantiza la oposición a dos factores: a Rusia y en contra de la clase política tradicional, que fracasó estrepitosamente dejando un país empobrecido, con alta inflación, sometido al Fondo Monetario Internacional y, por tanto, híperendeudado y cruzado por la corrupción.
Con relación a Rusia, se repite la historia melancólica de Kiev, donde cualquier intento que se le oponga cae bajo su poderío militar, tal y como ocurrió con aquel proyecto de kaganato de Jazaría.
Respecto de la corrupción de la clase política tradicional, no es más que la suma de engaños y malversación de voluntades que casi todo Occidente viene padeciendo.
Si lo comparamos con Argentina, el caso es casi calcado. Un obrero promedio en Ucrania, que puede trabajar, gana unos 300 euros, es decir, una suma de 336 dólares, unos $a 14.300.
En el caso de la inflación, Ucrania en 2018 alcanzó al 18%, siendo la más alta de Europa, en tanto que en la Argentina se calcula en el orden del 47%, en permanente ascenso.
La política tradicional, en estos países periféricos, se caracteriza por su divorcio entre sus promesas y las decisiones que adoptan, creen que cumplir con las promesas electorales o con un protocolo es una forma de populismo.
Consideran que las fuerzas del populismo, de derecha o de izquierda, rememoran a las viejas doctrinas fascistas o estalinistas, que fueron brutalmente corruptas y llevaron adelante protocolos para mantenerse en el poder que concluyeron en grandes genocidios.
Por tanto, consideran que el contrato moral de representación está garantizado por el mantenimiento de la democracia como sistema de toma de decisiones por mayorías.
Si bien en Europa el voto es voluntario en su gran mayoría, Argentina mantiene un sistema de voto obligatorio, sin mucha presión coactiva, pero que sublima a través de considerar como emitido a todos los efectuados, de modo tal que los cargos se ocupan proporcionalmente. Es decir, si vota efectivamente un 70% del padrón, igualmente se atribuyen la totalidad de los cargos de modo proporcional y como si en realidad hubiera votado el 100% del electorado. De este modo hay pleno empleo para la política, ya que todos los cargos se reparten, pero siempre queda la pregunta de ¿A quiénes representan?
De este modo, no existe obligación moral ni deber jurídico entre el representante y representado, ya que aquel es un sujeto activo de protección democrática y éste es un sujeto pasivo. Los sistemas de democracia directa o participación ciudadana no son vinculantes para los salvadores de la democracia.
En este sentido, se votan candidatos como el abogado Zelensky, ya que la promesa de anticorrupción y mejora de la economía se cumple bajo cualquier circunstancia, mientras que su par en la Argentina, ante su fracaso estrepitoso se enreda en su alter ego populista gobierno de Néstor y Cristina Kirchner (2003-2015).
El gobierno de los Kirchner tuvo un muy fuerte vínculo con el judaísmo, de hecho, hasta gobernó, por ausencia de la presidenta Cristina Fernández, la senadora Beatriz Rojez de Alperovich, una mujer judía (16/5/2012). Este maridaje se rompió con el oficialismo de la comunidad sustancialmente con la firma del Memorándum con la República de Irán.
La fuerza antipopulista de Mauricio Macri no pudo si quiera cumplir con sus objetivos mínimos en materia institucional y económica, su visión elitista y de gobierno de amigos chocó con el andén de la realidad.
Los vínculos del gobierno de Macri con el Bloque Unido Ortodoxo, colocaron un presidente de la AMIA; el manejo de la DAIA; el actual presidente de la Corte Suprema de Justicia; todos unidos en mantener la política cambiante de su gobierno y su “Jefe de Gabinete” (cargo que intentó emular a un primer ministro) sobre cómo juzgar el tratado que se firmó con Irán, la muerte de un fiscal que lo denunció y el futuro de las causas por traición que se llevan a cabo en la Justicia Federal en contra de Cristina Fernández de Kirchner.
