Para desentrañar la pregunta inicial, bien vale leer los capítulos “Korczak, pedagogo de la humanidad. Su presencia en el magisterio argentino”, de Gabriel Brener**, y «Rubén Naranjo. A corazón abierto», de Gustavo Brufman***, que forman parte del libro «Maestras Argentinas. Entre mandatos y transgresiones».
En uno de los tomos que se están inaugurando de esta colección, que incluye un compilado de textos de más de 200 autores/as, el pedagogo Gabriel Brener cuenta acerca de su personal pasión por el maestro Korczak, alimentada por un encuentro inolvidable en los años 80 con dos mujeres ancianas, ex alumnas suyas en un orfanato de Varsovia cuyos brazos con números tatuados delataban su paso por el infierno. Su capítulo nos acerca a la obra del pedagogo judío, aquel que eligió morir junto a sus alumnos en Treblinka. Pero no fue ese último momento, digno y definitivo lo único que debe recordarse del maestro, sino su entrega en el curso de toda la vida. Esa luz que supo irradiar en todos aquellos preocupados por la infancia abandonada.
Médico en las guerras ruso japonesa y en la Gran guerra, asumió un compromiso con los niños huérfanos que los enfrentamientos armados iban sembrando por las calles. Como director del Orfanato del Ghetto de Varsovia fue testigo de violencias cotidianas. Su invención, “la caja de peleas” fue un intento por solucionar el problema: como Director daba permiso a los niños para pegarle a cualquiera en tanto 24 horas antes se escribieran los motivos por los cuales querían hacerlo. Dicha caja “fue una invención destinada a demorar la violencia en el orfanato”. En ese tiempo plagado de guerras y muerte, ese singular dispositivo estaba destinado a “reponer la palabra allí donde imperaba el impulso”.
Como señalamos antes, Korczack murió junto a sus alumnos en 1942 en Treblinka, pero su legado sobrevivió. En 1945 luego de la publicación en nuestro país de “Si yo volviera a ser niño” por Editorial del Tridente su figura se convirtió en un símbolo de la lucha contra el nazismo. Inspiró a Olga Cossettini en diversas conferencias que brindó en noviembre de 1947 en las ciudades de Rosario (Santa Fe) y Resistencia (Chaco). La maestra rafaelina ponderó al educador que, “gran observador del niño, creó la escuela que soñara: la escuela de la alegría, del canto, del juego y del trabajo”. Pero, sobre todo, relató su martirio como parte de un durísimo alegato contra la acción educativa del nazismo alemán, que calificó como pedagogía de la perversidad. El mismo tenor –educación con libertad y antifascismo- caracterizó la reivindicación de Korczak por la comunidad judía de izquierda a través del ICUF (Federación de Entidades Culturales Judías de la Argentina), que en 1949 creó la Escuela Israelita Janusz Korczak en el barrio porteño de la Paternal, y un año después publicó “Janusz Korczak. Maestro y Mártir”, de la poetisa polaca Hanna Mortkowicz-Olczakowa. Esta obra pasó a integrar el acervo pedagógico que formó a las lerers y lererques de la colonia judía Zumerland, junto a traducciones de Scholem Aleijem, del “Poema pedagógico” de Antón Makarenko y de “El diario de Ana Frank”.
Más tarde, en los años 60, Rubén Naranjo, artista plástico y educador preocupado por las infancias y consecuente militante por los derechos humanos, inicia una lectura apasionada de ese libro clave de Korczack: “Si yo volviera a ser niño”. Quien leía era “el mismo que allá por los insurrectos finales de los 60s, fue parte de una de las expresiones revolucionarias más importantes del arte contemporáneo, llamada ‘Tucumán Arde’”. Y quien, con “su sencillez expresiva y su vehemencia de palabra era una suerte de niñez continua y despojada que ardía sensible con la misma contundencia de aquellos compromisos de los años tumultuosos, apasionados, creadores…”
Gustavo Brufman señala en su capítulo que “Rubén, fiel y decidido” siguió la huella de Korczack. “Dictó conferencias internacionales y locales, transformándose en un verdadero divulgador de su obra. Y en ese tiempo y con esa idea en la mira, se sintió acogido por la invitación que le hiciera la Asociación CHICOS de Rosario para coordinar talleres de dibujo con niños y adolescentes en situación de calle, con quienes conectaba desde sus historias de vida, sin “dar clases”… Y en e l 2001, cuando todo estallaba en nuestro país, publicó “Janusz Korczak, maestro de la humanidad”.
El lazo arrojado tantos años antes por ese sabio maestro médico sigue encontrando manos que lo sostengan.
Su legado también llegó al país a través del filme homónimo de 1990, con guión de Agnieszka Holland y dirigido por Andrzej Wajda. Su memoria renace cada vez que un educador se preocupa por las infancias y adolescencias desvalidas. En 2014 el Ministerio de Educación de la Nación junto a los Ministerios provinciales elaboró una Guía federal de orientaciones para la intervención educativa en situaciones complejas, que se transformó en una resolución del Consejo Federal de Educación (CFE) para fortalecer la conciencia escolar. Mucho del legado de Janusz Korczack, nos cuenta Gabriel Brener, está presente en estos aportes que buscan comprender a los niños como sujetos de derecho, constructores de normas de convivencia.
* Compiladores del libro «Maestras Argentinas. Entre mandatos y transgresiones». Para Adquirir tomos de la colección dirigirse a este LINK
** Lic. en Ciencias de la Educación (UBA), Especialista en Gestión y Conducción de Sistema Educativo (FLACSO), Profesor de Enseñanza Primaria (Escuela Normal Nº 4). Profesor Adjunto “Conducción de las Instituciones Educativas” (UnaHur) Profesor de Didáctica Gral. (Profesorado Fac. de Filosofía y Letras y Fac. de Cs. Sociales de UBA)
*** Profesor y Licenciado en Ciencias de la Educación. Profesor Adjunto de la Cátedra Núcleo Antropológico Educativo de la carrera de Ciencias de la Educación de la UNR. Director del Centro de Estudio, Investigación y Documentación Educativa «Simón Rodríguez» Facultad de Humanidades y Artes UNR. Secretario de Formación de la CTA-A Rosario. Educador Popular
