Entrevista a Ricardo Forster

“El sistema es la corrupción”

Ricardo Forster (52), filósofo, ensayista, profesor en la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Buenos Aires, y uno de los principales referentes de la agrupación Carta Abierta, brinda en la presente entrevista tajantes y polémicas definiciones sobre la actualidad de nuestro país.

Por Por Julián Blejmar

¿Qué cree que motivó a que muchos intelectuales y académicos, alejados de la arena política, se reunieran en torno a Carta Abierta e intentarán tener un protagonismo más allá de las aulas?

 

Habría que hacer una diferenciación porque parece que los intelectuales se refugian en la vida académica o la universidad, desconociendo que hay toda una tradición argentina del ensayo cultural político que viene de Ezequiel Martínez Estradas hasta Jorge Luis Borges, pasando por Raúl Scalabrini Ortiz, Rodolfo Walsh, y muchos otros. Siempre hubo intervención de intelectuales, aunque es cierto que fue menos visible en el final del siglo pasado, donde unido al fin de las ideologías, al fin de la historia, y con el paradigma sartreano puesto en cuestión, parecía que los intelectuales solo se expresaban en paper académicos. Pero en mi caso, al igual que lo hizo Nicolás Casullo o lo hacen  Eduardo Grüner u Horacio González, entre otros, reivindico esta tradición ensayística, fundamentalmente luego de lo inaugurado en el 2003 por Kirchner a partir del discurso del 25 de mayo, que generó otro clima para el lenguaje político, y ante el estallido del conflicto el 11 de marzo de 2008 en torno a la 125, que despertó algo que estaba latente.

 

¿Su inserción nace entonces por lo que denomina como recuperación del rol de la política por parte del kirchnerismo o bien por la resolución 125?

 

Diría una mezcla, el kirchnerismo en 2003 produjo un giro en la devastación de la política para el imaginario social de la argentina, reintrodujo, con idas, vueltas, y diversas contradicciones la dimensión política, asociada a un giro que estaba operando en gran parte de Sudamérica, donde se fue cerrando el modelo despolitizador del neoliberalismo, ese pasaje de la lengua política a la empresarial y la reducción de toda la esfera pública a la lógica de mercado. Incluso trajo aparejado el debate en torno al populismo, un debate mas que importante porque se reintroducía la cuestión política. Pero asociado a este debate, el 2008 impactó muy hondamente en gran parte de la sociedad argentina, las derechas se hicieron visibles y ocuparon espacios públicos de una manera no usual en sus tradiciones e historia política, quedando claro que había una demanda de participación muy intensa, y en su interior un grupo significativo del ámbito académico y cultural, quienes quisieron romper lo que era una visión un tanto simplista y homogénea de las clases medias furibundamente antikirchneristas, y sobre todo un discurso y practica que demonizaba aquellas experiencias que caían bajo el cartelito del populismo. Carta Abierta vino a decir algunas cosas que estaban latentes, e intentó romper ese discurso monótono, vacío, y de progresismo lavado que tienen los medios de comunicación.

 

Hacía referencia a que la derecha ocupo espacios que no le eran propios ¿A cuales se refiere?

 

La alquimia entre Sociedad Rural y Federación Agraria le dio a la reivindicación rentista del sector concentrado de la economía agropecuaria una dimensión inesperada. Si la protesta hubiera sido solo de Sociedad Rural o Confederaciones Rurales, es decir la tradicional “oligarquía” no habría llegado tan lejos en el sentido común, pero la Federación Agraria le agrego el rostro curtido de la simbología del gringo, del productor, de la familia campesina a la vera de las rutas, y capturaron el lenguaje, los espacios públicos y los símbolos tradicionales populares y democráticos, como los actos del 25 de mayo y el realizado frente al Monumento a los Españoles, todos los cuales nunca tuvieron que ver con defender una renta.

 

Afirmó en algún momento que se hizo kirchnerista debido al espanto que le provocaba una clase media bienpensante, estéticamente correcta, respetuosa de la diversidad sexual y amante de Palermo Soho, pero políticamente muy reaccionaria. ¿Cree efectivamente que es el kirchnerismo la respuesta a esa clase?

