Elecciones en la DAIA:

Ningún cambio a la vista

“¿Cree que la dirigencia de la DAIA es representativa de la comunidad judía de la Argentina?” consultamos a nuestros lectores en la web hasta el pasado 29 de septiembre: un 80% (2.823 votos) dijo que NO; un 16% (579 votos) afirmó que SI; y sólo un 4% (146 votos) dijo no saber.

Por Guillermo Lipis

A escasos días (el próximo 6 de noviembre) de la realización de un nuevo acto eleccionario, la tendencia marca claramente el cuadro de irrepresentatividad que tiene ganada la institución que debería defender la preservación del libre ejercicio del judaísmo (en todas sus facetas religiosas e ideológicas) como uno de los grupos minoritarios que constituyen el tejido social argentino.

La DAIA viene golpeada por adentro y por afuera de las distintas instancias comunitarias.

Desde el frente interno, producto de la total carencia de representatividad sentida por el judío de la calle y de intereses tan genuinos como la búsqueda de la verdad en el atentado a la AMIA. Imposible, también, despejar el camino de los amparos corporativos hechos por Jorge Kirszenbaum y su séquito de la figura de Rubén Beraja (mal que le pese al periodista José Ricardo Eliaschev luego de sus reiteradas y obsecuentes defensas de Beraja, auspiciante -desde el Banco Mayo- de su programa radial ‘Esto que pasa’ hasta la caída de la entidad, en 1998), recientemente procesado por el juez Ariel Lijo dada su vinculación en el pago de los 400.000 dólares a Carlos Telleldín con el objetivo de armar una pista falsa para obtener presos pero no la verdad sobre el atentado.

Ante esta notoria crisis, la institución llega a un nuevo acto eleccionario con la postulación de dos hombres que, por distintos motivos, están lejos de ser representantes de la nueva política: Abraham Kaul y Aldo Donzis.

Semejanzas y diferencias

Ambos dicen que son la renovación, pero los dos ya han pasado por estructuras comunitarias centrales sosteniendo las formas internas del accionar corporativo.

Nueva Sión solicitó sus proyectos de gestión a los efectos de evaluar sus respectivas plataformas de trabajo: ninguno lo entregó. Esto indica que más allá de que lo dispongan, sustentan sus postulaciones en sus propias imágenes o personalidades.

Donzis es menos mediático que Kaul, quien cultiva un perfil que algunos sectores internos consideran peligroso debido a cierto grado de incontinencia frente a los medios de prensa. Por eso dicen que su punto fuerte, también, puede resultar su talón de Aquiles.

Donzis explota su experiencia exitosa en la reorganización de las instituciones judías del sur bonaerense. Exhibe como principal logro una fusión ordenada que, dicen, preservó los principales intereses comunitarios forjándose el paradigma de un dirigente prolijo y medido en sus acciones. Junto a esta imagen, Donzis conlleva, como contrapartida, el estigma de la renovación del oficialismo dado que se incorporó a la DAIA en 1999, con Rogelio Cichowolsky (Z´L) y continuó con José Hercman, con quien se retira en el 2003 al perder la postulación a Vicepresidente Primero a manos del actual titular Jorge Kirszenbaum.
A pesar de su perfil bajo, tiene marcas indelebles que pocos conocen dado que, justamente, su principal tarea en la DAIA fue la de cultivar una imagen de baja exposición.

Donzis

El diálogo comenzó con dos definiciones tajantes: “No estuve con Beraja” y “Julio Toker no está detrás de mí”, se anticipó a declarar Donzis a Nueva Sión. Dos versiones que circulan en los pasillos comunitarios. De hecho se lo ve como la continuidad, él afirma que es la renovación; y una buena síntesis es que se lo ve como la renovación de la continuidad.

