Entrevista con Meir Margalit, Concejal de Jerusalén

No se puede ser democrático sólo para los judíos

Sin lugar a dudas, algunas palabras de Meir Margalit, concejal de Jerusalén por Meretz, pueden resultar provocadoras. Pero, al mismo tiempo, este veterano dirigente que llegó a Israel desde Argentina en 1972, es un soñador que hace del proceso de paz el combustible que motoriza toda su actividad política. Integrante destacado del Foro israelo-palestino por la Paz -que en febrero se reunió con Cristina Fernández de Kirchner en la Casa Rosada-, durante su breve estadía porteña mantuvo una charla abierta con Nueva Sion.

Por Ariel Abramovich

Hijo de sobrevivientes de la Shoá, Meir Margalit transitó en primera persona las contradicciones ideológicas que sacuden al Estado de Israel. De sionista de derecha, pasó a considerarse un izquierdista no sionista que roza el anarquismo. De fundador del Comité Israelí Contra la Demolición de Casas (ICAHD), pasó a ser responsable de la política municipal para Jerusalén Oriental, con la idea de luchar desde adentro contra las demoliciones.
Educado en un hogar porteño donde se concebía a Israel como el único lugar donde los judíos pueden vivir con seguridad, militó en Betar hasta que en marzo de 1972 hizo aliá. Durante la guerra de Yom Kippur sufrió una herida, que si bien no fue grave, lo obligó a recibir atención hospitalaria. “Al ver tanta gente herida de muerte, viudas y madres que se quedaban sin sus hijos, empecé a entender que el precio que estábamos pagando por mantener los territorios era demasiado caro”, explica.
Así fue que empezó un derrotero que lo llevó primero a doctorarse en Historia de Israel, y luego a integrarse a Shalom Ajshav, participar de la creación de Meretz, y en 1997 a fundar el ICAHD. En 1998 fue elegido miembro del Consejo Municipal de Jerusalén, y tras dejar la política durante seis años, volvió a ser electo en el 2008 para el mismo cargo. Desde hace seis meses, es el responsable del Consejo para Jerusalén Oriental.

-¿Qué pretexto usan desde el municipio de Jerusalén para demoler casas de los palestinos?
-El municipio les niega a los palestinos la posibilidad de construir legalmente porque tiene miedo que dentro de poco sean mayoría. No se los acusa de ocupar tierras que no les pertenecen. Suponen que si no les dan la oportunidad de construir casas, dejarán la ciudad. Pero los palestinos no dejarán su tierra porque no les den permisos. Si se los dan, bien; y si no construirán igual. El presupuesto municipal alcanza para demoler aproximadamente el 10% de las casas ilegales. Entonces muchos toman el riesgo, y rezan para que no les toque a ellos.
Desde mi posición de concejal, lucho contra el sistema de demolición. Lamentablemente soy cómplice, pero paralelamente estoy adentro para tratar de cancelar esas demoliciones.

-Imagino que respecto a este tema no tenés mucho apoyo a nivel oficial…
-Tal vez apoyo no, pero tengo buena relación con la mayoría de los miembros de todos los partidos; incluso con el alcalde, y hasta con los jaredí. Ellos marcan la elección de las políticas municipales. Son la mitad del municipio y ningún alcalde puede desplazarlos. Con los jaredí tengo cosas en común, pero desde ángulos distintos. Por ejemplo, al Estado -como organización- ellos no le otorgan ningún valor moral. Comparto eso, porque para mí el Estado no vale nada. Hay que cuidarlo, porque en ciertas áreas lo necesitamos, pero no tiene ningún valor nacional. Ellos no quieren que sus hijos vayan al Ejército, y yo tampoco. Ellos lo hacen por motivos religiosos, yo por motivos anarquistas.

-¿Con los partidos que sostienen las iniciativas de los colonos también tenés cosas en común?
-Podríamos decir que ellos tienen cosas en común conmigo, no yo con ellos. Ellos son conscientes de que los procesos demográficos están en nuestra contra. Por ende, entienden que a Jerusalén hay que dividirla. Intentaron traer judíos de todos lados, y se escaparon. Intentan echar a los árabes, pero ellos se quedan y siguen construyendo ilegalmente. Si querés que Jerusalén sea judía en el año 2020, más vale que empieces a dividirla hoy, porque de lo contrario la perdés.

-¿Con qué criterio se establecerían los límites entre las dos áreas?
-Los límites se marcan en base a la división demográfica. No será una división territorial, sino una división funcional. Será una ciudad unificada, no habrá fronteras entre ellas. Una misma ciudad, dos municipalidades, dos capitales para dos naciones.

-Viniste a Argentina con una comisión conjunta con árabes, y desde tu cargo te relacionás diariamente con los palestinos. ¿Cuáles son los objetivos comunes de esas afinidades?
-Ambos creemos que nuestros hijos tienen que poder volver a casa tranquilos, dormir y comer bien, y a la mañana siguiente estudiar o trabajar. Ese es el mayor valor común que las personas pueden tener en la vida.

