La izquierda frente a la guerra

La invasión rusa a Ucrania despertó rechazos y algunos apoyos con argumentos disímiles en diferentes partes del mundo. Mientras desde los países europeos casi toda la izquierda condena el accionar ruso, en el caso de Latinoamérica se muestra escéptica a apoyar al país invadido debido a su alianza con Estados Unidos.
Por Ariel Bank

Miles de personas muertas, millones de desplazados, edificios destruidos, combates en diferentes ciudades al mismo tiempo y desesperación por parte de los civiles es lo que provocó la invasión rusa a Ucrania. La sociedad ucraniana después de un primer momento de shock despertó y se puso a resistir con firmeza la ofensiva. Cada minuto que pasa, los medios de comunicación conmueven a la opinión pública internacional. La gente sale a la calle en varias ciudades del mundo a repudiar la guerra. Los gobiernos de Europa y Estados Unidos aplicaron sanciones contra Rusia, lo que es un factor de inestabilidad mundial. Ante semejante clima de confrontación, las izquierdas y los movimientos obreros del mundo no son indiferentes y han tomado diferentes posiciones y con diferentes argumentos.
Uno de los ejemplos más claros es el del Partido Comunista de España, el cual, a través de, por ejemplo, las declaraciones del ministro Alberto Garzón y las de Yolanda Díaz, han rechazado la agresión rusa y han defendido que cualquier problema político que exista debe ser resuelto dentro de la legalidad. Al mismo tiempo, el PC español rechaza en un comunicado la actitud de la OTAN y exige poner en marcha mecanismos para poner en marcha un Sistema de Seguridad Continental Compartida, como planteaba la Carta de París de 1990. En el mismo país, el PSOE también mostró su rechazo terminante e incluso el gobierno de Pedro Sánchez ofreció ayuda directa a Ucrania. Las izquierdas nacionalistas también se sumaron al rechazo, y han solicitado que el Estado español acepte las solicitudes de asilo de los refugiados y apoyaron las palabras del Secretario General de la ONU, Antonio Guterres
En el caso de Portugal, el gobierno de Antonio Costa ha apoyado el envío de armamento a Ucrania mientras que desde el Partido Comunista rechazaron la guerra, criticaron la expansión de la OTAN y expresaron que Rusia: “Es un país capitalista con una concepción de clase opuesta a la del PCP”. En el resto de Europa la solidaridad ha sido casi unánime con Ucrania e incluso han exigido más medidas de parte del movimiento obrero europeo. La Confederación de Sindicatos Europeos (ETUC) exigió el fin de la guerra de Putin, al tiempo que envió su solidaridad con los trabajadores ucranianos que son víctimas de la agresión y ha exhortado a que las sanciones no se dirijan a aquellos con menos recursos para evitar afectar la situación de los trabajadores europeos (incluyendo a los trabajadores rusos). Esta gran unidad de la izquierda europea contrasta con las divisiones que existen en Rusia y en Ucrania respecto del ataque.

Manifestación en Hamburgo del SPD

Los comunistas ucranianos no han emitido una declaración oficial al respecto ya que fueron perseguidos por el actual sistema político vigente en Ucrania. Ellos han denunciado la proliferación de movimientos nazis y el revisionismo histórico antisoviético por parte de las autoridades. En el 2019, al Partido Comunista le negaron el derecho a participar de las elecciones pero a la ultraderecha antisemita de Svoboda se les permitió participar. En el caso del Partido Comunista de Rusia, apoyó la resolución de la Duma que permitió al gobierno de Putin a intervenir en defensa de las regiones de Donetsk y Lugansk pero al mismo tiempo han expresado descontento con los bombardeos sobre Kiev y denunciaron la persecución del gobierno contra sus dirigentes. Su profundo rechazo hacia Estados Unidos y la OTAN impulsan su apoyo a la invasión, aunque con críticas al gobierno en la gestión de la misma. Al interior del Komsomol (Juventud Comunista de Rusia) hubo problemas ya que las críticas hacia la invasión por parte de los militantes provenientes de Moscú fueron tan fuertes que exhibieron divisiones en su organización. El grupo Frente de Izquierda ha declarado su apoyo a la defensa por parte de Rusia de las regiones separatistas pero fue muy crítico de la elite de oligarcas y propuso atacar sus privilegios para paliar los efectos de las sanciones internacionales. Incluso para acabar con la guerra propusieron fortalecer la lucha por el socialismo con medidas como, por ejemplo, la retirada de Rusia de la Organización Mundial del Comercio, la nacionalización de empresas y el restablecimiento de la planificación estatal de la economía. La izquierda rusa ha enfocado sus críticas más en la política económica y en el autoritarismo del gobierno que en una defensa del gobierno ucraniano. Son opositores a Putin que apoyan de manera crítica la invasión a Ucrania.
En Israel, Meretz se ha mostrado en contra de la agresión y está trabajando en la ayuda para los desplazados por la invasión mientras que el Partido Comunista israelí muestra más un rechazo al accionar de la OTAN y de Estados Unidos que al del gobierno de Putín. La juventud laborista se ha pronunciado en contra de la invasión y los funcionarios de ese partido se mostraron muy predispuestos a ayudar en el rescate de ciudadanos israelíes y de judíos ucranianos. El discurso de “desnazificar” por parte de Putin no ganó apoyo en Israel al conocer que el actual presidente de Ucrania es de origen judío y que su familia tiene víctimas de la Shoá, así como que su abuelo fue un combatiente en el Ejército Rojo en la “Gran Guerra Patria”. El legendario movimiento pacifista Shalom Ajshav (Paz Ahora) publicó en su página de Facebook una foto de miles de rusos manifestándose en San Petersburgo contra la guerra de Putin y calificándolos de “héroes”. Al interior de la población árabe israelí, hay un mayor apoyo a la posición rusa motorizado por la histórica cercanía que en varios sectores de esa minoría recoge el Partido Comunista israelí, así como por lazos históricos de la extinta Unión Soviética con los árabes.

