A la hora señalada

2009 es el año más crítico de la historia para la diplomacia israelí palestina. Faltan cinco minutos para la hora señalada. Si no se trata rápidamente de que la diplomacia mundial recapacite, seremos testigos del fin de la solución basada en dos Estados. Y puede que ya sea demasiado tarde.

Por Alberto Mazor

Nos estamos aproximando rápida y peligrosamente al fin de las oportunidades para una solución que incluya dos Estados, ya que los dos principales grupos de saboteadores -Hamás en Gaza y los fanáticos colonos israelíes en Cisjordania– se sentaron en el asiento del chofer. Hamás está ocupado en que la solución de dos Estados se torne inconcebible, mientras que los colonos israelíes obran sistemáticamente para hacerla imposible.
Si Hamás continúa recibiendo y lanzando misiles de alcance cada vez mayor, ningún gobierno israelí podrá tolerar el control palestino independiente en Cisjordania, ya que un cohete disparado desde esa zona podría fácilmente clausurar el Aeropuerto Ben Gurión, cercano a Tel Aviv, y paralizar la economía de Israel.
Por otro lado, si los colonos israelíes siguen con su "crecimiento natural" con el objetivo de apropiarse de la mayor parte de Cisjordania, cualquier solución propuesta será imposible de llevar a la práctica. Conviene recordar que ningún gobierno israelí se esforzó realmente para desmantelar los asentamientos declarados ilegales, o no autorizados por las autoridades israelíes, a pesar de haberle prometido infinidad de veces a EE.UU que tomarían dicha medida.
O sea que se está haciendo difícil ver como los asentamentos "legales" con aproximadamente 97.000 colonos empalagados de influencias mesiánicas, serán removidos algún día. Es necesario que del resultado de las próximas elecciones en Israel se pueda formar una coalición centrista de unidad nacional que sea capaz de resistir el chantaje de los colonos y de los partidos de ultra derecha que los amparan para que aún sea posible implementar una solución encaminada hacia dos Estados. Los resultados de las últimas encuestas no anticipan buenas noticias al respecto.
Sin un acuerdo estable basado en dos Estados, lo que tendremos a la larga será una nación israelí atrincherándose detrás de un muro de seguridad cada vez más alto, defendiéndose de un Estado palestino fracasado gobernado por Hamás en la Franja de Gaza, de un Estado fracasado gobernado por Hezbollah en el sur del Líbano y de un Estado fracasado gobernado por Al Fatah en Ramallah.
Por lo tanto, quien crea en la necesidad de un Estado palestino, o apoya a Israel, vale la pena que empiece a prestar atençión. Ésto no es un examen. Estamos en una encrucijada de la historia.
Lo que convierte a este asunto en algo tan complicado para la nueva Administración de Obama es el hecho de que la diplomacia en Oriente Medio se transformó, como resultado de la desintegraçión regional desde los Acuerdos de Oslo, en tres vías fundamentales.
1) Henry Kissinger podía aterrizar en tres capitales, reunirse com tres reyes, presidentes o primeros ministros, y firmar un acuerdo que podía ser mantenido. Eso ya no ocurre más. Actualmente un diplomático que lucha por la paz, necesita ser al mismo tiempo constructor de naciones y negociador.
Los palestinos se encuentran tan divididos política y geograficamente que la mitad de la diplomacia americana tendrá que dedicarse a encontrar una forma de obtener la paz entre ellos, además de ayudar a reconstruir sus instituciones para constituir un gobierno coherente y legítimo capaz de tomar decisiones. Todo eso,   antes de que intente promover la paz entre israelíes y palestinos.
2) Hamás, aún muy debilitado después del reciente operativo en Gaza, sigue conservando el poder de veto sobre cualquier acuerdo de paz palestino. La organización fundamentalista es culpable de provocar una guerra irresponsable que desvastó a los habitantes de la Franja de Gaza. Pero Hamás no se bajará del escenario – ningún objetivo israelí en la pasada operación hablaba de derrocar al gobierno de Hamás. Los radicales islamistas continúan rearmándose a pesar de su reciente accionar suicida, profundamente arraigado a su ideología.
La Autoridad Palestina, liderada por Mahmud Abbás en Cisjordania, no asumirá ningún compromiso con Israel mientras sepa que Hamás, en posición de fuera de juego, la denuncie como colaboracionista – o "colabora-sionista" – y traidora. Por lo tanto, la segunda misión para EE.UU y los países árabes – y en menor grado para Israel -, es encontrar la fórmula mágica que permita a Hamás formar parte de un gobierno palestino de unidad nacional. Nada fácil.
A Israel no le alcanza con que la comunidad internacional reconozca que Hamás obró criminalmente con la responsabilidad para con su pueblo. El interés israelí a largo plazo es tener un socio palestino fiable para poder negociar, un socio que cuente con la legitimidad suficiente de su pueblo para firmar acuerdos y también acatarlos. Sin que Hamás, aún debilitado, tome parte de una decisición palestina, cualquier acuerdo de paz israelí palestino no tendrá significado alguno.
El problema es que conducir a Hamás hacia un gobierno de unidad palestino sin debilitar la dirección moderada de Cisjordania, que actualmente lidera la Autoridad Palestina, será muy complicado. Sería necesario que Arabia Saudita y Egipto, o la mayoría de la Liga Árabe acepten la idea y traten de presionar a Hamás para que mantenga el cese de fuego, apoye las negociaciones de paz y abandone sus misiles, todo eso mientras Irán y Siria lo empujan en sentido contrario.
Eso conduce a un tercero y nuevo factor – Irán como protagonista central en la diplomacia israelí palestina. El equipo de Bill Clinton trató de atraer a Síria al mismo tiempo que aislaba a Irán. Geoge W.Bush procuró aislar tanto a Irán como a Síria. El gobierno de Obama, según argumenta el ex embajador Martin Indyk, debe tratar de traer a Síria a la mesa de negociaciones, lo que debilitaría a Hamás y a Hezbollah, y al mismo tiempo entablar conversaciones con Irán.
Entonces, apenas para resumir: faltan cinco minutos para a la hora señalada, antes de que empiecen a a sonar las doce campanadas de la fatalidad. Todo lo que resta es reconstruir a Al Fatah, aglutinarlo a un Hamás sin misiles que conserve el armisticio, elegir un gobierno israelí capaz de congelar los asentamientos en Cisjordania, cortejar a Síria y negociar con Irán impidiendo  al mismo tiempo que este último adquiera capacidad nuclear. Todo eso sólo para que de allí en adelante se pueda tratar de que todas las partes involucradas empiecen a dialogar.
Si todavía queda un optimista capaz de armar este rompecabezas diplomático, que dé un paso al frente.
Se vislumbran nubes negras, muy negras.