Preocupante ley discriminatoria votada por la derecha israelí:

“Más siniestra que lo siniestro”

Tuve que leer varias veces la noticia, no conforme con haber comprendido lo leído, busqué en otras fuentes la confirmación y todas eran coincidentes: "no podrán vivir bajo un mismo techo las parejas constituidas entre israelíes árabes o judíos y palestinos". Esto significa que no podrán habitar en el Estado de Israel. No cabe mejor calificación que la vertida por Ahmad Tibi, parlamentario israelí de origen árabe con respecto a la nueva ley: "más siniestra que lo siniestro".

Por José M. Adaszko, Presidente de Meretz Argentina

Hoy, a comienzos de un nuevo siglo, que se aprueben leyes retrógradas y discriminatorias como la promulgada en nombre de la «seguridad» y «el achicamiento del gasto público»(por las subvenciones a las familias árabes-israelíes con numerosos hijos) dejan al descubierto de forma descarnada la política de Estado que sigue el gobierno de derecha de Ariel Sharón. Esto supera todo lo imaginable cuando creíamos olvidadas en un rincón, y repudiadas por la historia, las leyes que nos retrotraen a oscuros períodos; nos encontramos con esta ley aprobada por mayoría (con la disidencia de Meretz y otros partidos -ver más información en página 16-) en el Parlamento israelí, una verdadera afrenta a todos los derechos civiles y a todos los hombres que creen en la libertad y la democracia.
Nuestro pueblo, que sufrió en carne propia la discriminación, no puede tolerar ni aceptar esta ofensa.
El gobierno de Sharon, día a día, va golpeando a todos aquellos que luchamos por un mundo mejor. Este retroceso histórico marcará un antes y un después en cuanto a las libertades individuales y constituye una carga difícil de llevar para todo el pueblo judío, no solamente para el Estado de Israel.
Nuestro pueblo que siempre luchó por la igualdad y la libertad (brindando a la humanidad brillantes librepensadores, filósofos y científicos) recibe este duro golpe. Es un grave error pensar que esta barbaridad histórica afecte solamente a los árabes, ya sean israelíes o palestinos, ésta medida es una afrenta a todo el pueblo judío y al ciudadano israelí en particular.
Una provocación de este tipo no hace más que demostrar «las verdaderas intenciones» del gobierno de Ariel Sharón, y reitero: digo gobierno y no pueblo de Israel porque veinticinco voces en el Parlamento hicieron escuchar su indignación y repudio. Nuestra esperanza es que dichas voces se multipliquen a fin de, no sólo poder derogar esta ley, sino para que el pueblo de Israel encuentre lo más rápidamente posible la verdadera senda de la paz, a la cual -indudablemente- no se llegará con medidas dictadas en el espíritu que orienta el actual gobierno.