Saddam Hussein:

Juicio en julio de 2004

La espera del juicio hasta la transferencia de soberanía a los iraquíes dentro de seis meses concederá, asimismo, un plazo generoso a los interrogatorios de EE.UU. El Consejo de Gobierno iraquí, a través de uno de sus veinticinco miembros, afirmó que Saddam Hussein permanece, desde su captura, en territorio iraquí donde está siendo interrogado. Para Muwafak al Rubaie, miembro del Gobierno de transición, “Saddam sigue en el gran Bagdad, y es probable que permanezca allí hasta que sea sometido a juicio”. El Consejo creó un tribunal por crímenes de guerra para juzgar al depuesto presidente por delitos y violación a los Derechos Humanos. “Saddam -afirmó Al Rubaie- no fue trasladado a Qatar. Esta información ya fue desmentida por el embajador Paul Bremer (administrador civil de Irak). Dios mediante, será juzgado públicamente en Irak y por un tribunal iraquí”.

Otro de los componentes del Consejo, Adnán Pachachi, aseguró que “todos los pasos del proceso serán de dominio público” y que los expertos internacionales “son siempre bienvenidos”, pues la corte permite el concurso de jueces extranjeros.
Según el Ejecutivo interino, el proceso contra Saddam tendrá que esperar, al menos, a que la transferencia de soberanía al pueblo iraquí, y la redacción de una Constitución provisional, estén más definidas. El primer plazo de esta transición tiene que estar finalizado el 1 de julio de 2004.
Rubaie leyó un comunicado en el que el Consejo celebra la captura de Hussein como el fin de una era de oscuridad y llama a los iraquíes a construir otra historia para el país. “En este momento histórico -dice la nota-, el Consejo transmite la necesidad de un espíritu de perdón para reconstruir la unidad nacional sobre bases sólidas, que incluyan el fin de la violencia y de la venganza, para enfocarnos en la construcción del Irak de la justicia, la paz y la prosperidad”.
“Saddam, sus seguidores y los terroristas extranjeros -continúa el texto- serán juzgados como criminales de guerra”. Y solicita a los miembros de las disueltas fuerzas armadas, que no hayan participado en la comisión de crímenes, que “prueben su devoción por la patria” y se preparen para ser aceptados de nuevo como parte del pueblo iraquí.

Chalabi solicitó la pena de muerte para Sadam

Aunque finalmente será Estados Unidos quien decida cómo y dónde se juzgará a Hussein, diversos miembros del Consejo de Gobierno iraquí hicieron públicas sus preferencias. Uno de los líderes más conocidos, Ahmed Chalabi, reclamó la pena de muerte para el ex presidente iraquí.
En una entrevista concedida al periódico italiano ‘Corriere della Sera’, Chalabi explicó que espera que el proceso contra Hussein «empiece pronto» y que, además, «sea juzgado por un tribunal iraquí, en suelo iraquí y aplicándose la ley iraquí. Y nuestra legislación -aclaró- incluye la pena de muerte».
Por su parte, Pachachi afirmó que los responsables del régimen derrocado, incluido Saddam, serán sometidos a juicios públicos «en el territorio de Irak y por jueces iraquíes», sin descartar una asistencia jurídica exterior. Pachachi aseguró que los acusados tendrán todas las garantías de un juicio justo, y que habrá una instancia judicial ante la que se podrá apelar los veredictos.
El portavoz del Gobierno provisional, Hamid al-Kifai, insistió en su derecho a juzgar a Saddam y poder condenarlo, si así se decidiera, a la pena de muerte. Este afirmó que personalmente se opone a la pena de muerte, «pero creo que en este caso es lo correcto» y agregó que «sin duda los iraquíes querrían restaurar ese castigo».

“Saddam no dirigía a la resistencia”

Según dio a conocer el “The Washington Post”, las fuerzas estadounidenses descubrieron, durante la captura de Saddam Hussein, un documento con valiosa información sobre una red que dirige la resistencia. La primera conclusión que el Pentágono extrajo de ese documento es que Saddam no dirigía esa red, sino que jugaba un papel simbólico y que recibía informes de las operaciones de la guerrilla, pero no decidía los ataques.
«Dudo mucho que Saddam dirigiera las operaciones. No es factible», subrayó el general de brigada Martin Dempsey, comandante de la Primera División Armada. «A pesar de ello, claramente, era una figura simbólica y estas redes le rendían cuentas como un hijo rinde cuentas a su padre», añadió el militar.
Tras el hallazgo del documento, soldados de la Primera División Acorazada llevaron a cabo varias operaciones en las que fueron detenidos tres generales iraquíes sospechosos de financiar y dirigir los movimientos insurgentes en Bagdad. Dempsey rehusó dar el nombre de los arrestados, pero subrayó que no eran ninguno de los 55 dirigentes incluidos por Estados Unidos en las famosas cartas de los más buscados.