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Iniciativa popular entre israelíes y palestinos por la paz

Una ambiciosa iniciativa popular entre ciudadanos de a pie tiñe de esperanza a palestinos e israelíes. Se trata de Minds of Peace, la ONG que, desde hace más de tres años, reúne las calles de ambos Estados y lleva a cabo amplios congresos populares, en los cuales se debaten los aspectos más controvertidos del conflicto. En esta entrevista realizada en Israel, Sapir Endelman y Gabriel Bacalor*, coordinadores de Minds of Peace, comparten sus experiencias con los lectores de Nueva Sión.

Por Gustavo Efron

– ¿A qué se debe la carencia de avances en el proceso de paz entre Israel y la Autoridad Palestina?
Gabriel Bacalor: El principal error de la comunidad internacional es creer que los gobiernos, por sí solos, cuentan con la capacidad de generar las condiciones para un acuerdo de paz. Los magros resultados que vemos hoy, no son ni más ni menos que el reflejo de la entrega de la soberanía decisoria de los pueblos a sus políticos y a las corporaciones que representan.

– ¿Qué propone Minds of Peace en este sentido?
Sapir Endelman: Nosotros somos una ONG de base. Trabajamos directamente con los pueblos y en las calles de la Autoridad Palestina e Israel. Convocamos a los ciudadanos de distintas vertientes ideológicas y políticas y ellos son quienes conforman las delegaciones que negocian los acuerdos de paz. Así, en los últimos tres años, hemos realizado 24 congresos populares en Israel y Palestina, y entre ellos han logrado, en la mayoría de los casos, acuerdos de paz.

– ¿Cuáles criterios usan para la convocatoria? ¿Qué tipo de gente forma parte de las delegaciones?
G.B.: En los congresos populares de Minds of Peace participan personas de todo el arco ideológico, social y político. Desde colonos israelíes que viven a las afueras de Ramala y Nablus a ex terroristas palestinos que pasaron gran parte de sus vidas presos en cárceles israelíes. Por lo general, contamos con la presencia de generales del Ejército de Israel y también de las fuerzas de seguridad palestinas. Concurren militantes sociales, académicos, educadores, etc. Toda persona dispuesta a negociar con la otra parte, y cualquiera sea su postura política o ideológica, puede formar parte de las delegaciones.

– ¿Ustedes consideran que un colono judío está en condiciones de negociar con un ex terrorista palestino y llegar a acuerdos?
S.E.: Aunque resulte sorprendente, lo vivenciamos en el día a día. De hecho, son las personas con visiones más antagónicas las que alcanzan acuerdos más eficaces sobre los temas sensibles del conflicto. Las delegaciones palestinas tienden a quejarse que las visiones de la extrema izquierda israelí. Opinan que ellos no comprenden su realidad y arriban a la mesa de negociaciones con ideas preconcebidas respecto a cuáles deberían ser las demandas de los palestinos. Antagónicamente, los israelíes con posturas de centro o de derecha, escuchan las necesidades de los delegados palestinos, y luego establecen sus condiciones; construyendo así una base sustentable y no teórica de la negociación.

– ¿Trabajar directamente con la ciudadanía no soslaya que, en la práctica, es de la política desde donde se ejecutan los cambios?
G.B.: Somos conscientes que para que haya un acuerdo deben intervenir las estructuras políticas. Pero también creemos que los cambios profundos tienen origen en las bases, en la participación política popular y en la toma de conciencia del compromiso con sus derechos y obligaciones, por parte de los pueblos. En Medio Oriente los políticos son, por naturaleza, conservadores. Las fuerzas instituidas no facilitan generar ningún cambio instituyente, por lo cual el rol que asumimos es facilitar y conformar la presión de masas populares necesaria, para que los ciudadanos se sientan respaldados y con el poder suficiente para dar pasos valientes y concretos hacia la paz.

– ¿Los han tentado para enmarcarse en la vida política?
S.E.: Somos voluntarios y hacemos política desde la calle. Mantenemos frecuentes reuniones con referentes de los gobiernos israelí y palestino, con miembros del Departamento de Estado de los Estados Unidos y también de la Unión Europea. Todas nuestras acciones en ese plano tienen por único objeto coordinar las acciones para que los congresos populares se desarrollen en un ámbito de armonía. Así, por ejemplo, aunamos esfuerzos entre las fuerzas de seguridad para evitar desmanes y asegurarnos que todos, delegaciones y el público asistente, puedan expresar sus ideas, en un marco civilizado y de mutuo respeto.

– ¿Qué responden a quienes les critican que, siendo israelíes, negocian con los cómplices del terrorismo?
G.B.: Proponemos que se analicen las propias consignas. Los acuerdos de paz se firman entre enemigos. Además, el concepto de terrorismo tiene una acepción diferente cuando se lo preguntás a un israelí o a un palestino. Para los israelíes, a grandes rasgos, un terrorista es quien mata o ataca a un civil. En cambio, para muchos palestinos que viven en Cisjordania y bajo control israelí, los asentamientos judíos en las colinas de sus montañas, o los checkpoints que restringen su movilidad, incluso laboral, son percibidos como actos de terrorismo. Por eso, al participar de Minds of Peace y comunicarte con el otro en calidad de otro, percibís también que tu propia verdad deja de ser absoluta. Es un espacio en el cual “la otredad” deja de ser un concepto meramente filosófico.