El gobierno de Mauricio Macri y sus muchos funcionarios, con su primera hiperinflación de cargos en el Estado, a tal punto que en la ciudad capital y la principal provincia de la Argentina, no podía encontrar a quien poner en su estructura administrativa.
Aumentó la cantidad de ministerios, secretarías, direcciones nacionales y demás cargos inferiores: coordinaciones, direcciones comunes, jefaturas, gerencias, etc., en proporciones nunca vistas.
Colocó en cargos sensibles a sujetos vinculados con bancos, corporaciones financieras internacionales, personajes que formaban parte de consultorías que antes trabajaron para la Ciudad Autónoma de Buenos Aires -que tiene el mayor presupuesto por cápita casi de América Latina-, corporaciones inmobiliarias, socios comerciales, que llevaron al país a su quiebre, ya que sus intereses eran superiores a sus intenciones de transparencia.
Aumentó considerablemente la inflación que recibió, contrató auditores, consultores y empleados a granel para realizar funciones propias de la administración centralizada y descentralizada. Después en un intento de mostrar otra realidad, rebajó varios ministerios a un esquema de “Secretarías de Estado”, manteniendo prácticamente el festival de cargos jerárquicos, pensado que la gente creería que redujo su cantidad en un esfuerzo de austeridad del Estado Nacional.
Toda su política consiste en solapar eufemísticamente las palabras para que denoten y consignen ficciones que, en la realidad semántica, son otra cosa: su propio beneficio y la complicidad de la sociedad.
Sus manejos financieros enriquecieron a corporaciones financieras internacionales, endeudaron al país, empobrecieron a su población, inclusive a aquellos que habían confiado o, tenían expectativas en él.

 

Ucrania, Argentina… e Israel y Judá
En Ucrania, Zelensky viene por fuera de la política, y es una esperanza para lograr una democracia realmente representativa e institucional.
En el caso de Israel, con una economía en expansión, con récord de patentes de invención, gran desarrollo agroindustrial, su mano dura tiene en línea a sus vecinos garantizando una tensa seguridad.
Si en algo se diferencia Netanyahu de su par Macri, es que es una garantía del status quo, y ello vale más que sus denuncias por corrupción vigentes.
Netanyahu cumple con su política segregacionista de convertir a Israel en un Estado Teocrático, más parecido a Irán que a Europa Occidental, y es visto como un político que cumple con sus promesas electorales. Prometió una Jerusalén capital unida, un Israel grande y santo, ya que hoy en día dejó de ser la garantía de la judería internacional de impedir otro holocausto: ahora lo es de un modelo de judaísmo (el ortodoxo) que de modo secular se impone sobre las otras corrientes (Conservadora o Masorty y Reformistas).
Quizás la política instaurada en Israel debiera ver la historia de la división de los reinos de Israel y Judá. La Tierra Prometida se dividió de norte a sur (Israel y Judá), habiendo desaparecido la primera y quedado la segunda unida a los fenicios y posteriormente siendo invadida por Babilonia.
De hecho, el reino de Israel unido perduró solo en los reinados de Saul, David y Salomón. Después, en el año 928 ac., muerto éste su hijo Roboam pretende sucederlo en el trono pero la gran mayoría de las tribus (10 por sobre 12) optaron por no reconocer esa sucesión, produciendo la ruptura definitiva. Israel tuvo avances hacia el politeísmo con la colocación de becerros de oro y del dios Baal En cambio, Judá fue más ortodoxo.
Israel desapareció después de las invasiones asirias, mientras que Judá perduró hasta el año 586 de la vieja era, en que es invadido por Babilonia.
En el caso de Jazaria terminó cayendo y desapareció con la caída de Kiev en manos de la unión entre los pueblos eslavos y los bárbaros del Rus por un lado, y Bizancio por el otro.
