Los judíos de Estambul

Por Por Alicia Benmergui

El Museo Judío
El Museo de los Judíos Turcos es el resultado de un trabajo de más de cuatro años de búsqueda y recolección de  objetos y documentos, y de preparación de las exposiciones. Es la celebración del establecimiento en Turquía de los judíos de origen sefarad y para ello fue creada en Turquía en 1989 la Fundación del Quinto Centenario (500. Yıl Vakfı) que realizó un rico programa de actividades tanto en Turquía como en otras ciudades de los Estados Unidos de América, de Canadá, de México y de muchos países europeos.
En el marco de este programa se decidió constituir un museo para conservar el patrimonio cultural de los judíos turcos y dar a conocer al público mundial la tolerancia y el carácter humanista del pueblo turco, para que sirva de ejemplo a otros. El objetivo del museo es de demostrar “como pueblos de raíces, religiones, costumbres e idiomas diferentes pueden vivir juntos y en armonía”. Al mismo tiempo es la historia de los Judíos en el Imperio Otomano y la República de Turquía, una historia de siete siglos que empezó con la conquista de Bursa por parte de los Otomanos en 1326 y el permiso acordado por Orhan Bey a los Judíos de la ciudad de construir una sinagoga, la Etz ha-Hayim (Arbol de la vida). Esta historia continuó con la bienvenida dada en el siglo XIV a los Asquenazím de Europa Central y en el siglo XV por el Sultán Ballaceto (Bayazid) II a los Sefardíes, una historia que continúa hasta nuestros días.
Este Museo, el primer y único museo judío de Turquía, consta de tres pisos. A la entrada se encuentra una escultura de Nadia Arditti, en memoria de los soldados Judíos caídos en el campo de honor durante las Guerras Balcánicas, la Primera Guerra Mundial en el frente de Çanakkale (Dardanelos) y la Guerra de Independencia. Por las escaleras, donde las novias subían con sus padres y bajaban después del matrimonio con sus esposos, se sube al primer piso que era el salón principal de la Sinagoga. Paneles, mapas y vitrinas con objetos del ceremonial religioso (tallid, rimonim, seferim, punteros) nos resumen la historia de los judíos turcos y la influencia de las costumbres musulmanas y otomanas locales, siempre conservando la propia identidad.
Un libro impreso en 1512 en Estambul, el Midrash Teilim, y un volumen de Me-Am Loez están expuestos en el Museo. La historia de la prensa judeoespañola se puede seguir en veinte paneles, algunos de los cuales  se unen  con ejemplares originales de periódicos y revistas. La música clásica turca fue desde siempre un terreno en el cual los judíos consiguieron un gran éxito con sus obras y melodías. Ha habido participación de los judíos turcos, durante siglos, en todos los aspectos de la vida social del país.

 

 

 

 

Los cementerios
Desgraciadamente los cementerios antiguos del periodo Bizantino no existen más. El cementerio más viejo  de Estambul es el de Kuzguncuk donde hay tumbas del siglo XVI como la del Haham Eliézer Mistriel (5322=1562), la del Rav Abraham Farhi (5375=1615) y la del Rav Meyohas, etcétera. Se sabe que Kuzguncuk era considerado como un lugar santo porque era la primera parada judía en el lado asiático. Y es así que los que querían morir en Jerusalén pero que no tenían la posibilitad de ir allá, se establecían en Kuzguncuk y dejaban testamento de ser enterrados allá.
El cementerio de Hasköy y el cementerio Karaita contiguo datan del siglo XVII  están todavía en uso. El cementerio de Ortaköy se sigue utilizando      A pesar de que se dice que data de la época bizantina no se han encontrado tumbas de aquella fecha. Aquí está el sepulcro de Ribi 12 Naftali ben Yitzhak ha-Kohen Katz, gran sabio de la Cabala, nacido en 1645 en Polonia.
Después de un incendio en su sinagoga, del cual fue considerado responsable Ribi Katz, estando en Estambul en camino hacia Jerusalén se enfermó y no pudendo continuar su camino se instaló en Ortaköy donde murió en 1719.  Su tumba es visitada cada año por sus discípulos que vienen de los Estados Unidos para esta oración. Se cuenta la leyenda de Tsaranski Alia, enterrada al lado de su tumba.
En Sisli se halla el Cementerio Judío Italiano con su entrada barroca. Fundado en 1854 para servir las familias judías emigrantes de Crimea, este cementerio pertenecía a la comunidad judía italiana por decreto del Sultán Abdulaziz. Muchos nombres italianos, franceses, latinos y aun rusos se pueden leer en las lápidas de las sepulturas.
En el principio del siglo XX se utilizaban los cementerios Sefardí y Asquenazí de Ulus, que están en servicio actualmente.

Encima del camino que lleva de Hasköy a Sisli se puede ver en el lado izquierdo el Mausoleo de la familla Camondo, una familia distinguida de Estambul, banqueros y filántropos que participaron mucho en la vida social de la comunidad judía, en especial en la educación. Abraham-Salomón de Camondo, no obstante que murió en Paris fue enterrado en este mausoleo de estilo neogótico que hizo construir en vida, tal como lo había pedido en su testamento.