Debate en torno a Argentinos de Origen Judío

Entre el cuestionamiento a la representatividad y la disputa política nacional

En los últimos meses asistimos a una fuerte disputa que intenta poner en cuestión a la dirigencia de dos de las instituciones centrales de nuestra comunidad. Se fue conformando con epicentro en las redes sociales una agrupación que se denomina a sí misma como “Argentinos de origen judío”. Entre sus puntos centrales cuestionan la representatividad de la dirigencia de AMIA y DAIA en relación a los atentados de la década del ‘90 y más precisamente en relación a la muerte de Nisman. En estas líneas, el análisis y el posicionamiento de la Presidenta de Meretz Argentina.
Por Susana Gelber *

Uno de los puntos en que se basan los referentes de la iniciativa es la falta de un rol activo en relación al juicio oral por encubrimiento que recién comenzó en agosto. Este es un punto muy importante, pero si tenemos en cuenta el marco en el que se llevó adelante el primer encuentro en FOETRA el 22 de abril más parece la utilización de un déficit cierto que un cuestionamiento sincero. Tras la denuncia y posterior muerte aún no esclarecida del fiscal Nisman, y en los días previos al Plenario, hubo una secuencia que comenzó con la nota del ex director ejecutivo de la DAIA en Página 12, su difusión en la web por la Presidenta, y que fuera sucedida por la denuncia por traición a la Patria -todavía en curso- contra los directivos de las dos instituciones por parte de un abogado de ultraderecha, que obligó a desmarcarse al autor original del artículo, y la recorrida de éste por todos los medios oficialistas. Todo esto dio un marco que seguramente no era el deseado por muchos de los que organizaron y acompañaron de buena fe la movida, pero que muestra una clara intencionalidad política más ligada a lo nacional que a lo comunitario.
Si tomamos el tema del Memorándum pasa algo similar, ya que se pasa por alto el total desinterés de Irán por ratificarlo y ponerlo en práctica, y se hace hincapié en el rechazo de AMIA y DAIA al mismo y en la declaración de inconstitucionalidad que recién sucedió un año y medio después. En este tema como en otros reflejan un innegable seguidismo a las posturas del Gobierno nacional.

Bienvenido el debate
Que haya un cuestionamiento y un debate intracomunitario acerca del rol de las instituciones y su inserción en la sociedad argentina es sano y contribuye a fortalecer a las mismas. Preguntarse si AMIA o DAIA nos representan es interesante. Por un lado, hay que tener en cuenta qué significa la representación y el juego democrático. En AMIA en tres elecciones consecutivas triunfó el BUR, expresión política del judaísmo ortodoxo: cabría preguntarse si los que perdimos y tenemos representación en el RAT (Asamblea consultiva que elige a la Comisión Directiva y aprueba el presupuesto y balance de la Institución) podemos decir que no nos representa. Con ese criterio: ¿un partido político que logra una pequeña representación en el Parlamento podría decir que éste no lo representa?
El rol de la AMIA es esencialmente social. Sin embargo, a partir del atentado de 1994 alcanzó una importante centralidad política no sólo nacional sino internacional que obligó a sus dirigentes a definiciones y a estar sometidos a presiones que no son fáciles de sobrellevar.
Pero además, por qué no decirlo, muchos de ellos se sintieron en el centro de la escena y trataron de tener un gran protagonismo entrando en un juego que no dominan. La DAIA, que se eclipsó a la par del descrédito de su presidente al momento del atentado a la AMIA –quien está haciendo frente al juicio oral por encubrimiento- logró centralidad política por el esfuerzo de su nueva conducción que asumió a fines de 2012 y también por el bajo perfil político que le imprimió a su gestión el actual presidente de la AMIA, tratando de volver al rol primario de la Institución.

