Reseña histórica escrita por Orna Stoliar

Los Shomrim del Caribe

El moadón del kibutz Gaash fue sede del lanzamiento del libro "Los Shomrim del Caribe", escrito en español, que relata la historia del movimiento juvenil sionista Hashomer Hatzair en Cuba desde los días en que un puñado de jóvenes inmigrantes, miembros de Hashomer Hastzair en Lituania, llegó a la isla en 1929 y echó los cimientos para la fundación de Hashomer Hatzair de Cuba en el año 1933 (hasta que el movimiento vio truncada su actividad en la isla en 1961).

Los capítulos del libro, escritos por Orna Stoliar, relatan, casi en forma cronológica, los años de actividad de la tnuá. El perfil de sus fundadores y su marcada influencia sobre toda la comunidad judía de entonces. Años después, sentadas las bases del movimiento harían aliá, por medio de «certificados» del Protectorado británico, al kibutz Beit Zera.
Este relato histórico continúa con la llegada de los «belgas» (los shomrim que huyeron del infierno nazi) en los años ’40, y que le dieron auge a la tnuá; el sheliaj del KKL, Nathan Bistritzky, y la amplia actividad de los shomrim cubanos para el Fondo Nacional Judío; las moshavot y el comienzo de los grupos de aliá, con la fundación del Estado de Israel.

Se destaca el lugar del garin a Gaash, que será parte de los fundadores del primer kibutz latinoamericano y fueron seguidos por sus educandos a Dvir y Gaaton.

A pesar de las dificultades, las actividades continúan, y aunque cobran auge con el triunfo de la revolución, las mismas se truncan en el año de 1961 -debido a que los cambios políticos del país derivaron en una ola emigratoria a los EE.UU.-, no obstante lo cual los jóvenes shomrim hacen un llamado a todos los movimientos a hacer aliá. Posteriormente, ellos llegan al kibutz Yehiam y con eso termina la presencia del Movimiento Juvenil Sionista Hashomer Hatzair en Cuba.

Hashomer Hatzair, primer movimiento sionista jalutziano, cumple este año 100. Miles de shomrim, sucumbieron en el Holocausto, otros miles se auto realizaron en Israel, muchos miles más pasaron por las filas de la familia shómrica y todos reafirman el lema: “Una vez shomer. ¡Shomer para siempre!”.