Kirszenbaum volvió a hacer uso monárquico de su cargo al afirmar inconsultamente que el procesamiento a Rubén Beraja «alcanza a toda la comunidad». Nada más alejado de la verdad que esta definición que lesiona la democracia interna comunitaria y vuelve a poner sobre el tapete la vigencia del olfato político que el actual titular de la DAIA, parece haber perdido hace tiempo. Cabe recordar que bajo su presidencia, la DAIA intentó impedir que el Presidente Kirchner recibiera una distinción otorgada por el American Jewish Committee, su institución, puede decirse, perdió el juicio por la Causa Brigadas gracias al uso de una estrategia incorrecta en la que, incluso, se ocultó la información del pago de los 400.000 dólares al reducidor de autos Carlos Telleldín y ahora -con más fuerza que nunca- sale a ejercer una defensa corporativa de Rubén Beraja.
Kirszenbaum, junto a otros dirigentes comunitarios, fue criticado por lo bajo por los jóvenes que se sintieron abandonados por ellos cuando sucedió el hecho de la confrontación con el grupo Quebracho, al intentar marchar hacia la embajada iraní. «Nos dejaron solos, no puso la cara ninguno ese día ahí» afirmaron por lo bajo algunos de los muchachos.
En síntesis, dice que él y su institución representan a la comunidad judeo-argentina.
¿Hay alguien, aún, con sentido común que pueda afirmar sentirse representado por esta DAIA y este Presidente?… Tal vez él lo crea, y Rubén Beraja también…
No en nuestro nombre Kirszenbaum, ya no más. Ni en el nuestro; ni en el de los muertos de la AMIA y sus familiares; ni en el de los miles de judíos que por culpa de dirigentes obsecuentes a poderes anteriores y acríticos, sólo quieren mirar de afuera; ni por los que vienen. No espante más gente, que gracias a eso, cada vez, en los ámbitos de la comunidad, somos menos.
¿O usted aún no se dio por enterado?