 

El kirchnerismo, citando a Ernesto Laclau, es un significante vacío flotante, incluso en esta reflexión en torno al populismo. Recuerdo que una vez David Viñas, sentado en el bar “La Paz” decía de modo jocoso “Yo no se que esto del kirchnerismo, me resulta indescifrable, pero cuando leo La Nación se de que lado debo estar”. Igualmente el kirchnerimso habilitó y liberó recursos intelectuales y teóricos que estaban vedados y silenciados, como en definitiva sucedió en toda América Latina. Habilitó una nueva entrada en la vida política argentina, por supuesto con sus límites, con sus carencias y contradicciones. Pero en este momento crucial, para mi el haber sigue quedando del lado del gobierno, y su  posibilidad de recambio no va venir por la sustitución de una izquierda popular que haga lo que el kirchnerimo no supo o no pudo hacer, sino de una fuerza de derecha. Frente a eso, Carta Abierta apoya al gobierno y al mismo tiempo señala las carencias, deficiencias y problemas reales en la construcción kirchnerista.

 

Carta Abierta nació de hecho como un apoyo concreto a una política puntual y determinada, la resolución 125 que ampliaba el porcentaje de retenciones a las exportaciones agrarias, pero comenzó a ser un espacio de defensa del gobierno kirchnerista. ¿No observa algún tipo de conflicto entre el rol que usted y los integrantes de Carta Abierta tuvieron siempre como intelectuales críticos, y el apoyo a un espacio, cualquiera sea el mismo, de poder?

 

Por supuesto que hay una tensión. En una conferencia histórica que Sastre brinda a los intelectuales del 68 en Paris, les decía que el intelectual es una extraña combinación de critica y fidelidad, que tenía que mantener su visión crítica y disruptiva del orden de las cosas, pero que en determinadas circunstancia debían asumir un compromiso político de acción y al mismo ser tiempo ser fieles a lo que podían llegar a leer como una necesidad frente a una circunstancia histórica, siempre en la tradición democrática y popular. Hay momentos de alto dramatismo en la historia política o encrucijada nacional que exigen tomar partido, lo cual implica equivocarse, relacionarse con el lodo de la política, salir de la virginidad, la transparencia o la pureza, y darse cuenta de que los modos de la política o la conflictividad del poder no solo están vinculados a causas emancipatorias sino también a pequeñas miserabilidades. Te encontrás conversando con gente con la que probablemente nunca  te hubieras sentado a tomar un café, y ahí está la responsabilidad y los valores éticos, a partir de los cuales se asume un compromiso publico y una critica que no sea indulgente con uno mismo, es decir que alerte funcionando no sólo frente a lo que dicen los demás, sino también hacia lo que estamos diciendo nosotros mismos. La quinta carta abierta de hecho planteo problemas y opacidades en el devenir político, pero en este momento debe primar el ser parte de un proceso de sostenimiento de la política de gobierno.

 

Exceptuando el adelantamiento de elecciones, desde el gobierno no se han tomado este año decisiones polémicas. ¿Qué rol le cabe a Carta Abierta en un escenario como el actual?

 

Continuamente debatimos el perfil de Carta Abierta, su significación e incluso su lenguaje. Incluso por gente que se encuentra fuera del espacio hubo mas de una critica sobre el modo encriptado, barroco, y complejo de decir las cosas, pero nosotros reivindicamos intervenir vía el leguaje de las cartas en el debate político y publico, que incluso cuaja en las listas del gobierno. Esto es así porque el espacio de Carta Abierta participó de un encuentro de la CGT y la CTA, y firmo junto a ellas una solicitada a favor de la reestatización de Aerolíneas Argentinas. Carta Abierta fue además uno de los puentes entre sectores en parte quebrados. De hecho, la ultima vez que los principales movimientos sociales se encontraron fue en el espacio de Carta Abierta, donde asistieron Luis D’Elía, Emilio Pérsicco, Humberto Tumini, y Edgardo Depetri. Pero Carta Abierto es por sobre todo un intento de elaborar otro modo de construcción política en la Argentina, por lo que en discusiones de asamblea rechazamos ser parte de los armados políticos, no porque lo veamos como negativo, sino porque ese no es el destino de Carta Abierta. Pero sí nos interesa realizar intervenciones como acompañar la campaña Carlos Heller y Julio Piumato, y realizar actos en sindicatos del interior o del Gran Buenos Aires. También te puedo nombrar los debates en las asambleas, incluso con políticos de distintas ramas como Julio Piumato de la CGT de Hugo Moyano y Tito Menna de la CTA de Hugo Yasky, quienes finalmente participaron de un armado político. O debatiendo en esas asambleas con compañeros que ven de una manera para nosotros equivocada la fuerte contradicción de la realidad política argentina, pero que son amigos y creemos que deberían estar en un proyecto más amplio de cara al 2011, sobre todo en estos dos años muy complejos. Queda claro que sigue habiendo una muy poderosa variable destituyente, no solo en las palabras de Mariano Grondona, Hugo Biolcatti o el macrismo, sino porque es parte de una dinámica de la corporación económica política mediática concentrada, esto de ir horadado la capacidad de la democracia argentina de profundizar transformaciones que giren hacia lo reparatorio popular. Esto no es nuevo, viene del 55 en adelante, y con mayor intensidad del 66 en adelante y luego en la democracia,  con la caída del alfonsinismo.   

