A 70 años del Levantamiento del Gueto de Varsovia

Un genocidio, todos los genocidios

Con un marco rebosante de público, el acto central por el 70ª aniversario del Levantamiento del Gueto de Varsovia, llevado a cabo en Tzavta, contó con la presencia de Eugenio Zaffaroni, José Schulman, Adrián Lomlomdjian y Milena D'Atri, quienes desde distintas ópticas coincidieron en que la heroica rebelión judía de 1943 ofrece muchos motivos para ser celebrada.

Por Ariel Abramovich

El acto moderado por Darío Bursztyn comenzó con la emoción compartida por los numerosos asistentes que llenaron el salón principal de Tzavta, desde los más jóvenes hasta los mayores, con el dulce resonar del idish al cantar de Zog nit keyn, el Himno de los Partisanos.

La primera alocución del evento organizado por Polo por un Judaísmo Plural (Meretz, Convergencia e ICUF) fue la de Milena D’Atri, secretaria general de Hashomer Hatzair Argentina por Polo Judaísmo Plural, quien puso en relieve el rol de los movimientos juveniles en el levantamiento liderado por Mordejai Anielevich. “Los movimientos juveniles tuvieron que cerrar sus puertas a medida que la guerra avanzaba, pero esto no significó el fin de la educación que estos transmitían, tanto en Hashomer como en otros movimientos se siguió en forma clandestina con actividades, charlas y seminarios. Estas actividades no tenían una función práctica de conseguir comida o abrigo, sino algo más. Tenían que ver con lo mismo que hacen los movimientos juveniles ahora: salir de la actividad con esperanza, revitalizados, sabiendo desde lo más profundo de nosotros que un mundo mejor es posible y que podemos cambiar la realidad que nos rodea. Y que incluso dentro de la oscuridad del gueto existe un rayo de luz”, afirmó.
Luego, la joven militante vinculó la educación con la resistencia espiritual que caracterizó al levantamiento. “La resistencia espiritual se construyó desde la educación. Hubo jóvenes que pudiendo salir del gueto volvieron y organizaron un levantamiento armado, y esto no fue casual. Es esta experiencia educativa la que explica esta rebelión. La vida en grupo, la energía general del lugar y la convicción para con los objetivos es la que hizo del levantamiento del gueto un hecho heroico”, subrayó.

Luego fue el turno de Adrián Lomlomdjian, director de la Unión Cultural Armenia, una asociación que, tal como indicó el orador invitado, fue fundada en la década del ’20 del siglo pasado por sobrevivientes del genocidio armenio. “El levantamiento del Gueto de Varsovia simboliza la decisión de luchar contra la opresión y la barbarie, aun en las peores condiciones individuales y colectivas, en una lucha desigual entre ocupantes nazis y habitantes judíos de Varsovia, donde cayeron más 7000 combatientes de la resistencia y otros 56.000 fueron deportados al campo de concentración de Treblinka para ser ejecutados, mientras las hordas nazis destruían la ciudad”, describió. Y agregó: “Ellos, quienes decidieron combatir, prefirieron morir de pie, luchando, a vivir arrodillados”.
Luego describió algunos pormenores del genocidio armenio. «Si bien su fecha simbólica es el 24 de abril de 1915, comenzó mucho antes. A fines de siglo XIX, cuando el sultán Hamid convirtió en política sistemática de Estado la matanza de armenios, masacrando a más de 300.000 entre 1894 y 1896. A ese sultán lo sucedieron los Jóvenes Turcos, quienes una vez en el poder asesinan a 1.500.000 de personas, vacían los territorios armenios de sus ancestrales habitantes, destruyen todo vestigio cultural, usurpan sus casas, saquean sus bienes materiales y se apropian de la identidad de niños a quienes raptan y transforman en botines de guerra”, afirmó Lomlomdjian.

Posteriormente fue convocado al panel José Schulman, secretario de la Liga Argentina por los Derechos del Hombre. Schulman tiene un fuerte compromiso personal con la militancia en Derechos Humanos, dado que fue detenido-desaparecido y como sobreviviente de la represión participa en la investigación de los crímenes de la dictadura.
“Crecí en la institución del ICUF de Santa Fe, en el Peretz. Teníamos en el salón de actos un enorme mural de los combatientes del gueto, y recuerdo el acto de cada año como un hecho que incidió en mi formación y en la formación de mi generación”, cometó Schulman.
En otro tramo de su discurso, destacó que: “La insurrección del Gueto de Varsovia nos sigue interpelando, porque no fue el único acto de resistencia; pero no todos resistieron en el gueto, ni todos resistieron al fascismo en Europa ni en América latina. Por eso, a los que se negaron a ser llevados como rebaño de oveja les seguimos rindiendo homenaje, porque nos siguen interpelando y siguen construyendo la base para la lucha por la verdad, la memoria y la justicia en Argentina y en el mundo”, afirmó en una de las tantas afirmaciones que generaron estruendosas ovaciones del público.
Asimismo, Schulman ponderó la actual política en Derechos Humanos, que sorprende incluso a los militantes de las organizaciones. “No es verdad que en la cárcel soñábamos con juicio y castigo a los culpables. Algunos seguíamos soñando con la lucha y la revolución, pero la idea de que hubiera juicios ni siquiera fue algo que organizara la labor de las organizaciones de DDHH. Ya salí de la cárcel en 1977 y luego trabajé dos años en Rosario en la Liga, y cuando juntábamos los datos no era para condenar a nadie, sino para encontrar a nuestros compañeros».

Finalmente, tomó la palabra el Dr. Eugenio Zaffaroni, Juez de la Corte Suprema de la Nación, quien al subir al estrado fue aplaudido por tercera vez antes de que comenzara su charla. “El primer elemento de prevención de los genocidios es a través de la memoria y la identidad”, analizó. Luego de varias interesantes descripciones de diferentes genocidios y discriminaciones provocadas por el colonialismo, Zaffaroni se preguntó si la prevención tiene que ser a través del Derecho. “Tengo mis serias dudas, porque los aparatos jurídicos siempre están hechos a la media de algún sector hegemónico”, sostuvo.
En línea con el planteo anterior, el jurista describió la cruda realidad de que: “Si seguimos aquella cosa de qué legitima el Derecho, al final, ¿cuál es la norma fundamental que legitima que alguien haga el Derecho? La norma fundamental casi siempre es un genocidio. O es una conquista o una colonización o es un sometimiento de un pueblo o la ocupación territorial ajena”, afirmó.
Por todo esto es que advirtió y sugirió: “Cuidado con la discriminación y la jerarquización de seres humanos. Lo hacemos a veces inconscientemente. En toda jerarquización hay una semilla de genocidios, por suerte la gran mayoría no germina. Pero cuidado que estamos echando las semillas. No hay genocidio que pueda producirse sin por lo menos indiferencia de una población. No digo participación activa, pero por lo menos indiferencia. Y esto viene culturalmente preparado. El problema es cuántas semillas estamos repartiendo sin quererlo, cuántos riesgos estamos creando de esta naturaleza. La prevención del genocidio sí puede hacerse por este medio. Por el Derecho también, pero no por esa estructura jurídica, ni una ni otra, sino por un Derecho deducido en gran medida de la razón. Estoy convencido de aquello que decía Martin Buber: ‘El ser humano no es racional pero puede llegar a serlo’”.