Un doble estándar para el terrorismo

En que se equivocó Yair Lapid acerca de Barghouti

En una editorial del Times of Israel, Yair Lapid, presidente del partido Yesh Atid, condenó al New York Times por publicar una nota de Marwan Barghouti sobre la huelga de hambre que lleva en prisión. Los autores de esta columna asumen que Lapid conoce acerca de Israel y la historia mundial, pero de no ser así, “nos gustaría recordarle que los ex terroristas a menudo se han convertido en importantes líderes de paz de sus países”.
Por Daniel Bar-Tal e Ilan Baruch *

Puede haber leído sobre el papel de Jomo Kenyatta en Kenia, Nelson Mandela en Sudáfrica, Martin McGuinness en Irlanda, Sukarno en Indonesia y muchos otros. En cuanto a la historia de nuestra propia lucha por la liberación en Israel, todos sabemos acerca de la contribución de Yitzhak Shamir y Menachem Begin al establecimiento del Estado de Israel. ¿Lapid no recuerda que Shamir y Begin fueron perseguidos por la policía del Mandato británico como peligrosos terroristas? Todos estos individuos usaron el terrorismo para luchar contra la ocupación subyugante. Sus tácticas incluían el asesinato de personas inocentes, niños y mujeres. Y todos ellos fueron llamados terroristas por la potencia ocupante.
El terrorismo ha sido llevado a cabo por casi todas las naciones que lucharon por su independencia. Norteamericanos, vietnamitas, argentinos, mexicanos, polacos, checos, yugoslavos, franceses, judíos, sin excepción. En todos los casos fueron llamados terroristas por los ocupantes y aquellos involucrados más tarde se convirtieron en líderes políticos reconocidos. Por otra parte, los terroristas son siempre venerados por sus compatriotas como luchadores por la libertad que lucharon junto con ellos para alcanzar objetivos nacionales. Después construyeron monumentos para ellos, y nombraron calles en su honor. Las calles de Ramat Aviv Gimel, donde vive el Sr. Lapid, conmemoran a Dov Gruner, Meir Nakar y Eliezer Kashani, los más reverenciados luchadores por la libertad de Israel, que sacrificaron sus vidas por nuestra liberación y fueron condenados por las autoridades británicas como notorios terroristas. Y fueron todos colgados en la horca.
El otro lado de la moneda es revelador. Todas las potencias coloniales u ocupantes, al negar la autodeterminación y la independencia a los movimientos de liberación en lucha, culpan a los luchadores por la libertad de terrorismo, incluso si usan medios no violentos. Tome el estudio más elemental de historia y le mostrará que las potencias ocupantes tratan primero de impedir y luego toman represalias contra cualquier demostración de resistencia violenta o no violenta. También desarrollan narrativas que racionalizan la ocupación y nunca hacen concesiones a los movimientos de resistencia, temerosos de que cualquier apaciguamiento socave los intereses de la potencia ocupante. Finalmente, el opresor articula las narrativas de los medios de comunicación que defienden políticas de subyugación para deslegitimar a sus adversarios como terroristas salvajes que están tratando de destruir su Estado y su pueblo.
El caso israelí no es diferente. El gobierno actual, con la ayuda de los líderes de la oposición, desmitifica constante y sistemáticamente a los palestinos en general y a sus líderes en particular. Esta política indica una negativa a emprender el camino hacia la paz. Esta retórica contrasta fuertemente con los discursos de líderes como el Primer Ministro Yitzhak Rabin que eligió el camino de la paz. «Tenemos dos maneras de convivir con nuestros pueblos y países árabes vecinos: continuar la guerra, la violencia y el terrorismo; o buscar y tratar de provocar un cambio en las interrelaciones, para lograr la paz. Decidimos tomar un riesgo calculado por la paz desde un punto de vista de fuerza, confiando en nosotros mismos «(Rabin, 30 de octubre de 1994). Tenemos que recordar que a través de muchas décadas la OLP fue comparada con lo peor de lo peor -los nazis- para deslegitimarla hasta que de repente la retórica cambió.
Marwan Barghouti es considerado un líder de la Primera y Segunda Intifadas. Barghouti en un tiempo apoyó el proceso de paz, pero más tarde se desilusionó con la forma en que procedió, y después del año 2000 se convirtió en un líder de la Intifada de Al-Aqsa en la Ribera Occidental. Israel lo acusó de fundar las Brigadas de los Mártires de Al-Aqsa e intentó asesinarlo en 2001. El misil golpeó el auto de su escolta, matando al guardaespaldas. Barghouti sobrevivió pero fue arrestado por soldados de la unidad Duchifat que, el 15 de abril de 2002, se acercaron al edificio donde estaba ocultados en una ambulancia (no exactamente una táctica legítima).
Barghouti fue condenado varios meses más tarde en un tribunal civil por cargos de asesinato e intento de asesinato derivados de los ataques perpetrados por las Brigadas de los Mártires de Al-Aqsa contra civiles y soldados israelíes. Pero incluso en la cárcel es considerado por muchos palestinos como un héroe y poderoso líder de su nación.
Este es exactamente el caso de otros líderes que hemos mencionado anteriormente, incluyendo los judíos. Todos eran terroristas según su definición seca, pero finalmente todos se convirtieron en estadistas respetados. En la mayoría de los casos, fueron las potencias ocupantes quienes quisieron llegar a un acuerdo y entendieron que era hora de cambiar la mentalidad para detener el derramamiento de sangre. Netanyahu, como líder impulsado por ideología, prefiere el «Gran Israel» y la expansión de los asentamientos judíos a las posibilidades de paz que requieren grandes compromisos. Por lo tanto, está afilando su retórica para escalar el conflicto.
Liderar una nación desde una generación de humillante subyugación hacia la autodeterminación a través de la obtención de independencia política requiere el liderazgo de una persona que tenga las credenciales de auto-sacrificio que vienen a través de haber sido un luchador por la causa. Sin esta credibilidad, un líder de liberación no puede convertirse en un plausible negociador de paz y estadista. Para Israel, la emergencia de un Estado vecino de Palestina es esencial. Sin el cual nunca experimentaremos la paz y la reconciliación, requisitos fundamentales para la existencia del Estado judío en el Oriente Medio. Marwan Barghouti tiene el potencial de convertirse en el máximo líder palestino para la construcción de paz, porque a los ojos de la sociedad palestina, sus credenciales de luchador son impecables.
El uso del terrorismo en nuestra opinión es una de las formas más despreciables de violencia. Pero condenamos el doble estándar que aplican los políticos y las naciones -incluyendo a los líderes israelíes, incluyendo a Yair Lapid, que debería haberlo sabido mejor- que insisten en que nuestro terrorismo es una lucha legítima para alcanzar objetivos nacionales, mientras que su terrorismo es un uso inaceptablemente brutal de violencia.

* Daniel Bar-Tal es profesor emérito de psicología política e Ilan Baruch es embajador retirado
Fuente: Times of Israel – 27/4/2017
Traducción: Isaac Roberto Faur