-¿Con quienes no tenés afinidad?
-Cuando tomé el cargo de concejal para Jerusalén Oriental, mi predecesor era también responsable por los colonos judíos. Mi planteo fue no ser responsable de ellos, y que si fuera por mí los echaría. No acepté y no acepto tener ninguna relación con ellos. También tengo problemas con Lieberman y su gente. No tengo ningún tipo de afinidad con los inmigrantes rusos que se convirtieron en derechistas de tanto odio al comunismo soviético.

-Estás en Meretz desde su nacimiento. ¿Cómo es tu relación actual con el partido?
-Meretz es todavía un partido sionista, y yo ya no me considero sionista. Es un anacronismo considerarse sionista. Fue un movimiento que se propuso crear un Estado, revivir una lengua, rescatar la diáspora, etc. Pero tendría que haber cerrado sus puertas a partir de la década del ’50 o del ’60, porque el objetivo ya fue cumplido. Si uno quiere a Israel, hay que llamarlo patriota, como pasa en todas partes del mundo.
Por otro lado, a diferencia de la postura clásica de Meretz, no creo que haya que negociar la paz y los territorios en el mismo nivel. Los territorios hay que devolverlos inmediatamente sin ninguna condición. Primero devolvé lo que robaste, y después ponete a negociar la paz.

-Al no sionismo muchas veces se lo vincula con el rechazo al Estado de Israel…
-Conozco decenas de personas que no son sionistas y en ningún momento ponen en tela de juicio el derecho que tiene Israel a existir. Podrán objetar otra cosa, y es que el sionista plantea que Israel tiene que ser primero un Estado judío, y luego una democracia. A mí no me importa si Israel es un país judío, quiero que sea un Estado israelí. No puedo soportar que los árabes, que son un 20% de la población, sean ciudadanos de segunda clase. Si el precio de tener un Estado judío es que ese 20% sea discriminado, con todo el dolor de mi vida, yo renuncio al Estado judío. No se puede ser democrático sólo para los judíos.

-El eventual regreso de los refugiados palestinos cambiaría la balanza demográfica…
-Los refugiados que quieran, que parece que son menos de los que creíamos, volverán a Cisjordania. A los refugiados que son oriundos de lo que hoy es Israel los indemnizaré. Es lamentable, pero no puedo cubrir una injusticia a través de otra injusticia. No puedo decirle a la gente de Ashkelon que tendrán que mudarse porque volverán árabes. Eso también lo saben los palestinos. Cuando dicen: “Me conformo con la frontera del ‘67”, no están hablando de que los refugiados volverán a Yafo, Ashkelon, etc.

-Pero el reclamo es para que vuelvan a Israel, ya sea al lugar de donde partieron o bien a algún otro.
-Hay judíos que sueñan con ambas márgenes del Jordán y hay palestinos que sueñan con volver a Yafo. Yo no tengo problema con la gente que sueña, tengo problemas con la gente que usa la violencia para concretar su sueño. Ellos saben que eso no es posible, y nosotros también sabemos que no es posible. No hay en la vida una Justicia al 100%, y en Medio Oriente tampoco parece que la haya.

-¿Tienen éxito en general tus iniciativas políticas? Lamentablemente, pareciera que los colonos están ganando la partida en Jerusalén…
-Es algo que me pregunto varias veces al día. Estoy haciendo este trabajo desde hace seis meses, así que aún me falta perspectiva para responder esa pregunta. En tanto la respuesta de los palestinos sea: “Quedate, porque te preferimos a vos antes que al anterior”, yo me quedaré.

-¿Cuál es tu perspectiva en relación a la posibilidad real de iniciar un proceso de paz?
-Si me hubieses hecho esa pregunta antes de este viaje a Argentina, tal vez te hubiera dado una respuesta más pesimista. Cuando te meten un poco de optimismo empezás a ver las cosas desde otra perspectiva. Creo en los procesos dialécticos. El péndulo ahora está en sus peores momentos, pero en un punto determinado va a volver hacia el lado sensato de la historia y este conflicto se apagará.

-Las posibilidades de que no acabe bien son muy concretas…
-Yo no puedo concebirlas. No me puedo dar el lujo de pensar que esto no tiene solución.-

Con Cristina
Gracias al conocimiento del país y del idioma, Meir Margalit fue uno de los principales expositores del comité de israelíes y palestinos que arribó a Buenos Aires para reunirse con la presidenta Cristina Fernández de Kirchner el 9 de febrero. Del sorpresivo encuentro, que produjo expectativa positiva en la delegación, también participaron Samaan Khoury, Presidente de la comisión política palestina del Foro de ONGs por la Paz; Nancy Sadiq, Directora de Panorama, un centro palestino que promueve la democracia y el desarrollo social; el israelí Ron Pundak, considerado el «arquitecto» de las tratativas que tuvieran lugar en Oslo en 1992; y el canciller Héctor Timerman.