Fuertes conflictos internos

Entre ayer y hoy

El actual momento político israelí está signado por una creciente tensión entre el gobierno y la oposición, a lo que se suma el aislamiento internacional, profundizado por la insistente estrategia anexionista del Likud y los partidos de la derecha ortodoxa y nacionalista que hegemonizan el gabinete gubernamental.
Desde la izquierda se define la gravedad de la crisis como inédita y excepcional. Pero, una mirada crítica del pasado, nos enseña que ya desde sus inicios, el joven Estado se debatió en conflictos intestinos y exteriores, tan o más álgidos que los del presente.
Por Moshé Rozén, desde Nir-Itzjak, Israel

Hace sesenta años, por ejemplo, el primer ministro era una figura fundacional: David Ben Gurión, líder indiscutido de la mayoría laborista (a diferencia del actual premier, Benjamín Netanyahu, cuyo dominio, tanto partidario como estatal, es desafiado constantemente por miembros de su propio gabinete).
Sin embargo, la coalición que asumió en noviembre de1955, entró en crisis en diciembre de 1957, cuando Ben Gurión presenta su renuncia, a raíz de un controversial acuerdo armamentístico con la República Federal de Alemania. Ben Gurión, respaldado por Dayan y Peres, no admitió las críticas que aquel vínculo con Bonn, luego de la hecatombe nazi, suscitó en la franja izquierda del laborismo.
La fractura del frente parlamentario tuvo, asimismo, otros motivos de ruptura: a fines de octubre de 1956, estalló la Guerra de Sinaí: Israel respondió a hostilidades promovidas desde Gaza -controlada por Egipto- y a la nacionalización del Canal de Suez por parte de Nasser, con una amplia ofensiva, coordinada por Ben Gurión con Francia y Gran Bretaña, potencias coloniales de aquella época.
Esta alianza despertó el disenso con sectores que, años antes, quisieron ver en la Unión Soviética el sustento internacional de Israel.
El fuerte liderazgo bengurionista en los años ‘50 del siglo pasado acusa, a su vez, en el campo interno, los embates provocados por las concesiones a la minoría religiosa ortodoxa.
Los dilemas de 1956 en relación a la trama étnica y social del país: religiosos-ortodoxos y laicos, inmigrantes occidentales y afroasiáticos, ciudadanos judíos y árabes, se suman, entonces, a la problemática de las fronteras y a la sombra de los campamentos de refugiados.
La estrategia pendular sobre resolución bélica o diplomática de los conflictos regionales, como la oscilante política en el terreno interno, tienen hoy aguda expresión por la conformación partidaria del actual gobierno, pero ya se perfilaban, con dramática nitidez, en la década inicial.