El profundo odio profesado por sus vecinos hacia los jázaros era por notable superioridad cultural y política, la incorporación de límites al poder de los kaganes, la organización de un Estado que era más que un individuo en particular o un emperador y ser el producto cultural de una religión monoteísta extrema, ofreció como consecuencia esa reacción.
Israel, Judea, Jazaria, tienen un denominador común, la idea de libertad bajo el imperio de la ley y la tolerancia hacia otros pueblos, pero cuando se abandonaron estos principios, devino su destrucción.
En el actual Estado de Israel, el gobierno de un individuo acusado de corrupción contraría la idea del octavo y noveno mandamiento: no robarás y no levantarás falso testimonio. Las acusaciones en su contra parecen chocar con la eficiencia administrativa del país que conduce: tratos de Netanyahu con empresarios adinerados, entre ellos un productor de películas en Hollywood, y directores de medios israelíes, como el dirigente del mayor conglomerado de telecomunicaciones del país a los que su gobierno efectuó favores públicos a cambio de protección mediática.
De este modo, hay una correlación entre política de baja intensidad, corrupción y quiebre de la representación en los tres casos vistos. En la Argentina, el gobierno de Macri puso de relieve el incumplimiento de su palabra desde el primer minuto de su mandato, ejerciendo una política a través de redes sociales; cooptación de medios masivos, tanto de centro como de derecha: pago a consultoras económicas y políticas a través de las cajas de las secretaría del Estado y, en muchas circunstancias, directamente entregándoles los ministerios, un beneficio a favor de los empresarios y en contra de trabajadores, cuentapropistas y empresas pequeñas; una clara política financiera para manejar la economía sobre la base del endeudamiento; y un discurso por oposición al mal que hasta ahora lo benefició.
En el caso del presidente de Ucrania, lo caracteriza una prédica anticorrupción y la política representativa que tiene un final abierto, que promete, una vez más mirar a Occidente y evitar a Rusia.
En el caso de Bibi, el cumplimiento de su palabra a favor de los grupos ortodoxos que los mantienen en su poder es equivalente a reproducir otro sisma que ponga en jaque mate al país mismo, pero cubierto desde lo mediático, beneficiado por las variables internacionales y económicas, promete ser eterno, salvo que se rompa la división de poderes que hizo al país que maneja grande.
La trama del libro de Zofer: Todo está iluminado, consiste en un coleccionista que busca en Ucrania la atemporal verdad, el pasado melancólico y oculto en sombras por una sociedad que prefirió olvidar hasta que su pasado le explotó en la cara una vez más (la tensión Oriente y Occidente). Las matanzas eslavas, al igual que la mítica Jazaria, son el pasado y el presente y, su superación, posiblemente el futuro. Cuando el pasado se ilumina con la verdad todo se ve más natural, no hay medios espurios que se especializan en ocultar lo acontecido, propaganda que garantice la mentira o las falsas antinomias que benefician sus protagonistas y lapidan al resto.
En el libro y, su versión cinematográfica, Jonathan, un norteamericano que busca su destino, encuentra a Alex, que en su presente permanente está con su abuelo, que se quedó en el tiempo del miedo tan paralizante que lo desvió de su grupo, ocultó su identidad y, a pesar de estar vivo, siempre estuvo muerto. Ese hombre anciano, olvidado, triste y aterrorizado por los soviéticos, los nazis y los ucranianos, encontró su futuro al reconocer su pasado, el cual murió con él.
En la iluminación, Trochinbrod dejó de ser un no-lugar, para convertirse en una lápida de cinco mil personas ejecutadas por el Estado ucranio y las SS Alemanas.
Pero como de la nada no se puede predicar ni verdad ni falsedad, la desaparición de la historia fue la estrategia, al igual que lo hace el reelecto premier de Israel, el presidente de la Argentina y, la política derrotada frente a los medios en la actual Ucrania.
Todo está iluminado, una esperanza.