Desafíos para el progresismo israelí

Entre dos fuegos

Desde Jerusalén, el javer José Alberto Itzigsohn analiza el panorama sombrío que enfrentan las fuerzas democráticas y pacifistas en Israel. Si bien actualmente las mismas conforman una minoría desunida, el autor confía en que esta situación se revertirá a medida que el pueblo israelí advierta lo inexorablemente peligroso de las políticas de choque constante que lideran las derechas tanto laicas como religiosas.

Por Jose Alberto Itzigsohn

Para quienes deseamos un Israel humanista, con justicia social, abierto a la convivencia con sus pobladores árabes y con los países islámicos vecinos, y un país solidario con los países en conflicto, es preciso admitir que ese anhelo está en peligro. Las amenazas son externas e internas. Las amenazas externas son de distinto tipo, pero se centran en la meta de destruir a Israel como entidad política independiente con una mayoría judía.
En esa meta coinciden fuerzas palestinas islamistas sunitas, como Hamas y el Djihad islámico, fuerzas islámicas chiitas, como Irán y el Hizballah en el Líbano, y fuerzas palestinas laicas, como El Frente Popular para la Liberación de Palestina. A ello debe sumarse como amenaza potencial el acenso al poder de partidos islamistas en países del área, como Egipto, Turquía y Túnez. En el aspecto externo, no debemos olvidar, tampoco, el crecimiento de grupos políticos que ven en Israel al eslabón más vulnerable de la cadena de aliados de los Estados Unidos, y por lo tanto, concentran, tanto estratégica como tácticamente sus ataques sobre él.

Tampoco debemos olvidar a las fuerzas antisemitas tradicionales que pueden escudarse atrás de esos movimientos. Aquí estimo necesaria una aclaración, pues pese a lo señalado antes, no toda crítica a Israel es antisemita y las manifestaciones de solidaridad con el pueblo palestino pueden ser legítimas, también, desde nuestro punto de vista.

La amenaza interna en Israel se centra en el crecimiento de fuerzas de extrema derecha, tanto religiosas como laicas, basadas en un supuesto derecho divino sobre la Tierra Prometida. Estas dos vertientes crean una continua expansión de las colonias judías en los territorios ocupados durante la guerra de los Seis Días (1967).
En el plano interno esas fuerzas amenazan con destruir instituciones esenciales para la democracia, como la independencia del Poder Judicial y otras.

Una consecuencia de la expansión territorial propiciada por la derecha sería la imposibilidad de crear un Estado palestino al lado de Israel y, como resultado, la incorporación de centenares de miles de palestinos bajo soberanía israelí. Verse en la alternativa de darles plenos derechos cívicos bajo soberanía israelí, como corresponde, anularía a corto plazo la mayoría judía en Israel. En su defecto, al negarles la plenitud de sus derechos, se crearía una situación colonial y de apartheid insostenible en nuestra época. Esta situación originaría un estado de guerra permanente y el aislamiento total de Israel del resto de los países, incluso de muchos que en este momento son sus aliados, como es el caso de Estados Unidos. Cabe señalar que en ese país no faltan voces importantes que señalan que la política de asentamientos del gobierno de Israel perjudica a sus intereses políticos globales. Se comprende que ese aislamiento debilitaría mucho la capacidad defensiva de Israel y sus posibilidades de supervivencia, y que sin llegar a extremos catastróficos, el crecimiento de la extrema derecha deformaría, como ya lo está haciendo, al carácter de la vida en Israel.

Este panorama sombrío es un peligro real, pero no es insuperable. Existen en Israel fuerzas democráticas y pacifistas que hoy por hoy son minoría y están desunidas, pero son una minoría muy importante. Y además estamos en una situación paradojal, pues las ultimas encuestas revelan que entre el 50 y 60 por ciento de las personas que se proponen votar a los partidos de derecha cuya política concreta frena el proceso de paz, aprueban la creación de dos Estados con las fronteras de 1967 con modificaciones de distinto tipo.

El apoyo de las fuerzas democráticas y pacifistas en todo el mundo nos es esencial, en particular para cuando llegue el momento en que la mayoría de nuestro pueblo comprenda que es guiado en un rumbo de choque que en la realidad es muy peligroso, y en otra faceta trascendental, que es ayudar a separar la crítica a la política de Israel del llamado a la destrucción de Israel.