Atentado en Tel Aviv

Ivet el terrible entró en funciones: Y ahora, ¿qué facciamo?

Inimaginable. Pero a pesar del sangriento atentado que ejecutaron dos palestinos trajeados a la italiana en pleno corazón de Tel Aviv, con sus trágicas consecuencias, los analistas y gran parte del público telavivense, no el desaforado de Jerusalén con sus llamados, en estos casos, a “muerte a los árabes”, no logran ocultar cierta sonrisa. Pero es así .Cuando ven los ojos, otrora con cierto destello demente, del flamante ministro de Defensa de Israel, Avigdor “Iivet” (que apodo Dios mío) Liberman, desorbitados, como preguntado: “Y ahora, ¿qué hago?”.
Por Guga Kogan

A gatas, los jovenzuelos de la prensa, que nunca fueron arrojados en sus preguntas capciosas a los políticos (sólo a los de derecha, porque a los de izquierda se atreven un poco más y con tonito burlón), hacen mutis y no lo preguntan al aguerrido y combativo ministro, ahora, ante semejante atentado: “Jefe, ¿qué pasa con Annía (el capitoste de Hamas en Gaza), que Vd. prometió que en 48 hs. en el puesto, ‘lo liquido, si no me entrega los cuerpos de dos soldados que quedaron desde la Operación Rocafuerte?. Llegó el momento, no le parece de cumplir promesas, electorales y lanzadas desde la Oposición’”.
Pero Ivet, que los tiene en el bolsillo antes y desde que Netanyahu le dio el puesto de Defensa, no se inmuta de tales preguntas. Porque el puesto lo tiene asegurado. Lo recibió, gracias a como dicen aquí, para que “Mejor que orine de la carpa para afuera, a que orine desde afuera para adentro”, como lo hizo este último año, desde la oposición. Desde allí, con sus declaraciones, les “sorbió la sangre con pajita” a los ministros del Gabinete de Defensa, por sus decisiones endebles y falta de represalias cuando ocurrieron atentados menores y sangrientos, como por ejemplo expulsar a familias enteras de los terroristas muertos o atrapados, quitarles permiso de residencia (a gente que ya viven aquí centenas de años, aplicar la pena de muerte, etc. Él, Ivet, cuya “palabra es palabra”, como fue su eslogan en todas las elecciones, que posee la energía de las decisiones en el Gabinete en cuestiones de palestinos, y a cada uno le va romper el tujes, individual y colectivamente. Sólo denle el puesto de Ministro de Defensa y les va a demostrar a los árabes, locales o foráneos, “de donde mea el pescado” (otra típica expresión machista israelí).
Pero la realidad es más complicada .Muchísimo más. Porque los trajeados terroristas palestinos no pertenecen a ninguna organización. Son improvisados y auto-planificadores, sin ningún líder a quien achacar responsabilidad. Y sin embargo, ejecutaron uno de los atentados más sofisticados que ocurrieron en estos últimos años en Israel. Y a menos de 200 metros del Complejo de Defensa de Israel, La Kiriá, donde ahora mora el propio Liberman.
¡Qué ironía del destino! A Ivet el Terrible le hacen algo así, y lo obligan a tomar decisiones, que deben estar de acorde a sus declaraciones .Quizás quiere, pero no puede. Si se exceden en alguna medida de las de su antecesor, Ayalón, los generales del Estado Mayor, que ya lo tienen en la mira por otros asuntos donde se alineó con los más extremistas de estos pagos y en contradicción al espíritu y la moral militar israelí (si es que existe algo así), no le van dejar salirse de la regla. Los que a aquí deciden, a la postre, en cuestiones de uso de la Fuerza, son los generales o los generales disfrazados de civiles, como fueron Ayalón o Barak.
