La Argentina le reclamó a Paraguay que retire a su embajador en Buenos Aires, Orlando Fiorotto, por actuaciones que lo involucran con violaciones a los Derechos Humanos durante el régimen de Alfredo Stroessner.
Los diarios en Asunción reabrieron el caso al referirse al desarrollo de la primera audiencia pública internacional de la Comisión Verdad y Justicia de Paraguay que se efectuó en Buenos Aires. Durante el encuentro se mencionó que Fiorotto fue delator del régimen de Stroessner cuando encabezaba la Mesa Coordinadora de Estudiantes Nacionalistas de Derecho y Notariado.
Además se menciona que el actual embajador participó activamente en la persecución en Asunción contra el poeta nacional Elvio Romero en su regreso del exilio.
El diario paraguayo ‘La Nación’ dice que un funcionario que participó de la reunión que los cancilleres Jorge Taiana y Leila Rachid mantuvieron en Buenos Aires, confirmó que el ministro argentino transmitió el pedido de la administración de Néstor Kirchner para que Paraguay retire a Fiorotto.
Hasta ese día, los cuestionamientos al embajador no habían trascendido públicamente en la Argentina. De todos modos, la Cancillería estaba en conocimiento del tema por los informes que habían llegado desde la representación en Asunción.
Por su parte Fiorotto Sánchez publicó en dos diarios paraguayos una solicitada para «aclarar» el tema.
«Es norma inherente al decoro diplomático no honrar una injuria refutándola en modo alguno. Mas toda regla tiene excepciones», empieza el embajador. Luego dedica varios párrafos para desestimar la acusación que le han hecho: «Ser delator del stronismo en mis años de estudiante».
Enumera entonces, «a mucha honra», que su nombre no figura en los Archivos del Terror; que no hay en la justicia acusación alguna en su contra y que sus «modestos aportes han merecido el reconocimiento de figuras emblemáticas como la de Martín Almada», quien descubrió los Archivos del Terror.
Fiorotto fue apoderado del partido oficialista durante la campaña presidencial de Duarte Frutos, consejero en Yacyretá y ministro del Interior.
«Y si algo hemos de aprender de estos agrios incidentes que pretendieron empañar la audiencia pública de la Comisión de Verdad y Justicia […] es que debemos preservar estos esfuerzos reparadores de la voracidad de los inescrupulosos que buscan su cuarto de hora de notoriedad aun a costa de aquellas cosas que, como el honor de las personas de bien y la búsqueda de la verdad histórica de una Nación, están revestidas de un carácter casi sagrado», dice también el texto.