 

¿Cree que las críticas que recibe Carta Abierta por parte de varios intelectuales se inscriben en la relación de desconfianza que tradicionalmente ha tenido gran parte de este sector con respecto al peronismo y todo lo que este movimiento representa?

 

Vos te referís a un “gorilismo”… no lo se, en algunos casos puede ser, pero una cosa son los exabruptos y otro es cuando la discusión es más refinada. Digo esto porque me parece de un reduccionismo elemental cuando se piensa Carta Abierta desde la lógica de la cooptación por parte del gobierno, porque eso es no tomar en cuenta la trayectoria de muchos de sus referentes. Y me causa mucha extrañeza que estos críticos, que tienen una biografía intelectual, académica, y todo lo demás, queden tan fascinados con estos personajes autoritarios, neopopulistas que operan desde la lógica de la impostura antes que desde la real transformación de la que hacen alarde. Digo esto porque encima hay una crítica en torno al concepto de la impostura, que nos hacen quienes nos critican por izquierda pero también desde cierto liberalismo bienpensante. Esta crítica de que el gobierno de los kirchner es una enorme ficción, una impostura, y que los intelectuales de Carta Abierta compramos esa ficción, una narración que es pura y elemental ficción. Esta crítica nos llegan desde la política, como es el caso de Eduardo Macaluse, Pino Solanas, o Claudio Lozano, la idea que el kirchnerismo es la continuación del menemismo, y solo se trata de develar esta impostura, en la cual Carta Abierta quedaría involucrada sin saberlo, porque somos unos ingenuos y simplotes, que compramos un paquete que en el fondo es más menemismo. En el caso de algunos intelectuales, como Tomás Abraham, hay claramente un prejuicio de Clase, una lectura de la historia argentina que pone en evidencia un limite para el que apelo a un viajo marxista como Georg Lukács, algo así como “no puedo comprender esto porque tengo un velo delante de mis ojos y miro todo desde esta perspectiva”. Carta Abierta atravesó los 90 desde un lugar diferente, y no de casualidad ahora decimos esto que decimos.       

 

Le voy a señalar dos críticas puntuales que pude observar a Carta Abierta, la primera justamente de Tomás Abraham, y la segunda desde la ironía, formulada por la revista Barcelona. Me gustaría su respuesta a las mismas: "Los intelectuales progresistas se indignan cuando la corrupción viene de la derecha, pero si no, es un medio para obtener el poder necesario para un fin sentenciado como bueno", y “Los intelectuales de Carta Abierta buscan darle “sustento y marco teórico” al negocio de los kirchner con las tierras fiscales en el calafate.

 

La enseñanza de los 90 entre otras cosas nos permite saber que la reducción de la política a la moral nos pone por detrás de los tiempos. Es de hecho un gran recurso de las derechas la moralizacion de la política y funciona plenamente porque es profundamente despolitizador.
 
En relación a esto, el intendente de Morón Martín Sabatella afirma que es transparente no sólo por cuestiones éticas, sino porque esa bandera no se la piensa regalar a la derecha ¿No cree que efectivamente apoyar a un gobierno con tan serios cuestionamientos implica de hecho dar lugar a la deslegitimización de ese mismo proyecto político?