Donzis fue el organizador de uno de los homenajes más desafortunados de la DAIA en la gestión Hercman: estuvo a cargo de la reunión hecha entre las autoridades de la DAIA y los jefes de la Dirección General de Terrorismo Internacional y Delitos Complejos de la Policía Federal en la que estuvo presente el ex comisario Jorge ‘El Fino’ Palacio; el mismo que fuera relevado por el presidente Kirchner cuando el noticiero ‘Telenoche’ difundiera una grabación telefónica entre el Comisario retirado Carlos Gallone (implicado en torturas durante la última dictadura militar) y el reducidor de autos, detenido por el caso Blumberg, Daniel Sagorsky.

Esta decisión fue tomada después de ser analizada, por el más alto nivel de Gobierno, la conducta posiblemente delictiva de Palacio, vinculado a uno de los sospechosos del caso Blumberg y a vendedores de autos robados. Concretamente existe una grabación donde Palacio pide a un delincuente que le provea de una camioneta 4 por 4 para irse de pesca.

Palacio también podría haber estado involucrado en la desaparición de los famosos 66 casetes con escuchas telefónicas de Carlos Telleldín vinculadas al atentado a la AMIA.
El colega Juan Salinas supo explicarlo, oportunamente, en Nueva Sión del siguiente modo:
“Que 66 casetes originales y sus duplicados hayan desaparecido simultáneamente… habla inequívocamente de una orden emanada desde la cúspide del Estado. La mayor parte correspondía a la intercepción del teléfono del chalet que Carlos Telleldín alquilaba junto a su pareja, Ana Boragni…
Los transcriptores de la PFA eliminaron cualquier referencia a la íntima sociedad entre Alejandro Monjo (cabeza de una cadena de “duplicación” de automotores robados y quien le había entregado una Trafic quemada a Telleldín) y la subjefatura de la fuerza y que posiblemente comentarios del ‘Enano’ acerca de que había hecho con aquel motor lo que Monjo le había indicado y sus sospechas de que había terminado en manos de ‘El Viejo’, un comisario general retirado, experto en establecer “zonas liberadas” para secuestrar personas”.
“Otra cosa que se eliminó en ambas transcripciones son las referencias a las fluidas relaciones entre Telleldín y comisarios (como Mosquera) y altos agentes de la SIDE (como ‘Gastón’). Por las dudas, y tan pronto Telleldín se entregó en Aeroparque, el oficial Carlos Alberto Salomone le pidió su agenda electrónica y le quitó las pilas, borrando su contenido. Seguidamente, su agenda de papel fue recortada. Por éstos y otros hechos se acusó al comisario Carlos Antonio Castañeda… Pero el que firmó los recibos fue el comisario Jorge “El Fino” Palacio, que sucedió a Castañeda y permaneció durante ocho largos años al frente de la supuesta investigación con nulos resultados (el mismo comisario Palacio defendido por las autoridades de la DAIA). No son de extrañar: su única preocupación fue evitar que la participación en el atentado de efectivos, ex efectivos y ‘plumas’ de la fuerza relacionados con la mafia duplicadora de vehículos fuese investigada. Hasta que recientemente el Presidente Kirchner lo eyectó simultáneamente de la causa AMIA y de la policía. Era hora”.

A este tipo de gente le organizó el homenaje Aldo Donzis a quien puede verse en la foto alzando, alegremente, su copa.

“Ustedes son los únicos que me dan la posibilidad de explicar ese brindis, afirmó Donzis a Nueva Sión. En todas las fuerzas de seguridad, cuando se finaliza un encuentro se organiza la llamada ‘Copa de Honor’. Eso es lo que fue ese brindis, no podíamos evitarlo”.

¿Pero qué hacía ahí un fotógrafo de la agencia Télam? No creo que en cada ‘Copa de Honor’ haya un fotógrafo de una agencia de noticias, replicó Nueva Sión.

No hubo respuesta.

