Una forma para establecer una relación entre los judíos de Chile con el nuevo presidente Boric

"Luego de una polémica elección, el presidente electo Boric afirma que será 'el presidente de todos los chilenos'. Nosotros, los judíos chilenos y el mundo judío en general, deberíamos abrazar este momento", señala Marcelo Carvallo Ceroni en un artículo publicado en el diario israelí Haaretz*, que reproducimos a continuaciòn.
Por Marcelo Carvallo Ceroni

Chile, con una participación de algo más del 55%, ha elegido al candidato de la izquierda, Gabriel Boric, 35 años, como su nuevo presidente. El resultado ha sido abrumador: 55,8% para Boric frente al 44,2% del candidato de la derecha, José Antonio Kast. En términos absolutos, se trata del mayor diferencial en una disputa electoral en la historia del país, además con el presidente más joven jamás elegido en Chile y con un récord en participación electoral.
Este fenómeno sin precedentes, es la conclusión de tiempos muy complejos para Chile. Tras un movimiento de protesta masivo que convocó a millones de personas en las calles, conocido como el estallido social, se abrió un camino para construir una nueva constitución que, por primera vez, reconocerá derechos igualitarios y universales, y cuya redacción se dará a través de un proceso inclusivo mediante representación paritaria, con representantes de los pueblos indígenas tradicionalmente excluidos.
Esta creciente demanda para exigir equidad, justicia social y mayor representación se enfrentó luego a una pandemia que puso a prueba los sistemas de seguridad social, sanitarios y policial del país. Además el fuerte aumento del desempleo y el estancamiento de la economía afectaron al nivel de vida y al estado de ánimo público.
La estrategia del gobierno de la derecha fue cerrar nuestras fronteras y elegir enemigos internos a los que «declarar la guerra» (hace dos años se declaró la guerra a los manifestantes contra la desigualdad social; y este año, el enemigo interno fueron los indígenas mapuches, https://theconversation.com/chile-voter-apathy-could-hand… que protestan por sus derechos a la tierra). Afortunadamente, el gobierno también estableció un plan de vacunación muy eficaz.
Por su parte, la oposición de izquierda no siempre entendió el verdadero sentimiento que había detrás de estas demandas ciudadanas, ni tampoco sincronizó en todo momento con las necesidades concretas de los votantes. En la izquierda creímos que se daban las condiciones para acelerar significativamente el fin del modelo neoliberal, mientras los movimientos en pro de la igualdad y justicia social veían en la profundización definitiva de la democracia la garantía para defender los derechos que los manifestantes buscaban.
Así se presentaba el ambiente político cuando los chilenos fuimos a votar en la primera vuelta de las elecciones presidenciales de noviembre. El resultado fue inesperado. El representante de la derecha conservadora, Kast, obtuvo casi el 30% de los votos, seguido por Gabriel Boric, que representaba una alianza de socialistas autonomistas, representación de movimientos sociales, y la presencia del Partido Comunista. Los tradicionales bloques de centro-derecha y centro-izquierda quedaron en cuarto y quinto lugar.
Así, la segunda vuelta electoral fue muy competitiva, lo que obligó a un profundo cambio en el discurso de Boric sobre todo, en la forma de exponer sus verdaderas convicciones, por sobre un discurso más dogmático. Ambos candidatos, al menos retóricamente, se movieron hacia el centro político, aunque utilizando un lenguaje a menudo excesivamente agresivo.
Este ambiente polémico se vio reflejado entre los chilenos, particularmente dentro del mundo judío, en el que prevalecieron los ataques tanto a Kast como a Boric, a menudo carentes de reflexión y de diálogo democrática que relevasen las temáticas y argumentos presentes.