 

Voy a doblar la apuesta. Como diría Sastre, “no me vengan con moralinas burguesas: el sistema es la corrupción”. Que siga habiendo sospechas de negociados es además parte de una realidad política, pero incluso, la mayoría de las denuncias, con una Corte consensuada por todos como independiente, no avanzaron. Eso no quiere decir sin embargo que no haya zonas oscuras aunque pregunto ¿es posible la transparencia? Bueno, habría que discutir que es la transparencia en política.

 

¿No se corre el riesgo de relativizar términos? Un político puede aplicar políticas equivocadas y destructivas, pero eso no implica que sea corrupto.

 

Ahí es interesante la discusión sobre el INDEC, donde el gobierno peca de infantilismo. Yo personalmente creo que habría que refundarlo a partir de una objetividad total. Pero el INDEC no era la niña virtuosa de la que hablaban los medios, sino que fue reestructurado por el cavallismo, era un negocio de especulación financiera, no denunciado por los mismos que ahora se ponen la ropa del republicanismo virtuoso. Pero lo que era una maniobra picaresca para defender los intereses del país frente al negocio financiero, termina habilitando la propaganda para la derecha, lo cual le hace un daño enorme al gobierno.
Estas zonas oscuras a las que hace referencia son muchas veces las que intentan exhibir muchos medios de comunicación. Afirmó como un logro del gobierno haberse enfrentado a los medios ¿No piensa sin embargo que los mismos deberían ser opositores por definición, teniendo en cuenta los recursos y el poder de cualquier gobierno para transmitir sus propias ideas y políticas?

Eso supone que los medios son independientes, con una lengua autónoma, un observador crítico y un árbitro independiente o fiscal no comprometido con intereses económicos, políticos, culturales, y civilizatorios. Hace mucho tiempo que quedó radicalmente puesta en cuestión la homologación entre periodismo e independencia “diario independiente”. En la mayoría de los casos hay una empresa, hay una corporación, y hay intereses. Hoy incluso está la construcción empresarial mediática de intereses desplegados en otras zonas de la economía, y te agregaría más, retomando las ideas Nicolás Casullo,  cuando decía que los medios hoy son la derecha, la continuidad de esta revolución neoliberal. Esta revolución no solo fue una transformación económica hacia el sistema financiero, sino que también fue una gran revolución cultural simbólica, y el papel clave en la producción de nuevas subjetividades que lograron naturalizar este giro del capitalismo fueron los medios de comunicación, no solo en la Argentina, en todo el mundo. Vos te encontrás que en Europa gran parte de la prensa se dice progresista, pero tiene una visión absolutamente neoliberal no solo al interior de sus sociedad sino con respecto a las experiencias latinoamericanas a partir de este siglo, las cuales fueron reducidas a este fenómeno del populismo, y en la construcción de lo social, su relato está signado por la naturalización del hiperindividualismo, de la economía de mercado y de la democracia liberal como valores últimos y absolutos, que suponen que el lenguaje y la corporación mediática es la única que puede poner en cuestión a la totalidad de las prácticas sociales, pero que aduce falta de libertad de expresión y censura cuando es puesta en cuestión su manera de interpretar las cosas.


Pero desde esa perspectiva, el kirchnerismo tampoco parece quedar fuera de ese cuadro que usted describe, y no me refiero solo a las grandes concesiones que les hizo a los medios monopólicos o las sospechas sobre su gestión en general, sino que tampoco ha revolucionado las bases estructurales de ese sistema corrupto del que usted habla ¿No es parcial criticar solo a los medios?

 

