Camino a Auschwitz, editado por Emecé

Memorias autobiográficas abordadas desde el periodismo en comic

"Camino a Auschwitz (y otras historias de resistencia)”, escrito por Julián Gorodischer e ilustrado por Marcos Vergara, es un libro que se encuadra en lo que se denomina como periodismo en comic. El texto se basa en la memoria de los antepasados del escritor, y está relacionado con la pesadilla de los campos y la hazaña del levantamiento del gueto de Varsovia, para viajar luego hasta el operativo que, en 1960, capturó en Buenos Aires al ex jerarca nazi Adolf Eichmann. “En estas tres historias, se narra la memoria trágica reciente del pueblo judío a través de este nuevo género que está renovando en todo el mundo la tradición del Nuevo Periodismo”, afirma Gorodischer.

 

Por Darío Brenman

¿Cómo fue el proceso productivo de la obra?
Una de las claves del género, y en eso quería destacar la figura del dibujante Marcos Vergara, es dar con la dupla indicada cuando no se trata de un artista integral, como de Joe Sacco. Marcos es historiador, bibliotecario y archivista, esto le da un vínculo con lo real que es muy minucioso y exhaustivo, por eso me exigió a mí en el proceso productivo enviar permanentemente fotos históricas, que pude encontrar en el IWO o el Instituto Judeo polaco o en mi viaje a Polonia. Es muy importante que cada viñeta se decida en conjunto y que el dibujante pueda acercarse a lo real con una intención testimonial antes que estetizante, que anteponga el valor de verdad a sus ganas de instalarse como autor.
En tu libro, te ponés como relator y aparecés dibujado en todos los sucesos del presente y pasado familiar. ¿Tuviste  una gran influencia de ese gran periodista en comic que es Joe Sacco?
Joe Sacco es uno de los patriarcas del género de periodismo en comic o crónica gráfica, sin embargo este libro no está tan cerca de este autor, ya que el mismo tiene una mirada de investigación periodística y busca los datos en territorio. Pero coincide con mi trabajo en encontrar un nuevo lenguaje para contar lo real, esto te permite desplegar la escena a la manera de los viejos postulados del nuevo periodismo que planteaba que la escena se vivencia y se despliega. Eso lo aprendí de Sacco. Él hizo un gran aporte para poner en pie de igualdad al periodista en comic con el periodista tradicional. Lo digo a nivel cobertura noticiosa, corresponsalía o publicación en diarios.
¿Cómo surgió la idea de plasmar estos sucesos en un comic?
Joe Sacco habla de la verdad gráfica esencial. Acá la materia de los real es más flexible que en el periodismo tradicional, porque tenemos otra gran tradición que está influyendo, que es el de la historieta. El solo hecho de plasmar la realidad en un dibujo hace que la intervención subjetiva sea mucho mayor.
Yo tengo mi modo de relacionarme con lo real y es a través de la imaginación visual. Un comic te permite utilizar las técnicas del guión de cine. Otro rasgo que tiene interesante es que humaniza una trama difícil. Si te fijás, en mi libro una escena de Auschwitz tiene otro color y otras posibilidades, como el Maus de Art Spiegelman, que tuvo una gran influencia en el lector, porque se despegó de lo cruento, y encontró en la vida cotidiana, en los pequeños afectos y en las pequeñas tradiciones, una temática.
¿Y por qué elegiste un relato autobiográfico?
Este libro está basado en una memoria autobiográfica familiar y se dispara a partir de un viaje que realicé en 2013 a Auschwitz, Cracovia y otras ciudades. Ahí surgió la necesidad  de querer reconstruir un poquito la trama genealógica de la familia. Este deseo tan judío de querer buscar un relato sobre todo cuando sabés que no lo tenés.
El relator en la historieta habla que ese viaje le despertó muchas cosas que estaban absolutamente dormidas.
A mí me gusta hablar de yuxtaposición, no de ficción. Acá intervienen personajes como Primo Levi que aparecen en un  relato que no es pura ficción sino que fueron tomados de su libro “Si esto es un hombre”, por eso aparece en escenas  puntuales. Este libro pretende ser algo más que una memoria familiar, quiere ser un testimonio de un acontecimiento histórico, y para eso teníamos que incluir los grandes testimonios que hay sobre el tema.
¿Cuál fue la deuda ancestral que se remite en la novela “Camino a Auschwitz”?
Esto tiene que ver con un secreto familiar que aparece en una de las escenas donde mis abuelos ayudan a emigrar a unas de sus hijas a la Argentina, mientras que la otra es asesinada en un campo de concentración. Y esa decisión se toma a través de un sorteo que realiza su padre a la hora de decidir quién viajaba. Eso fue todo un secreto y el cronista lo va descubriendo en su viaje, relevando documentación y haciendo entrevistas. Se da cuenta que la historia familiar no fue tal cual como se la contaron. En las tres novelas hay un secreto, y la idea de esto tiene que ver con poder vincularte con tu árbol genealógico, con tu pasado, con tu memoria, no desde un lugar de mármol y grandes héroes sino con el lado más humano de esas personas.
¿Estas tres historias familiares existieron o entran en el terreno de la ficción?
Todas estas personas existieron y hasta tienen un orden: tiene que ver con un martirio, una resistencia, y una  venganza, muchos años después. Como te decía, existen algunas zonas de la vida de los tres que están en una opacidad: por ejemplo, la huida al bosque del partisano, esos dos últimos años donde la madre del cronista trató de reconstruir a su tía en Auschwitz.
Existe en estas historias un componente de mito, silencio de vacío y de tabú, a veces relacionado con la sexualidad, por eso el texto se completó con otros testimonios, con otras no ficciones, por eso el parámetro fue recuperar el concepto de verdad grafica esencial. Donde no hubo ningún tipo de negociación fue en el testimonio del acontecimiento histórico, porque este libro no es revisionista. Este libro se basa en los datos objetivos de la matanza de los judíos. Donde hubo que completar información faltante o alterar lo real se apeló a otras no ficciones. Ahí esta el pacto de lectura. Si uno habla de la trama es como la diferencia entre un manual de historia y una novela histórica. Acá hay más permisos para jugar con lo real, para imaginar, para poder saldar algunas deudas personales con esa historia también.
En una parte de la difusión del libro aparece que tuvo una denuncia en el INADI. ¿Qué es lo que sucedió?
El libro se publicó el año pasado, previamente en una versión abreviadas por entregas en la revista Brando. A partir de ahí, una persona que es judía ortodoxa reaccionó contra la publicación porque el texto explora el tema del holocausto con la homosexualidad. Por otro lado, tiene una cosa vinculada al prostíbulo de Auschwitz, que existió de verdad. Así como también, en el secuestro de Eichmann, hubo una atracción entre una de las capturadoras y el castigador.
Todas estas formas de contar la realidad es parte de un movimiento cultural que de la mano de un autor israelí llamado Etgar Keret o Jonathan Littell, el autor de Las Benévolas, busca humanizar y acercar a la memoria trágica.