Iamim Noraim en Córdoba

A Shlomo Slutzky, veterano compañero y colaborador de Nueva Sión y desde 1996 corresponsal del Diario CLARIN en Israel, lo conocemos en los últimos años también como realizador documental (El 18.7.2009 se trasmitió en Argentina su película "El tercero en Camino" sobre los atentados a la embajada israelí y la AMIA por el Canal ENCUENTRO). En estos días, Shlomo llega a Argentina y nos explica aquí por qué decidió pasar los "Iamim Noraim" (Días terribles) que van desde Rosh Hashana, Año Nuevo Judío, hasta Iom Kipur, el Día del Perdón, en Córdoba y junto a su comunidad judía. A continuación nos explica por qué decidió filmar la parte argentina de su documental "Sin Punto y Aparte" en estos días destinados al balance espiritual.

Por Shlomo Slutzky

Mucho se ha dicho acerca de los 2000 muertos y desaparecidos judíos durante la última dictadura militar en la Argentina.  Esta cifra espeluznante, que es completamente desproporcionada en relación a la población judía en la Argentina de 1976, habla de un ensañamiento especial con los judíos por parte de los represores. Yo mismo, durante los 33 años que vivo en Israel – a donde llegué como miembro del movimiento sionista socialista "Hashomer Hatzair"- no desperdicié ninguna oportunidad, como ciudadano, periodista y realizador documental, para denunciar a una dictadura tan sanguinaria como antisemita.

Pero con la perspectiva del tiempo que pasó -para todos los que sobrevivimos  a aquella tragedia y a los avatares de los años-  damos cuenta que esta cifra -2000 muertos y desaparecidos- es también una expresión del alto compromiso de muchos jóvenes judíos argentinos, tanto con la realidad del país en el que sus progenitores habían encontrado refugio luego de ser perseguidos en Europa, como con su propia historia, la historia de un pueblo que conoce la discriminación y la persecución, y que no puede mantenerse al margen de ellas.

Este fenómeno de "sobre-representación judía" en movimientos libertarios y de cambio social, no es particular de la Argentina. Pero la masacre que decapitara a una casi entera generación de jóvenes argentinos durante la dictadura militar y entre ellos a 2000 judíos, dejó grabada en sangre la experiencia argentina de la que yo mismo fui parte.

Esos fueron días terribles y sanguinarios años en los que las imágenes de injusticia social a nuestro alrededor llevaron a miles de judíos argentinos, alumnos de escuelas secundarias, estudiantes universitarios y entre ellos muchos miembros de instituciones judías y sionistas progresistas, a identificarse con las luchas de los sectores más golpeados de la sociedad y los movimientos que levantaban banderas de cambio y liberación.

En medio de esa vorágine, en enero-febrero de 1974 compartí un seminario en Israel junto a decenas de jóvenes judíos argentinos allegados al movimiento sionista-socialista y kibutziano. Eran los días de una Israel lamiendo aún las heridas de la Guerra de octubre del 73 y una Argentina en la que crecía día a día la fuerza de los López Rega y la Triple A, como un preámbulo de la tragedia que entonces ni siquiera nos imaginábamos.

Fue en esos dos meses de estudio y trabajo en kibutzim donde conocí de cerca  al grupo cordobés, recientemente escindidos del Comité Coordinador de Centros Apartidarios y constituido entonces como Línea de Acción Sionista Socialista. En esos mismos momentos se hallaban en Israel los miembros de otro grupo de jóvenes judíos cordobeses, los del movimiento Jativá Anilevich,  universitarios que habían llegado como voluntarios por medio año inmediatamente después de la Guerra de Octubre de 1973.

Pero al término de esta experiencia en Israel, nuestros caminos se separaron. Como muchos otros jóvenes judíos en aquellos tiempos, el grupo de los "javerim" de Córdoba abandonó  la "peilut" (Actividad) en el movimiento sionista y pasó –en su mayoría- a militar en la izquierda nacional -ya en la clandestinidad- mientras que yo personalmente decidí emigrar a Israel, para luchar ahí por la paz y el socialismo.

Los "javerim" cordobeses, como muchos otros en el resto del país, se vieron obligados a pagar un alto precio por el camino elegido, cobrado en moneda dura de muerte, desaparición, exilio y la destrucción de tantas vidas de quienes físicamente sobrevivieron.

Pero con la perspectiva del tiempo, debemos hoy afirmar que estos miles de jóvenes, que como yo fueron educados en familias, escuelas y movimientos juveniles judíos, debieron también pagar el precio de ser acusados por muchos desde las instituciones judías e israelíes, como quienes habrían puesto un "punto y aparte" a su judaísmo, al borde de la traición, siendo sentenciados en ausencia a un alejamiento que dura -para muchos- hasta el día de hoy.

Es esta sentencia de hermanos contra hermanos, es la sensación de haber quedado preguntas como heridas abiertas, la que me lanzó a esta aventura de realizar un documental sobre el fenómeno del que no fui ajeno. Y de realizarlo no como periodista objetivo, sino como quien fue parte de la época y también a quien le quedan preguntas por responder.

Según la tradición judía, en los "Iamim Noraim", aquellos días que van de Rosh Hashana (Año Nuevo Judío) a Iom Kipur (Día del Perdón) son juzgados todos los hombres, dictándose su veredicto. Por su parte, los hombres tienen la responsabilidad de utilizar esos días para un balance espiritual personal, pero también para palear todos los pecados que hicimos a nuestros prójimos, solicitarles perdón y, si hay lugar, expresar un sincero arrepentimiento.

La elección de los Iamim Noraim ("Días terribles" en una posible traducción del hebreo) para filmar mi documental en Córdoba, tiene que ver con los verdaderos "Días terribles" de la época de la Dictadura Militar, y por estar en la víspera del segundo juicio Luciano Benjamín Menéndez, quien no quiso nunca expresar arrepentimiento por los crímenes que realizara contra miles de argentinos, muchos de ellos judíos, como mis amigos muertos y desparecidos.

La elección de los "Iamim Noraim" para la filmación del documental tiene que ver con la sensación de que hay mucho para re-pensar respecto a aquellos días, incluyendo las mutuas acusaciones entre quienes compartíamos el deseo de lograr una sociedad mejor, pero estábamos en disenso respecto a cómo y dónde hacerlo.

¿Qué mejor que los "Iamim Noraim", qué mejor que el acto de recordación a los muertos y desaparecidos a realizarse junto al Kadish tradicional de la víspera de Iom Kipur en el cementerio de San Vicente en la mañana del 27 de setiembre, qué mejor que este marco para filmar "Sin Punto y Aparte"?

Las vueltas del destino que me hicieron a mí "contar el cuento" cuando perfectamente podía estar en las fotos de los carteles que izan las madres de los desaparecidos, me llevan hoy a tratar de asumir el reto de los "Iamim Noraim" y hacerlo con ustedes y vuestra colaboración en Córdoba, setiembre del 2009.

Shaná Tová,