Luego, Donzis afirmó que la causa AMIA no estuvo bien llevada, que la bomba sigue fracturando a la comunidad y que no se sentaría en un Consejo Directivo con Hercman, Toker o Kirszenbaum.

Kaul

Logró tener un protagonismo mediático importante al tomar algunas posiciones equidistantes de los dirigentes liderados por Kirszenbaum.

“Debemos reconocer el fracaso de la querella unificada” dijo sin tapujos a Nueva Sión luego de la finalización de su mandato, a pesar de ello no rompió filas en la querella unificada que se mantiene incluso luego del fallo de la Cámara de Casación que ratificó todo lo juzgado por el Tribunal Oral Federal número 3.
Se enfrentó a Jorge Kirszenbaum cuando, por primera vez, los dirigentes de esta organización -con Kirszenbaum a la cabeza- intentaran arruinar la reunión anual del American Jewish Committee a la que fueran invitados en ocasión de la presencia del actual presidente argentino, Néstor Kirchner (el pasado 5 de mayo de 2005). Y nunca rompió con su partido, un ámbito anquilosado que se sacudió algunas células al ritmo de sus declaraciones y acciones al frente de la AMIA, que supo sanearla luego de la crisis del 2001/2002, dejándola con superávit y una cantidad importante de relaciones internacionales reconstituidas sobre la base de una confianza básica renovada.

“Síganme, no los voy a defraudar”

Ambos, de todos modos, están en algún tipo de encrucijada:

Kaul necesita los votos de las instancias más conservadoras de la comunidad -que lo ven como un elemento peligroso por su exposición mediática- y las socio-deportivas. Asegura que va a democratizar la DAIA llevándola a ser la representación de los judíos a través de la fórmula “un judío un voto”.

Donzis necesita el voto de los partidos sionistas y religiosos, que perciben a las socio-deportivas como una amenaza a su estilo de vida comunitaria. Descree de la fórmula ‘un judío un voto’, para que la DAIA siga siendo representativa de las instituciones, dice que debe mantenerse el sistema de democracia indirecta. Y hace una salvedad: “los socios deben votar antes para definir el mandato de sus representantes”.

Ambos tienen que decidir si cruzan discursos para ganar votos, y si expresan lo que piensan con el consiguiente riesgo de fuga de votos.

“Si decía en la campaña lo que pensaba hacer no me votaban” dijo Carlos Menem en alguna oportunidad. Frase que, por lo visto, flota ahora en el aire comunitario.
Mientras tanto, afuera navegan los indecisos y los excluidos que no ven una real propuesta de cambio.

El misterio Bergman

Sergio Bergman jura y perjura que no se postula a nada. No propone alternativa pero critica férreamente el sistema comunitario actual.
Habla en primera persona del plural pero nadie sabe quién está con él, quién conforma el ‘nosotros’.

“Tenemos una confusión absoluta de cómo tiene que ser la comunidad en la que vivimos”, afirma Bergman.
“No somos ciudadanos de la comunidad judía porque no ejercemos, por ejemplo, el derecho a voto dentro de la comunidad… no vivimos en democracia, en principio por los que no participamos de ella”.

Tal vez es por ello que ratifica tres credos de su plataforma hacia quién sabe dónde:

1- “La redención vendrá de las manos de los que no están en las instituciones”.
2- “No nos sirven candidatos que van por segundas vueltas por que son representantes de organizaciones cerradas”.
3- “La comunidad ya está dividida, el problema es que está dormida”.

Dividida, dormida y con propuestas nulas desde una dirigencia anquilosada y que trata de vender viejo por nuevo.

En definitiva, como en política nacional, el cambio también es el arte de lo posible.
Lamentablemente, pruebas a la vista -salvo alguna movida de dirigentes de Hebraica criticada por diversos sectores del establishment-, la cuestión es encontrar dirigentes que quieran producir un cambio genuino que renueve esperanzas y proyectos.

Pero de eso, por ahora, no parece haber nada a la vista.