Disputas parlamentarias por la guerra:

Carta a Ahmad Tibi

A continuación la traducción de una carta que escribió el periodista israelí Ben Caspit al diputado árabe Ahmad Tibi (Diputado en el Parlamento de Israel). El motivo de esta carta es la acusación de los diputados árabes al ministro de Defensa israelí, Amir Peretz, a quien acusaron, a gritos, de asesino y terrorista por los combates en El Líbano.

Nosotros ya nos conocemos hace varios años. En las disidencias, en las coincidencias, en las tragedias, en las alegrías. Yo sé de que además de ser árabe y un patriota palestino, vos sos un ser humano. En base a eso siempre quise creer que la convivencia entre nosotros en esta tierra, es posible.
Te vi, ayer, comportarte dentro del grupo de gritones, demagogos y populistas faltos de vergüenza, que calificaron a Amir Peretz de asesino y terrorista en la Kneset de Israel (el parlamento «sionista» para ustedes). Los vi y nunca me sentí tan lejos. Nunca creí menos en esa posibilidad débil, virtual, de poder vivir juntos en esta tierra.
Decime Ahmad. Con la mano en el corazón. ¿Vos realmente pensás que Amir Peretz es un asesino? ¿Un terrorista? Pero si vos lo conoces. Peretz, aquel que de bebé tuvo una nodriza palestina. El chico que cuando su madre fue herida por una bomba molotov en Gaza, pidió que liberen al responsable. El hombre que propulsó y luchó toda su vida en pro de la paz en todo lugar, por las negociaciones, por los derechos del pueblo palestino.
¿Este hombre es un asesino? ¿Y entonces, qué es Nasrallah? ¿Quién es?
Hace falta esperar horas, transpirar durante días, para rescatar de ustedes alguna condena endeble, tartamuda, general, sobre la industria del terror que él y otros activan sobre nosotros.

¿Cuántas veces me senté frente a vos y a tus amigos en algún estudio, en un esfuerzo por que den alguna condena a la masacre en la discoteca Dolphinarium en Tel Aviv, o por el asesinato en la noche del seder en el hotel Park en Natania, o de otras decenas, de cientos asesinatos bárbaros que fueron cometidos en nuestro territorio, como respuesta a la idea de Ehud Barak de levantar un estado Palestino en el 90% de los territorios ocupados?

Ahora las katiushas caen también sobre ustedes, pero la ficha todavía no les cayó. Causan también muertes entre ustedes, pero no cambian su tesis. ¿Quiénes son los culpables? Porque el padre de las dos niñas árabes de Nazaret que murieron por causa de una katiusha… ¿no sabe que toda esta violencia la comenzó «el hermano» Nasrallah con un ataque asesino a Israel?
El publico árabe vive de lo que ustedes, sus diputados, les dicen. Comen de las palmas de sus manos. Se educan, crecen con lo que escuchan de ustedes. Son ustedes los que inculcan odio, disparan veneno, cada vez que ustedes suponen que algún judío es culpable de algo. Y, sin embargo, cuando es al revés, y la mayoría de las veces es al revés, ustedes no hacen nada.
Los salvajes manchan sus manos con la sangre de los dos reservistas linchados en Ramallah (y bailan en los balcones) y ustedes callan.
Bárbaros mandan a hombres a explotarse en el medio de mujeres y niños, y ustedes tartamudean.

También entre nosotros hay asesinos Ahmad, también crece entre nosotros esa maleza indeseable. Pero son minoría, y nunca fueron convertidos en héroes nacionales.
Dentro tuyo sabés que todavía no nació el oficial israelí que dé la orden de tirar una bomba en una casa donde se sabe que se esconden niños.
Dentro tuyo sabés que nosotros no bailamos en los techos cuando se producen muertes de mujeres y niños. En mi sueño vi que subías ayer al estrado de la Knesset (Parlamento de Israel) y hablabas tranquilo. Desde el corazón. Sin gritar. Que hablabas de la difícil situación. Que pedías un alto al fuego inmediato. Que pedías que la Fuerza Aérea deje de bombardear. Que condenabas también los ataques de Nasrallah. Si vos sabes que se trata de un agente iraní. Si vos sabes que su amenaza a nuestro estilo de vida es también una amenaza a tu estilo de vida. A tus valores. ¿O me equivoco?
Vos sos el Vice presidente de la Knesset, Dr. Ahmad Tibi. En general, un gran orgullo. ¿En la realidad? Un problema grande.
Yo trato de imaginarme qué pasaría en el parlamento de alguno de los países árabes que vos tanto querés si hablarías de ese país como lo haces aquí.
En cualquier país normal ya estarías preso.
La democracia israelí, Ahmad, no podrá digerir este veneno durante mucho tiempo. Cuando un judío americano siente que su compromiso con Israel es mayor que con su país, decide venir a Israel. Llegó el momento que también ustedes decidan. ¿Dónde están ustedes? ¿Con quién están ustedes?
¿Quieren quedarse aquí? Entonces declaren su lealtad al país con valentía.
¿No quieren? Entonces váyanse a Palestina. Vayan a Siria o a Jordania. Yo creo en la lealtad de la mayoría de los árabes israelíes.

Yo creo que cientos de miles de ellos son ciudadanos fieles, que sufren con el dolor de los palestinos, pero también entienden que hay dolor en el lado israelí.

Llegó el momento de hacer un balance y tomar una decisión.
Todavía no es tarde.
Todavía se puede cambiar de rumbo.
Todavía podemos convivir juntos, aquí.

Para eso ustedes deben tomar la decisión. Quedarse aquí, para bien y para mal, o pasar al otro lado con ellos, para bien y para mal.
Ya los quiero ver en el parlamento de Ramallah gritándole al Primer Ministro palestino del Hamas.

Ustedes nos van a extrañar, Ahmad; no es seguro que nosotros los extrañemos.

Ben Caspit