Es cierto que estamos en el marco de un gobierno que se inscribe en la lógica del capitalismo, aunque dentro de esa lógica plantea la construcción de un capitalismo ligado al bienestar antes que al modelo neoliberal brutal y salvaje. En el interior de esa lógica hay formas de corrupción, zonas oscuras, tanto en la practica gubernamental como en el interior de un estructura estatal que ha sido depredada, vaciada, desguazada, y solo tibiamente reconstruida, pero para nosotros, el kirchnerimo con sus debilidades y contradicciones, viene a expresar la posibilidad de una reconstrucción de lo democrático popular en la Argentina. Lo vemos como un actor anómalo respecto a la línea dominante, que venía despegándose en la Argentina desde el Plan Austral en adelante, fue un giro, una inflexión, un acotamiento del dominio hegemónico de la burguesía especulativo financiera argentina, un retorno de dimensiones olvidadas, hacer visible lo que permanecía invisible, un intento de recuperar prácticas estatales políticas que habían quedado absolutamente deslegitimadas en los noventa. A partir de allí, Kirchner operó sabiéndose estructuralmente débil, Kirchner es en realidad una casualidad en la historia política argentina, el 2003 no esperaba un Kirchner, gran parte de la sociedad hubiera elegido a Carlos Reutemann. El kirchnerismo llega en condiciones de excepcionalidad y produce un acto inesperado y en parte no deseado en la política de derechos humanos. A nadie le importaba en 2003 la política de derechos humanos, no ganó un solo voto con eso, es mas perdió votos, salvo en un primer momento con el progresismo bienpensante de los primeros años, que inmediatamente empezó a horrorizarse por el neopopulismo, y empezó a decir que la política de derechos humanos era una enorme impostura, un intento de montar un rostro bonito mientras se sigue reproduciendo más de lo mismo. Frente a esto la CGT lleva 100.000 trabajadores, e independientemente de Moyano, esto quiere decir que reintrodujo en la escena política a un actor que había sido devastado en los 90, y este es un merito de lo que se inauguró en 2003, de la misma manera que reintrodujo un debate clausurado por el sentido común de las últimas décadas que involucra a los medios de comunicación.

 
Tuvo palabra muy duras para Cobos.¿No cree sin embargo rescatable que un político vote basado en su conciencia antes que en una línea político partidaria, en el sentido de que eso fue lo que se les reclamó en su momento a los peronistas que acompañaron el proceso menemista?

 

Hay dos dimensiones. Uno son los argumentos fuertes del republicanismo liberal, que  denuncia de la falta de calidad institucional, pero…  ¿calidad respecto a que? ¿a que modelo de país? ¿al de los 90?. Cuando escuchas la palabra República tantas veces pronunciada, recordás lo que esa palabra significó en tantas etapas de la historia argentina. Y luego, si fueramos consecuentes con la calidad institucional, el papel constitucional del vicepresidente, y sobre todo pocos meses depuse de haber triunfado por una mayoría clave, siendo su función casi excluyente presidir la Cámara de Senadores, es que en caso de empate exprese la opinión del Ejecutivo. Cobos lo que hace es degradar la calidad institucional de la función vicepresidencial. Si actúa con sinceridad, tiene una dosis de falsedad extrema. Me parece que Cobos es un animal político que intuyó que eso lo estaba catapultando, es un pícaro, un oportunista, y sobre todo es un radical, y el radicalismo ha mostrado que en ultima instancia ha sido genuflexo ante los poderes económicos en la argentina, y lo digo sin ser peronista. Y en relación al tema del conflicto, gran parte del discurso dominante de los 90 está ligado a colocar a la política y la democracia en esa zona indiscernible de la consensualidad, un consenso por supuesto vacío de tensión, la sociedad como una gran mesa de directorio de empresas que consensua políticas, la operación política del neoliberalismo es proyectar esta lógica del consenso y sobre el kirchnerimo la lógica de la confrontación, frente a eso Cobos es “consensualista” en una sociedad en la que parecen no existir tensiones por la puja distributiva.

 

¿Es entonces un animal político o un buscador, equivocado o no, de consensos?

 

Todo tiene un interés político económico, y lo tiene también un modelo de reducción de la política en términos de ampliación de maquinaria de dominación extrayendo la situación de desigualdad. Cobos recoge una tendencia antipolítica fuerte y antigua, que viene a expresar la idea que homologa política y político a corrupto y maldito, y el acto apolítico como la virtud, fuera de la contaminación, lo oscuro, lo contaminado o lo sospechado. Cobos captura eso consciente o inconscientemente, y se catapulta en ese reflejo que habita en vastos sectores de la sociedad argentina, que viene desde los años 20. Tal vez no lo imaginaba, pero en el instante siguiente comprende que ahí había algo que le da un rédito político. Pero Cobos, más que él mismo, permite discutir como decías la dimensión de si es honesto lo que hizo. A mi me parece que la verdadera honestidad lo hubiera llevado, después de este voto, a la renuncia. El sabe que es una carta de sustitución de Cristina, y eso empaña el acto virtuoso de ponerse al servicio de la patria.