– ¿Existe alguna experiencia previa en la cual los congresos populares contribuyan al proceso de paz?
S.E.: Importantes conflictos históricos han sido resueltos mediante congresos populares. Entre ellos, el apartheid sudafricano. Nelson Mandela y Frederik de Klerk comprendieron en aquella oportunidad que, sin la participación popular, la paz no sería posible. Convocaron entonces a tres convenciones, las denominadas CODESA, Convention of Democratic South Africa, que pusieron fin al régimen del apartheid. Otro caso en el cual los congresos populares han jugado un rol decisivo ha sido en Irlanda del Norte. El conflicto norirlandés, con profundas raíces religiosas, logró encauzarse pacíficamente, a mediados de la década de 1990 y con posterioridad a las All-Party Talks, en que los involucrados se comprometieron a abandonar la lucha armada.

– ¿Qué rol juegan para ustedes las facciones violentas de Israel y Palestina en el éxito o el fracaso de las negociaciones?
G.B.: Entendemos que, a medida que nos aproximemos a acuerdos definitivos, se incrementará la reacción de las minorías violentas. Dependiendo de las condiciones de contexto, la violencia puede quebrar las negociaciones o consolidar el acuerdo de paz. La experiencia histórica indicaría que, avanzadas las negociaciones, la segunda opción resulta más probable. En el caso de Sudáfrica que mencionaba Sapir, CODESA logró su objetivo luego del asesinato del líder negro Chris Hani, en abril de 1993. Asimismo, en Irlanda del Norte, el atentando en la ciudad de Omagh, con 29 víctimas fatales y más de 200 heridos, fue el disparador para la firma del Acuerdo del Viernes Santo, que dio por terminado el conflicto.

– En los últimos eventos de Minds of Peace en Jerusalén y Ramala se vieron algunas manifestaciones de violencia. ¿Esto puede llegar a tener el efecto contrario?
S.E.: No consideramos que hoy estén dadas las condiciones para que la violencia sea capitalizada en favor de un acuerdo. Las manifestaciones del odio parecen beneficiar a los grupos extremistas y a favor de sus intereses corporativos. Sin embargo, en Jerusalén, los colonos organizados y liderados por Arie King asistieron masivamente a boicotear el evento, pero no lo lograron. En Ramala, fueron las fuerzas anti-normalización de Mustafa Barghouti, quienes intentaron agredirnos violentamente y fueron reprimidas por las propias fuerzas de seguridad de la Autoridad Palestina. Son minorías que no representan a las mayorías. Los pueblos quieren vivir en paz y armonía.

– ¿Cuál es la reacción de las personas que integran las delegaciones en estos congresos populares?
G.B.: Resulta conmovedora. Para aquellos palestinos que no tienen contacto con israelíes y viceversa, la primera reacción frente al otro es de shock. Se encuentran con gente seria, comprometida, abierta al diálogo e interesada en conocer más el punto de vista ajeno. A medida que se desarrolla el Congreso, y con la interacción del público que participa activamente con opiniones (las cuáles no siempre son políticamente correctas), se produce una suerte de ruptura ideológica. Así, vemos gente de derecha que cierra acuerdos como gente de izquierda, y viceversa. El compromiso de accionar face to face, frente a otros, rompe con el imaginario personal, pone en crisis antiguas creencias y modifica nuestras conductas.

– ¿A qué tipos de acuerdos han llegado?
S.E.: En los 24 congresos ya realizados siempre se han llegado a acuerdos sobre los aspectos fundamentales del conflicto: límites, refugiados, economía, agua, control militar, espacios aéreo y radioeléctrico, etcétera. Sorprendentemente, al tratarse de acuerdos entre involucrados se baja a una resolución concreta de la problemática y del terreno que, por ejemplo, resultan imposibles de alcanzar en las mesas de negociaciones de la Unión Europea. Cuando un colono dialoga con un palestino sobre territorialidad, ellos hablan de sus barrios contiguos, del camino que conduce a la casa de ambos, de los mismos sistemas y problemas de riego y agua, de su seguridad mutua y la de sus familias. Ellos comprenden que sus destinos están vinculados, que existe necesidad de dos Estados y que debe lograrse en un marco de racionalidad.

– ¿Cuál es el rol de los medios de comunicación en los congresos populares?
G.B.: El interés de los medios de comunicación es fundamental para ayudarnos a construir el proceso de aprendizaje popular que encaramos desde Minds of Peace. Incluso el compromiso personal de los comunicadores permitiría que estas propuestas llegaran a mucha más gente. Nuestra intención es que cada persona de bien en este mundo conozca todos los esfuerzos que, palestinos e israelíes mancomunadamente, realizamos para alcanzar la paz. Deseamos que en cada hogar, en cada mesa, se debata el tema, se hable de esperanza. Estamos convencidos que la paz en Medio Oriente será una realidad cuando cada ciudadano convierta a la esperanza en un verbo que use todos los días.

* Sapir Endelman es docente en la Maestría de Resolución de Conflictos de la Universidad de Tel Aviv.
 Gabriel Bacalor es analista internacional especializado en asuntos de Medio Oriente (gabriel@bacalor.com).