Una mirada joven del Conflicto en Gaza con Hamas

Conflicto 2.0

La escalada de violencia entre Israel y Hamas generó en las redes sociales una ola de imágenes, videos y mensajes con difusión a nivel global en tiempo real. En paralelo a la defensa del sano e inobjetable derecho de cada individuo a expresar sus opiniones, también es importante asumir que gran parte de dicho contenido transmite ideas engañosas que sólo buscan generar impacto en el receptor sin colaborar en el análisis de los motivos que subyacen a la cuestión que abordan.
Por Federico Augman *

Las redes sociales se han establecido como un innovador medio de comunicación. El crecimiento masivo y exponencial del número de usuarios ha acarreado una crecida del volumen de datos que son compartidos por éstos. Solamente en Facebook, la red social con más usuarios activos en la actualidad, se comparten 2,5 mil millones de datos por día.
Estos canales funcionan como foros abiertos donde cada persona puede publicar aquello que desee dando a conocer su opinión sobre el tema que elija. En otras palabras, las redes sociales se han convertido en espacios de participación social activa, en los cuales cada individuo puede opinar, discutir, analizar y formar un argumento propio sobre diversas temáticas.
En los últimos años, muchas organizaciones utilizaron las redes sociales como medio para convocar a movilizaciones sociales. Algunos ejemplos se pueden ver en la llamada “Revolución Egipcia”, donde fueron utilizadas como un arma tan importante para manifestarse en contra del gobierno que las autoridades cerraron los servicios de Twitter y Facebook. También se pudo ver este protagonismo de las redes en las protestas de Ucrania y en las movilizaciones en Argentina como el 8N o el 18A, llegando a movilizar ésta última, a más de un millón de personas.

Durante los últimos meses, la preocupante escalada de violencia entre el Ejército de Israel y el grupo terrorista palestino Hamás generó en las redes una enorme ola de imágenes, videos y tweets que, en tiempo real, fueron difundidas y lograron llegar a todas partes del mundo. Por un lado, el gobierno de Israel mostró sus argumentos a través de ciertos mensajes en los cuales se leía: “¿qué harían si lanzaran cohetes en sus ciudades?”, “estamos protegiendo a nuestros ciudadanos” o “algunos refugios esconden personas, otros bombas”. Además, las FDI han compartido gran cantidad de videos sobre sus operaciones y recorridos de los túneles, fotos donde se muestran la localización de los lanzacohetes (muchas de ellas muestran edificios de las Naciones Unidas cercanos a éstos), alentadoras declaraciones de algunos soldados y diversas imágenes exhibiendo que han enviado más de 410.000 panfletos alertando a los palestinos sobre la futura bomba que caería en el lugar y cómo Hamás pide a sus ciudadanos que se queden en sus hogares mientras el Ejército Israelí pide que se protejan enviando a la población a los refugios.

Por otra parte, la información y las imágenes provenientes de Gaza, no sólo por parte del gobierno sino también por periodistas que se encuentran en el territorio, son sumamente impactantes: niños muertos, madres desconsoladas, hospitales y escuelas destruidas. También han circulado una gran cantidad de mapas propagandísticos donde se muestra el avance sobre tierra palestina por parte de los israelíes e ilustraciones en donde se observa a dos personas refugiándose bajo un paraguas, que tiene dibujado la bandera palestina, de los misiles israelíes.

Sub-información, distorsión, banalización
Frecuentemente muchas de estas publicaciones se ven acompañadas de una larga cadena de comentarios. Sin embargo, muchos expertos, como el profesor Youmans de la Universidad George Washington, han comenzado a advertir el hecho de que “todos los usuarios pueden opinar sobre lo que está ocurriendo, incluso aquellos que no conocen los antecedentes de la disputa, por lo que es muy común que causen confusiones o difundan rumores sin querer”. La gran cantidad de información divulgada no es analizada ni procesada dado que, sin importar el nivel de educación de la persona, la velocidad de las redes imprime un corto tiempo para el estudio crítico de la información. Aquí se observa una conjunción entre sub-información (información insuficiente que empobrece la noticia que da, reduciéndola en extremo) y distorsión de la información que conlleva a una banalización de la política. Es decir, se ha generado un aumento cuantitativo en el interés sobre el conflicto, pero ello no tuvo correlato en términos cualitativos.
Toda esta situación puede tornarse peligrosa. La sobrevaloración de la formación otorgada a la persona por lo visto y leído en las redes tiene como consecuencia la polarización entre los usuarios, lo que conduce a una dicotomía irrisoria y simplista que en nada contribuye a la búsqueda de una solución al conflicto. Además, las manifestaciones antisemitas que se han visto sólo aumentan el grado de violencia e intolerancia que se vive en las redes.

En mi opinión, las redes son espacios donde cada individuo tiene derecho a expresarse y mostrar lo que piensa. Sin embargo, este hecho redunda, muchas veces, en opiniones carentes de formación que señalan hechos confusos o transmiten ideas engañosas que sólo buscan impresionar al receptor sin obligarlo a pensar en las razones, las causas y los motivos de la cuestión. Creo que para emitir un juicio sobre una situación tan compleja como lo es el conflicto palestino-israelí se debe estar bien informado con la finalidad también de presentar argumentos definidos, seguros y comprensibles, evitando mostrar justificaciones confusas, vagas e imprecisas. Si se sigue demostrando que la inmediatez de las redes sociales solamente consigue exponer la crueldad de ambos bandos, sería importante buscar otros medios en donde verdaderamente se intente debatir con el objetivo de lograr también la paz tanto en las redes sociales como fuera de ellas.

* Joven de 16 años, miembro del Movimiento Juvenil Hashomer Hatzair.