Sí, Kast simpatiza claramente con gran parte del legado del dictador Pinochet y con una forma estridente de nacionalismo. Boric respaldó una crítica a Israel que responsabiliza directamente a todos los judíos, desde Chile hasta Chicago, de lo que ocurre allí. Pero etiquetas como «nazi» (para Kast) o «antisemita» (para Boric) se esparcieron con demasiada facilidad y sirvieron para ocultar las preferencias reales e históricas de cada votante, todo a menudo se acompañado de noticias falsas y quejas infundadas. Tanto Kast como Boric presentaron plataformas más complejas que lo que cabe en una frase de tuiter.
El resultado de ayer dilucida varios fenómenos clave para Chile y para su comunidad judía.
La lucha por los derechos y las oportunidades de las mujeres, los jóvenes y la realidad de la diversidad sexual, todos grupos, realidades y demandas durante mucho tiempo efectivamente invisibles para la mayor parte de la sociedad. Tanto la campaña de Boric como sus primeras palabras después del triunfo (https://twitter.com/teleSURtv/status/1472734113102766080 ) se dirigieron a estos mundos que no sólo ayudaron a inclinar la elección, sino que, por sobre todo, representan una visión renovada para Chile.
Por su parte, desde mi punto de vista, Chile se ha salvado de una presidencia liderada por Kast la que habría empujado a Chile en la dirección opuesta. Como candidato, (https://nuevasion.com.ar/archivos/31993 ) se burló de la diversidad sexual, promovió restricciones a los derechos ya conquistados por las mujeres y se refirió a teorías conspirativas que desde la extrema derecha hablan de un Nuevo Orden Mundial (https://twitter.com/BdoSeverino/status/1470414307556999168) instigado por George Soros, a quien asoció con la izquierda “profunda” chilena. https://twitter.com/joseant…/status/1217158228406083585…
En el balotaje, Boric hizo gala de un gran carisma en su campaña, pero también de responsabilidad. Recorrió todo el país, siempre acompañado por Izkia Siches, ex presidenta del Colegio Médico de Chile, activista por los derechos de la mujer y figura experta clave durante la pandemia de COVID. Sus propios votantes expresaron el mismo sentido de responsabilidad cívica. Por ejemplo, a pesar de un grave fallo del transporte público el día de las elecciones, los ciudadanos generaron mecanismos de transporte alternativos para garantizar el derecho al voto.
El presidente electo Boric destacó en su discurso del día domingo, que su gobierno es heredero de una «trayectoria histórica, que desde diferentes posiciones ha buscado incansablemente la justicia, la expansión de la democracia, la defensa de los derechos humanos y las libertades». Presentó una clara declaración de intenciones que busca ampliar su base política y sus alianzas para incorporar voces liberales, de centro izquierda e independientes. «Esta es mi gran familia», declaró, «que me gustaría ver reunida de nuevo en esta etapa que ahora iniciamos». Asimismo, prometió proteger la democracia y el derecho a disentir: «Nunca, por ningún motivo, un presidente debe declarar la guerra a su propio pueblo».
El mundo judío debe abrazar este nuevo momento, con un presidente electo que dice claramente que «será el presidente de todos los chilenos.» Sabemos que hay muchas dudas y temores . Hay preocupaciones reales sobre la relación de Boric con la comunidad judía en Chile y su postura hacia Israel. Sin ignorar estas preocupaciones, debemos comprometernos con el nuevo gobierno, plantear nuestras propuestas y también nuestros temores.
Estoy seguro de que desde la diversidad característica de la comunidad judía chilena, algunos podremos contribuir directamente con el nuevo gobierno, mientras que también habrá quienes ayuden desde la oposición constructiva, a generar un mejor País. Para los judíos de Chile y para sus instituciones, esto es tanto un desafío como una oportunidad irrenunciable.

* https://www.haaretz.com/world-news/.premium-the-right-way-for-chile-s-jews-to-engage-with-new-leftist-president-boric-1.10488970?fbclid=IwAR3EjxQxxKvScUq2Esv_lWn5lgRw1cUjIQ_biHkBb7HfM2Yzv_R9-W6V0k0