Judíos argentinos en Canadá

La experiencia de migración de una familia argentina a Winnipeg

Claudia Chernitsky tomó las palabras de otra argentina radicada en Canadá y definió a esta sociedad como una escalera mecánica porque “una vez que te subiste te lleva sola”, un buen ejemplo para graficar el destino de los migrantes a la ciudad de Winnipeg, donde los espera una comunidad judía deseosa de ampliar sus horizontes multiculturales.

Por Guillermo Lipis

El caso de Claudia (55 años) y Gerardo (ingeniero industrial de 59 años) puede considerarse como no convencional desde el punto de vista migratorio: “No nos fuimos por problemas económicos sino por la situación social, la inseguridad y pensando en nuestros cuatro hijos”, afirma esta licenciada en Artes de “la gloriosa UBA” que se dedica a dar clases de fitness para personas de la tercera edad y trabaja como coordinadora de las actividades de los adultos mayores en el Jewish Comunity Centre (JCC) local.

Claudia no es la única argentina trabajando para la comunidad judía, dado que los canadienses valoran y respetan la experiencia previa de estos profesionales. “En términos estrictamente económicos, teníamos estándar de vida más alto en Argentina que acá, pero nuestra calidad de vida es mejor acá que allá”, agrega para ratificar que la búsqueda de calidad de vida no pasa ni sólo ni siempre por lo económico.
Y hace algunas observaciones: “Gerardo, allá, era dueño de una parte de una empresa familiar y acá es empleado; no podremos jubilarnos temprano porque vinimos de grandes, acá la jubilación estatal no es gran cosa si no tenés un plan de retiro privado, pero la salud y la educación (primaria y secundaria) son gratuitas. En argentina pagábamos medicina privada y escuelas caras” afirma evaluando las diferencias.
Buscando nuevos horizontes, Claudia y Gerardo descubrieron Winnipeg y la asistencia solidaria que la comunidad judía local aporta a los interesados en vivir en esa ciudad y formar parte del proyecto comunitario.
“Vinimos a vivir a Canadá hace 10 años -en agosto de 2003- luego de un viaje exploratorio que hicimos sin los chicos. En el 2002 supimos del programa de inmigración de la comunidad judía de Winnipeg y decidimos conocer la ciudad, la kehilá y tener la entrevista de la Oficina de Migraciones”, explica y agrega que fueron “muy bien recibidos, conocimos varias familias argentinas que ya vivían acá y la comunidad judía local, interesada en absorber inmigración latinoamericana, nos facilitó una agenda de posibles contactos laborales”.

Una vez más, la Federación Judía local y sus integrantes cobran importancia en la vida de estas personas decididas a buscar un cambio trascendente en sus futuros. “La comunidad judía se parece bastante a la argentina”, opina Claudia. Y agrega: “Valora la familia, las tradiciones, la buena comida judía, y son más observantes que nosotros”.
También destacan el hecho que “comenzamos a participar más de la vida religiosa para acompañar a uno de nuestros hijos devenido en rabino ortodoxo”.
Sus hijos Tomás (26), Hernán (24), Gabriel (21) y Lisa (18) llegaron a Canadá desde Argentina con sus padres, hace diez años. Respecto a ellos, comentan que: “Tomás vive en Israel porque no se adaptó a la forma de vida canadiense; Hernán es el rabino y vive en Montreal donde estudia para juez rabínico; Gabriel estudia para Físico y está muy adaptado, y Lisa -la única que hizo toda su escolaridad acá- es la más ‘canadian’. Habla inglés sin acento, trabaja (cosa muy común entre los jóvenes) y en septiembre de este año ingresa a la universidad”.

Respecto a la sociedad canadiense, afirma que “son muy limpios y ordenados, respetan las leyes, no dan besos, solo la mano, y si te conocen mucho pueden darte un abrazo pero no muy cerquita. No demuestran sus sentimientos, hablan despacio, el espacio privado es mucho más amplio que el de los latinos, y son muy ‘gauchos’ a la hora de ayudar si te ven en la calle con un mapa, te quedaste atascado en la nieve o se te pinchó una rueda”.

Claudia recuerda que los primeros meses fueron “bravos” porque “sacamos la licencia para conducir, tuve que aprender inglés, entender los productos en el supermercado, acostumbrarme a no tener servicio de mucama como tenía en Buenos Aires y rendir equivalencias para disponer de un título habilitante. Pero -agrega- una vez que atravesaron estos temas, “el resto vino solo”.
Así es que recordó la frase de otra argentina radicada en Winnipeg: “Canadá es como una escalera mecánica: una vez que te subiste te lleva sola”. Sólo es cuestión de estar decidido y tener la audacia para subirse a esa escalera que te puede trasladar a un futuro mejor.

Nuevos horizontes en Winnipeg
Winnipeg es una ciudad de tamaño mediano, localizada en la provincia de Manitoba en el medio de Canadá. Con una población cercana a las 700.000 personas, la capital se enorgullece a sí misma por su estabilidad económica, razonable costo de vida, vibrante vida cultural y su diversidad étnica.

La comunidad judía de la ciudad, actualmente de 17.000 personas, ha prosperado en Winnipeg por más de cien años, y desde el 2001 se ha enriquecido con el aporte de cientos de hermanos llegados de lugares tan distantes como Argentina, México, Bolivia, Uruguay, Brasil, Israel, Rusia, Ucrania, Moldavia, Sudáfrica, Alemania y los Estados Unidos.

La Federación Judía de Winnipeg ofrece a las familias interesadas, y potencialmente elegibles, una carta de referencia y apoyo requerida para tener la posibilidad de aplicar a la residencia canadiense a través del Manitoba Nominee Program a través de las Iniciativas Estratégicas.
La Federación desarrolla e implementa estrategias que promueven el crecimiento y la renovación comunitaria a través la facilitación de radicación de nuevas familias.

Como gran parte de las comunidades judías de Norteamérica, la de Winnipeg fue creada por inmigrantes, fundamentalmente, de Europa del Este, pero en los últimos años sus nuevos miembros provienen de América latina. De hecho, desde el 2001, más de 1.600 familias han realizado un proceso de absorción exitoso en beneficio de su progreso y para enriquecer a las organizaciones judías locales.

La Federación ofrece una carta de referencia y apoyo requerida para tener la posibilidad de aplicar a la residencia canadiense a través del  Manitoba Nominee Program. Entre la asistencia que las familias interesadas reciben, en el período de pre inmigración, figura la información acerca de ese y otros programas de inmigración, asesoramiento de las calificaciones para poder aplicar, información sobre los formularios y aplicación online, organización de la visita exploratoria y conexiones con contactos sociales y laborales, colegios, el Departamento de Reasentamiento e instrucciones a lo largo del proceso hasta recibir la visa de Residente. Luego, al momento de inmigrar, el Departamento de Reasentamiento acompaña en temas como la búsqueda de vivienda, trámites y referencias a programas que ayudan a la inserción laboral, entre otros temas.