Acerca de la representación
Lo que parecería estar en cuestión es el rol político de la DAIA, si representa a las instituciones que la conforman o a todos los judíos institucionalizados o no.
¿Pero que es la representación? En ese sentido se podría decir que el origen de la democracia moderna se remonta al siglo XVIII, cuando se dio una fuerte lucha por los derechos civiles. El siglo XIX lo fue por los derechos políticos y en general fue aceptado que la mejor manera de canalizar la participación y lograr la vigencia plena de la democracia era a través de la representación. En el siglo XXI, la revolución tecnológica ha cambiando rotundamente las comunicaciones, el debate público, las formas de hacer política e incluso las relaciones interpersonales, estando en cuestión tanto la representación como las instituciones.
En ese contexto es que surge un legítimo interrogante acerca de la representación de las instituciones de la comunidad judía. No sólo de las centrales, sino de todas. Hoy está más vigente lo singular, el debilitamiento de lo colectivo. Son otros los valores y es otra la sociedad vigente que cuando nacieron tanto la DAIA como la AMIA, que respondían a necesidades de su época, la primera en 1935 en pleno auge del nazismo y la segunda en 1894, donde los inmigrantes creaban asociaciones de ayuda mutua que suplían en la mayoría de los casos la poca asistencia por parte de un Estado dominado por la oligarquía.
La cuestión de fondo es si realmente este movimiento, busca un cambio en la representación o está más ligado a la lucha política nacional. El kirchnerismo ha logrado ser efectivo en muchos aspectos, incluso en volver a la política como eje central de las acciones de gobierno y la ha instalado en el debate público, e incluso ha logrado que la juventud se entusiasme con ella, pero también ha sido un hábil lector de la situación planteada a partir de la crisis de 2001, contribuyendo fuertemente al debilitamiento del sistema de partidos, acentuando el movimientismo del peronismo buscando aliados en todas las fuerzas políticas, e incrementando la debilidad institucional. La disputa política ha abarcado clubes de futbol, asociaciones de derechos humanos, la justicia, centrales sindicales, y también nuestra comunidad.
¿Qué se cuestiona? ¿La representación de la DAIA y AMIA o que no estén alineadas con el oficialismo? Es cierto que muchas veces se convierten en campo de lucha, en especial entre el macrismo muy fuerte en la CABA y el kirchnerismo dominante en la política nacional. Vemos como muchos, incluso políticos y legisladores que nunca se reconocieron como judíos, hoy son parte constituyente de este movimiento, lo que vuelve un poco borroso creer en lo que declaman. No por casualidad se identifican por la negativa “no nos representan”.
Es innegable que como todo colectivo estemos atravesados por los mismos conflictos que la sociedad en la que vivimos. El sistema de partidos de nuestra comunidad ha cambiado fuertemente con un debilitamiento de los movimientos laicos y sionistas y un fortalecimiento de los religiosos. También se ha producido la emergencia de nuevos movimientos, menos ideológicos y más pragmáticos, y también se han debilitado las lealtades partidarias y personalizado fuertemente la política como ha sucedido a escala nacional.
Desde Meretz siempre reclamamos el esclarecimiento completo de los atentados, que incluye el juicio por encubrimiento. A la vez que no aprobamos ni apoyamos que se utilice a la DAIA como trampolín para el posicionamiento en la política nacional en cualquier lugar del espectro político, lo que sí sabernos es que no podemos prescindir de la representación política, ya que se ve claramente que siguen vigentes muchos de los objetivos que dieron origen a la fundación de la DAIA, pero somos conscientes e incluso apoyamos un debate serio que posibilite lograr reformular los estatutos de la AMIA, DAIA y OSA que facilite un cambio, y que de esta forma más judíos se sientan parte de las mismas, más allá de cualquier pertenencia partidaria nacional y comunitaria.
Es de esperar, que pasado el año electoral, un auténtico debate se instale en nuestra comunidad y se logre reformular y fortalecer a nuestras instituciones.

* Presidenta de Meretz Argentina.