Un momento de elección

Rosh Hashana y las voces de Dios

Por Daniel Goldman

El año nuevo judío, que indica el simbólico aniversario de la creación del mundo, coincide este año  con la noche del viernes 18 de setiembre. La liturgia judía incluye en todas las celebraciones la lectura de una  parte del Pentateuco, de los primeros 5 libros de la Biblia. Al festejar el año nuevo, simbólica creación  del mundo, deberíamos leer los primeros capítulos del Génesis que hablan de la creación. 

Pero en realidad la lectura que los sabios antiguos establecieron dentro del ritual es el del Génesis,  capítulos 21 y 22, que incluye la conocida historia del sacrificio del patriarca Isaac. ¿Por qué?

Repasemos rápidamente la historia. Dios le dice a Abraham que lleve a su hijo Isaac, para ofrecerlo  como sacrificio. Abraham se prepara para hacerlo, pero en el último instante Dios interviene y le dice “salvá al niño”, y sacrifica un carnero en su lugar. Existieron decenas de explicaciones acerca de esta  historia preocupante: unos dicen que Dios probaba la fe de Abraham; otros, que Dios intentaba enseñar a Abraham que nada en la vida es tan importante como el amor a Dios.

Una interpretación de este  pasaje bíblico que me resulta fascinante, la descubrió mi amigo el rabino Michael Lerner. Él sugiere que cada inicio de año es un momento de elección, y que en vez de leer la historia de manera secuencial, en la cual Abraham primero oye la voz divina para sacrificar a su hijo, y después escucha el mandato de no lastimarlo, debemos entender que Abraham oye las dos voces simultáneamente. Es decir, que en el  mismo momento que una voz le dice “sacrificá al chico”, otra le dice “salva al chico”, siendo que cada una de ellas es la autentica voz de Dios que nos da para elegir, y la elección es nuestra. Abraham escucha ambas voces, pero dice “no” a la primera y opta por la segunda, imaginándose que ésta debe ser la voz “más importante” de Dios.

 Que Dios tenga varias voces que hablan simultáneamente, le da una belleza poética única al texto bíblico y abre la puerta a la libertad. La historia nos enseña que existen voces que oímos dentro nuestro y que están en conflicto. Como Abraham, todo el tiempo escuchamos voces contradictorias en nuestras conciencias, en nuestras almas, que nos hablan a  nosotros mismos y cada una insistiendo que dicen lo correcto. Oímos en nuestra conciencia la voz que  te dice “sé firme, no te comprometas”. Y otra que te dice “y si vos no te comprometés, ¿quién se va a comprometer”. Una que te dice “demostrá lo rudo que sos”, y otra que te dice “sé un poco más humano”.  Una que te dice “él te lastimó, se aprovechó de vos, ¿no aprendiste que allá afuera es una selva?”. Y otra  voz dice: “¿Querés aumentar la cantidad de dolor y de cólera que existe allá afuera o estás dispuesto a  que la cadena de violencia termine en vos?”.

Aprender a elegir la voz que nos enseña que el odio no  puede expulsar al odio es uno de los mensajes centrales de esta festividad. Que este año 5770 que se  inicia seamos el eco de la voz del amor, la justicia, la solidaridad, la comprensión y la compasión.