El cineasta neoyorquino Sandi Simcha DuBowski pasó más de cinco años realizando el documental, que fue filmado en Estados Unidos, Reino Unido e Israel. En su opinión, algunos de sus personajes corrieron grandes riesgos al acceder a aparecer en la película.
«Varias de estas personas están casadas y sus esposos o esposas no saben que son homosexuales y mucho menos que toman parte en un documental. Los mostramos como siluetas debido al enorme riesgo que corren si se supiera en sus comunidades que son homosexuales», explicó el director.
Sentimientos reprimidos
Los judíos ortodoxos que asumen públicamente su homosexualidad pueden ser rechazados por sus familiares, expulsados de las sinagogas y, frecuentemente, obligados a someterse a controvertidas terapias de conversión, destinadas a transformarlos en heterosexuales.
«Temblando ante Dios» ha recibido numerosos premios en festivales, antes de su estreno de taquilla.
Uno de los entrevistados es David, un judío ortodoxo de 35 años de edad que vive en Los Angeles, Estados Unidos, quien cuenta sobre los esfuerzos que ha realizado durante años para reprimir sus sentimientos homosexuales. David describe cómo ha rezado, se ha castigado con una liga elástica en la muñeca, se ha mordido la lengua y, aconsejado por un rabino, incluso ha comido higos para controlar sus impulsos sexuales.
Terapia de conversión
El documental lo sigue mientras viaja a encontrarse con la primera persona a quien le dijo que era homosexual, un rabino a quien conoció veinte años atrás. Al principio, el rabino le sugirió que se sometiera a una terapia de conversión, creyendo que ésta cambiaría su orientación sexual. En el filme, el rabino admite que quiere a David como judío pero que no aprueba su homosexualidad. Ejemplos como éste muestran el abismo que existe entre los rabinos ortodoxos y los homosexuales de sus comunidades.
Vida secreta
Otra secuencia trata sobre «Devorah», el nombre ficticio de una judía ultra-ortodoxa de Israel, quien lleva dos décadas casada y vive en una constante angustia por el dolor que le podría causar a su esposo, si éste se enterara de su vida secreta. Muchos de los entrevistados parecen tratar desesperadamente de conciliar su identidad sexual con su fe.
A pesar de que la comunidad ortodoxa puede ser extremadamente punitiva contra los homosexuales, DuBowski encontró que muchas de las personas que entrevistó tenían la determinación de mantener sus compromisos para con su religión.
«Hay una verdadera belleza, riqueza y sabiduría en esa tradición, como descubrí al reunirme con homosexuales jasídicos y ortodoxos de todo el mundo. Ellos sienten que mutilar la espiritualidad para salvar su sexualidad es como cortarse el brazo izquierdo para salvar el derecho», añadió DuBowski.
Críticas
El filme ha sido criticado por algunos judíos ortodoxos, quienes plantean que no muestra que los homosexuales se pueden convertir a la heterosexualidad, lo que les permitiría coexistir con su fe.
El realizador se opone a este tipo de argumentos. «El documental ha recibido algunos ataques, que se basan en la premisa de que la homosexualidad es una enfermedad mental y que todo el mundo se puede curar», explicó.
«Lo que tratan de plantear es que hay una terapia reparativa que posibilita la cura de los homosexuales. La Asociación de Psiquiatría Estadounidense ha asegurado que la terapia reparativa no funciona y existe un gran debate entre los profesionales de la salud mental sobre si la homosexualidad es algo que se puede curar o no».
Altas y bajas
Aunque «Temblando ante Dios» muestra la angustia de varios judíos ortodoxos homosexuales con cierta profundidad, no ofrece ejemplos de ninguno que haya logrado reconciliar su sexualidad con su fe. Parece ser una lucha llena de temor, confusión e incertidumbre. El filme abarca mucho, pero no explica por qué tantos judíos ortodoxos homosexuales son tan dependientes de la aprobación de su familia, los rabinos y el establecimiento religioso.
Lo que parece importarle a DuBowski es que ha hecho un filme que, por lo menos, ha despertado el debate de la comunidad ortodoxa sobre un tema que ha ignorado durante mucho tiempo. El cree que su documental ha ayudado a romper el silencio y a sacar a los homosexuales ortodoxos de su aislamiento.
«Existe mucho dolor y sufrimiento entre los homosexuales ortodoxos y sus familias, rabinos y comunidades». «Tengo mucha esperanza de contribuir con este filme a mitigar ese dolor y a ofrecer un espacio a esas personas, para que no exploten hacia dentro» manifestó.