UGT y CCOO contra la guerra

¿Y en Latinoamérica?
La invasión rusa se observa desde la izquierda latinoamericana con el espejo de lo que los medios muestran y del pasado de los Estados Unidos en el continente. En ese contexto es que hay posiciones diversas. Una línea se puede observar a través de las expresiones de Gabriel Boric, Lula Da Silva, Andrés Manuel López Obrador o Alberto Fernández, los cuales han exigido el fin de las acciones armadas por parte de Rusia y la resolución pacífica y legal del conflicto. Rechazo a la invasión rusa pero sin subordinarse a las posiciones pronorteamericanas de las derechas regionales. Estas han sido críticas de mandatarios o futuros mandatarios cuyas posturas representan la línea del gobierno o del futuro gobierno. También los partidos de centroizquierda asumen esta posición, como el Partido Socialista de Chile, el cual llama a la desmilitarización de Rusia como de las potencias occidentales.
Otra posición es la de aquellos partidos de izquierda que critican más las circunstancias que llevaron a la invasión rusa que a la propia invasión. Esta es la posición del Partido Comunista de Chile, el cual ha dedicado más líneas a condenar las provocaciones de Estados Unidos y la OTAN que a repudiar la propia agresión rusa. En el caso del Partido Comunista de Argentina, su posición es muchísimo más pro rusa que la de otros partidos comunistas. Claramente en su posición influyen más la historia nefasta del imperialismo norteamericano en América Latina que la actualidad de los hechos en Ucrania. No es ilógico que desconfíen de la postura de un país que invadió, perpetró golpes de Estado y viene subordinando pueblos en la región desde comienzos del siglo XX. Pero el imperialismo norteamericano no puede ser pretexto para negar los bombardeos rusos a Ucrania.
La otra posición es la de aquellos partidos de izquierda que observan en la guerra en Ucrania un conflicto interimperialista, tal la posición que expresa el Partido Socialista del Uruguay. En su declaración reafirma sus principios antiimperialistas, su defensa de la paz y su rechazo al comportamiento de los diferentes actores. Su repudio a la acción bélica rusa es claro y denuncia la disputa entre potencias capitalistas. Posiciones parecidas aunque más radicalizadas asumen los partidos trotskistas argentinos como el Partido de los Trabajadores Socialistas. Una de las posiciones políticas más interesantes es la de los Socialistas Democráticos de Estados Unidos, los cuales exigen el fin del expansionismo imperialista de la OTAN al mismo tiempo que exigen la retirada total de Rusia de territorio ucraniano.
Capítulo aparte merecen las sorpresivas posturas de Cuba y Venezuela ante el conflicto. Es que a pesar de sostener un discurso sumamente crítico del imperialismo norteamericano y de la OTAN, se abstuvieron en las Naciones Unidas, lo cual mostró cierta actitud crítica hacia la acción emprendida desde el Kremlin. De hecho, la casualidad o causalidad hizo que a las pocas horas de ese voto en la ONU, la Embajada de Estados Unidos en La Habana anunciara que volverían a funcionar diversas áreas en aquella ciudad después de casi cuatro años de relaciones congeladas por Donald Trump y Biden inició conversaciones con el gobierno de Nicolás Maduro para distender la relación entre ambos países.

UGT en apoyo a Ucrania

Teniendo en cuenta que Estados Unidos está colocando su prioridad en política exterior hacia Moscú y Pekín, cabe preguntarse si Washington estará buscando aislar a estas potencias de sus tradicionales aliados en la región. De hecho, esta apertura de Estados Unidos hacia Maduro muestra un reconocimiento implícito de que el presidente de Venezuela es Maduro y no Guaidó como se pregonaba desde la derecha más encarnizada de Hispanoamérica. Por ahora, la retórica se mantiene entre los países pero da la sensación de que debajo de la superficie Estados Unidos estaría cediendo posiciones para provocar divisiones entre los amigos de Rusia y China.
Como hemos visto, las últimas semanas han sido conmovedoras para el mundo entero ya que cada sector político se tuvo que expresar al respecto. La indiferencia no es una opción ante semejantes imágenes. Lo que sí, no todo es blanco o negro aunque lo parezca por momentos. Por ejemplo, la mayor parte de la izquierda mundial ha condenado la agresión rusa contra Ucrania pero no todos con los mismos argumentos y el mismo énfasis. Mientras desde los países de la UE, casi toda la izquierda ha condenado el accionar ruso, desde Rusia se concentran más en los modos y en la forma de conducir las operaciones militares más que en si correspondía o no la invasión. Incluso hay simpatías hacia la invasión por enfrentar a un sistema político que persigue el legado de la URSS y reivindica a los colaboracionistas de los nazis. Latinoamérica es la región más azotada por la política depredadora del imperialismo norteamericano. Los más de 120 años de imperialismo norteamericano y la distancia geográfica hacen que la izquierda de esta región sea muy escéptica en mostrar su apoyo a Ucrania y a Estados Unidos. Pero estos análisis caerían en saco roto si no fuera por el origen de esta crisis, la agresión de Putin contra el territorio mundialmente reconocido como Ucrania.