Pesaj 2016

¿Qué es ser libre?

En ocasión de la festividad de Pesaj, presentamos una selección de aportes y reflexiones de pensadores, filósofos y rabinos sobre el sentido de la libertad que celebra esta festividad, en un mensaje que se renueva de generación en generación.

Para volver a pensar sobre la libertad…
«¿Cómo pueden cambiar los esclavos hasta sentir el deseo de libertad? Mientras que son esclavos no conocen la libertad, y cuando son libres no necesitan la revolución. ¿Es posible entonces la revolución? ¿Es posible la transición de la esclavitud a la libertad? Además, en cuanto concierne al concepto bíblico de la historia, ¿qué papel desempeña Dios en el proceso de liberación? ¿Cambia él el corazón del hombre? ¿Lo libera por un acto de gracia? ¿Y si no sucede así, cómo puede hacerlo el hombre por sí mismo?
En verdad, el cambio histórico y la revolución parecen una paradoja lógica; el hombre esclavizado no tiene concepto de libertad y, sin embargo, no puede hacerse libre sin tener un concepto de la libertad. La historia bíblica da una respuesta a esta paradoja. El comienzo de la liberación reside en la capacidad del hombre para sufrir, y éste sufre si es oprimido, física y espiritualmente. El sufrimiento lo mueve a actuar contra sus opresores, a buscar el término de la opresión, aunque no puede aún buscar una libertad de la cual no sabe nada. Si el hombre ha perdido su capacidad de sufrir, ha perdido también la capacidad de cambiar. En el primer paso de la revolución, sin embargo, él desarrolla nuevos poderes que no podría poseer mientras vivía como esclavo, y estos nuevos poderes lo capacitan eventualmente, para alcanzar la libertad. En el proceso de liberación, sin embargo, corre el peligro de volver a caer en las antiguas pautas de la esclavitud.
¿Capacita Dios al hombre para hacerse libre mediante un cambio de su corazón? ¿Interviene Dios en el proceso histórico? No. El hombre es librado a sí mismo y hace su propia historia; Dios ayuda, pero nunca cambiando la naturaleza del hombre, haciendo lo que solamente el hombre puede hacer por sí mismo. Para expresarlo con mi propio lenguaje, no teístico: el hombre es librado a sí mismo, y nadie puede hacer por él lo que él es incapaz de hacer por y para sí mismo».
Erich Fromm, Y seréis como dioses

“La cuestión que os planteo y la que me planteo hoy es la relativa al significado que para los judíos tiene su carácter de tales. (…)  ¿Por qué nos llamamos judíos? ¿Sólo porque nuestros padres lo hicieron? ¿Sólo es cuestión de hábito ancestral? ¿O nos llamamos así por causa de alguna realidad viviente?
La tradición puede representar la suprema libertad para quienes la incorporan con claridad y significativamente, y es abyecta esclavitud para quienes hacen de ella un hábito, porque son a la vez tercos y perezosos de ánimo. (…) Sólo la realidad interna determina la medida del significado que el judaísmo tiene para los judíos”.
Martín Buber, El significado

Frases extraídas de la Hagadá Israelit – Halaila Hazé:
“No hay esclavos con menos esperanza que aquellos que creen ilusoriamente que son libres”
J. W. Goethe

La noche del Seder es un medio para transmitir mi identidad a mis hijos. La Hagadá nos cuenta que en el principio, eran nuestros padres politeístas, el padre de Abraham adoraba dioses. Entonces pienso: ¿qué tiene de significativo esto para mi identidad como judío? Considero una estupidez adorar pedazos de madera o de piedra, pero inmediatamente comprendo que para Abraham o para los esclavos de Egipto, el diferenciarse del resto constituía una verdadera revolución. Esto me lleva a contarle a mis hijos sobre la seducción y la atracción que la idolatría provoca, en sus dos aspectos, como práctica en sí misma, y por los valores éticos que la misma implica. Ellos tienen que escuchar acerca de su tatara-tatara-abuelo, Abraham, que creció en un mundo idólatra, y emprendió un viaje espiritual -“lej lejá”- y encontró una actividad espiritual liberadora.
La experiencia de Abraham constituye una actividad de elección. La identidad judía se sostiene sobre elecciones. La noche del Seder define al judaísmo como religión de elecciones, como pueblo dueño de un pacto que él mismo eligió sellar. Sólo después de ilustrar el judaísmo como posibilidad, como algo que se nos ofrece para ser elegido, puede el chico identificarse nuevamente como hijo de Abraham. Este es el significado de “Shirat Hahalel”: en la noche del Seder, esta canción nos introduce a pensar en la identidad personal.
La noche del Seder yo también seré un chico, y elegiré de nuevo y con alegría sobre mi identidad judía, regocijándome frente a la definición: “soy un extraño, soy quien soy dentro una elección informada, soy libre y elijo adorar al Dios que me liberó.”
Rab Dod Hartman

En cada Pesaj debe el hombre preguntarse: ¿cuándo nací? ¿Dónde nací? ¿Cuál es el recuerdo histórico que llevo conmigo?
Miro mi documento de identidad y leo lo escrito en letras invisibles:
“Mis padres nacieron como esclavos en Egipto, y cuando el Faraón ordenó el primer genocidio de un pueblo en la historia, yo también estaba allí”
Itzjak Tebenkin

La represión del Faraón, la liberación, Sinaí y Cnaan están con nosotros siempre y marcan nuestras visiones.
“Petaj hatikva” (la apertura de la esperanza) está abierta todavía. Todavía creemos en lo que nos enseñó la salida de Egipto:
Primero, que de alguna forma cada lugar en el cual vivimos es de alguna manera Egipto.
Segundo, que existe un lugar mejor, más placentero, una tierra prometida.
Tercero, que hacia esa tierra llegarás cruzando el desierto. Y que no existe otra forma de llegar desde allí hacia acá; sino que sumándote al grupo.
Michael Waltzer, La salida de Egipto como revolución
 
Una generación renovadora no tira al cesto la herencia de otras generaciones. La evalúa y prueba. A veces se aferra a alguna tradición y se le suma. Y a veces se acerca a aquel lugar donde guardamos las cosas viejas y saca de allí algún recuerdo. Lo pule, reviviendo una tradición antigua, la cual tiene algo para alimentar el alma de una generación renovadora.
Berl Katzenelson

La libertad de la palabra…
La vida muda es la del esclavo y la vida con que puede expresarse es vida en libertad.
El esclavo vive en el silencio; si puede llamarse, a una existencia semejante, vida. No tiene nada para transmitir.
Un humano libre, a diferencia del esclavo, tiene que transmitir, posee mucho para contar y espera con impaciencia el momento para poder relatar a todo el que quiera escuchar.
No nos sorprende el hecho que la Torá explica cuatro veces la obligación del padre, esclavo que escapo para conquistar la libertad, de contarle a su hijo, el cual nació libre, la historia de su salida de Egipto.
Rabino Yosef Soloveichik

Fuente: BAMA