En la cancha se ven los pingos. Y los ojos de Liberman, con su mirada escurridiza, no logran transmitir tremendas decisiones o alguna idea original, novedosa, revolucionaria, de cómo finalizar esta nueva intifada palestina, carente de organización directiva ni planificadora. Sus ojos, hoy, transfunden carencia de ideas o soluciones a este terror palestino que comenzó con cuchillos y tijeras y ahora trepó a armas letales de fabricación cacera, torneadas en el patio de atrás de cualquier casa palestina, en poblachos olvidados, donde ni la Autoridad Palestina posee algún control sobre sus cuasi-subordinados. Ni que hablar del temible Shabak, que anda a los ponchazos en este nuevo menester de jóvenes palestinos, suicidas por afición, que transitan de la realidad al paraíso con gatillo improvisado. Y ahora, vestidos con trajes a la italiana. Sin kefiá y sin bigotes.
Netanyahu y sus ministros, sus voceros en los medios, sus embajadores en el exterior, que hicieron del fallutismo y la careta de esclarecedores serios, una segunda profesión, sólo tienen una respuesta: La incitación palestina, la negativa palestina de negociar (“porque ellos no quieren renunciar a nada”) y cuando eso se termine, ya no habrá más intifada.
¿Negociar o emprender un camino de tratativas, que traiga alguna luz al final del túnel donde estamos sumidos hasta el cogote? ¡Pero por favor! Si los palestinos son los que no están dispuestos. No nosotros, Israel, que mantiene una ocupación férrea en Cisjordania (que cumple en 2017 su 50 aniversario) y un sitio asfixiante a la Franja de Gaza. Que coloniza más y más territorios, construye asentamientos ilegales, según las leyes internacionales. Controla el agua y el aire, las entradas y las salidas, los permisos de trabajo y de residencia, la economía y la Aduana (si desea puede retener impuestos). En resumen: el lado débil de la ecuación. Son ellos los culpables, que se jodan.
Los días posteriores al atentado sangriento en el café Max Brener transmiten que la represalia que ha decidido el nuevo ministro , tan temido por sus declaraciones y críticas al gabinete de Defensa , son, a la postre, harina del mismo costal: Anulación de permisos de trabajo para todos los miembros de las familias de los terroristas, cierre total sobre su poblado Iata, y…. nada más, nada nuevo. Ah, me olvidaba: culpar nuevamente a la Autoridad Palestina de incitación  a la resistencia.
Hace unos meses, uno de los ministros del gabinete de Defensa quiso azuzar al Comandante en Jefe, general Aizenkot, y le dijo: “Cuando impusimos el cierre total sobre Yalame y todos los comerciantes tuvieron que cerrar, se terminaron los atentados provenientes de allí”. El sub-texto era que: “Vds. los generales son demasiados blandos… los árabes sólo entienden le lenguaje de la fuerza”. Y Aizenkot le contestó: “Hay algo que Vd. no sabe. Cuando hicimos el cierre, estuvieron allí los agentes de seguridad de la Autoridad Palestina y detuvieron un gran número de intentos de atentados”. Aizenkot también soslayó en esta respuesta lo que cualquier entendido en cuestiones palestinas entiende por experiencia: cuando más cierre y más presión, más intentos terroristas. Por la fuerza excesiva no vamos a lograr nada, sólo el aumento de intentos terroristas. Y alguno logrará su propósito.
La Primera Intifada duró seis años. La Segunda duró casi cinco años. Los acontecimientos que comenzaron en octubre 2015 pudieron desbarrancarse rápidamente a una Tercera Intifada .Pero justamente la reacción no demasiada agresiva del Ejército y la decisión de Ayalón y Einzikot de no responsabilizar a todos los palestinos de los atentados esporádicos, quizás evitaron  la irrupción de una nueva intifada.
Ahora tenemos un nuevo ministro, con fama de agresivo y deseoso de heredar a Netanyahu como primer ministro , que lleva encima un sinfín de declaraciones antiárabes y anti entendimiento por vías de negociación , renuncias o cualquier decisión que se perfile como blanda, que debe justificar ante su electorado que pide dar leña. Sólo nos queda una plegaria: Por favor, que no quiera hacerse el macho.