7 de abril: Elecciones AMIA

Carta del javer Darío Teitelbaum

Hay casos en los cuales lo importante se transforma en urgente, y ambos plasman en una trascendentalidad inexorable. Es el caso de las próximas elecciones en la AMIA.
La realidad de lo judío en Argentina clama a gritos por un cambio, por una revolución. En cada rincón se agazapan excluidos ("no raigales", "no aptos", "no normativos"), indiferentes y aquellos para quienes "lo judío" paulatinamente se transforma en una vivencia no relevante en sus vidas. (...)

En cada café se reúnen jóvenes que no sólo no se sienten representados por las instituciones comunitarias, sino que ven la «conducta institucional judía» confrontada y hasta reñida con sus propios valores personales.

Afuera de las sinagogas está la mayoría judía, que reivindica lo cultural más allá de lo litúrgico, quienes ven los textos bíblicos como fuente de inspiración y no de autoridad, y en los parques se convocan aquellos que sienten necesidad de «oportunidades judías» para ellos y sus familias.
A las universidades asisten jóvenes que deben (¿deben?) poner en prueba su identidad frente a embates de los «anti- lo – que fuera».
Y por sobre todo, los silenciosos que no pueden elevar su voz, especialmente por exclusión económica o no ser parte de las prioridades de intereses del liderazgo actual.

Votar por Acción Plural, de la cual es parte Meretz Argentina, será tan solo el primer paso.
Pero para que no todo se resuma en una votación que cambie poder político por otro mejor, el próximo paso podría ser esa revolución tan requerida:
 VOLVER A SER JUDÍO POR 10 PESOS.
Campaña multitudinaria que permitirá a todo judío (sea su judeidad la que fuera) poder ser miembro (inclusive si no fuera socio) de la Comunidad Judeo Argentina.
Todos.
Los «medio» y los «cuarto», los que recuerdan las oraciones, tan solo la melodía o la emoción de escucharla.
Los que tienen (o recuerdan haber tenido) zeide y bobe, tate y baba o simplemente un abuelo y abuela «de la cole».
Los que no pueden seguir el tren de consumo que significa hoy poder ser judío («Consumo judaísmo, luego soy judío») o quienes no logran encontrar un camino – no afiliado e institucional- para expresar esa identidad, a veces sutil e imperceptible.
Los que no van a poder reunirse en «familia judía» ya que sus tendencias sexuales y de género no condicen con «el judaísmo».
Los que no son incondicionales con el oficialismo comunitario, y quienes ven otros caminos de relacionamiento con nuestro alrededor cercano o lejano.
Los que pueden convivir con estas diferenciaciones, sin que por ello vean las instituciones «menos judías».
Los que aún no ven -especialmente desde su juventud- la importancia de ser miembro de la comunidad, y luego será demasiado tarde para su integración.

Votar en este domingo por Acción Plural podría ser un primer paso de algo diferente.