Israel:

Retiro y permanencia

El Primer Ministro israelí Ehud Olmert presentó ante la Knesset (Parlamento), este 4 de mayo, su plan de desconexión unilateral de Cisjordania. El mismo prevé la retirada de los asentamientos aislados que, a criterio de Olmert, ponen en peligro la existencia de Israel como Estado judío.

Ehud Olmert advirtió que es partidario de negociaciones dentro del llamado ‘Mapa de Rutas’ pero, si esta propuesta fracasara, añadió, Israel debería actuar unilateralmente para constituir unas fronteras «deseables».
Es así que expuso su plan de retirada parcial de Cisjordania pocas horas antes de que su gobierno de coalición jure ante la Knesset. El principal objetivo del nuevo ejecutivo será implementar este proyecto en los próximos años.
El casi flamante Primer Ministro añadió que Israel debería separarse claramente de los más de dos millones de palestinos de la Cisjordania si quiere mantener su carácter de Estado judío.
«La continuación de los asentamientos dispersos en Cisjordania crea una mezcla inseparable de poblaciones que amenazará la existencia del Estado de Israel en cuanto Estado judío», afirmó.
«El movimiento de los asentamientos israelíes y sus principales colonias serán, para siempre, una parte inseparable del Estado de Israel», aseveró.

Jerusalem

Otniel Schneller, en una entrevista dad a la agencia AP afirmó que “Israel está trazando planes para dividir Jerusalem, cediéndole a los palestinos casi todas las urbanizaciones árabes de la ciudad y quedándose con las áreas judías y los lugares santos”.
Schneller, diputado del partido Kadima, esbozó el plan del Gobierno para separar a israelíes de palestinos en Jerusalén y trazar las fronteras finales de Israel para 2010.
Según esta estrategia, que Israel piensa llevar a cabo unilateralmente si fracasan los esfuerzos para reanudar las negociaciones de paz, la Ciudad Vieja de Jerusalem, sus santuarios y las urbanizaciones adyacentes se regirán «por un régimen especial» pero seguirán bajo la soberanía israelí.
El plan de retirada de Olmert implica el desmantelamiento de decenas de asentamientos judíos con decenas de miles de habitantes, y su traslado y reagrupamiento en otros asentamientos más grandes de Cisjordania, que Israel espera retener para sí en un plan de paz negociado.
Israel ya afirmó que le otorga, al nuevo Gobierno palestino liderado por el Hamas, tiempo para que reconozca al Estado hebreo, acepte los acuerdos pasados y abandone la lucha armada.
Cabe recordar que, hasta ahora, Hamas rechazó todas estas demandas e Israel, por su parte, suspendió todo vínculo con la AP, a la que calificó de «entidad enemiga”.