Gavri Bargil:

“El kibutz es un buen sistema socio-económico para Argentina”

Durante el pasado mes de marzo estuvo de visita en la Argentina, dentro de una gira por el continente latinoamericano, Gavri Bargil, Secretario General del Movimiento Kibutziano unificado. Bargil tiene un acentuado conocimiento de la región dado que sus padres son oriundos de Uruguay y ha visitado estos países en varias oportunidades.

Con el objetivo de estrechar lazos comunitarios y políticos en el ámbito nacional, Bargil visitó Argentina, Uruguay, Brasil y Chile, países en los que sostuvo contacto con funcionarios del ámbito nacional.
En Argentina, en particular, se entrevistó con el Embajador del Estado de Israel -Rafael Eldad-; con dirigentes de la AMIA, DAIA y OSA; expresó su solidaridad a integrantes de Memoria Activa, visitó redacciones de periódicos nacionales y se reunió con integrantes de las empresas recuperadas -como la cooperativa obrera autónoma del Hotel Bauen- y en la Cancillería con el Embajador Alejandro Grossman, Sub Secretario de Culto de la Nación.
Bargil llegó pocos días antes del acto eleccionario en Israel por lo que expresó su deseo de que un gobierno de tendencia progresista asuma el mandato en su país de modo de poder avanzar en el proceso de paz con el pueblo palestino.
Este israelí es jefe político de los 270 kibutzim existentes en Israel, habitados por unas 100.000 personas, y rescata el espíritu y la historia épica del kibutz como una alternativa al orden social existente. Si bien el movimiento kibutziano fue duramente golpeado en la década del ´80, sus empresas sufrieron grandes pérdidas y el ámbito social padeció deterioros normales de esta cruda etapa neoliberal que arrasó la economía israelí (junto a los infortunados avances en los procesos de paz iniciados), “aún -afirma- el movimiento sigue de pie y con una fuerte incidencia en la economía y la política del país”.
A tal punto confía en la estructura socioeconómica de esta organización social que Bargil está pensando seriamente que el sistema kibutziano (adaptado a la realidad nacional) puede ser un buen modelo que ayude a los sectores argentinos más postergados o a aquellos que quieran armar un polo de desarrollo que conlleve un cambio de vida (en lo social y económico) para quienes asuman el desafío de vivir en un kibutz, pero en la Argentina.
En su reunión con Héctor Polino y el Movimiento Cooperativista, Bargil expreso su solidaridad con la histórica lucha del cooperativismo en Argentina, destacando la importancia de un intercambio de experiencias con el movimiento kibutziano. En este encuentro Bargil propuso a Polino promover y compartir modelos de autogestión agraria y urbana entre Argentina e Israel.
Bargil realizó una visita al centro de recursos educativos (de la comunidad judía) Bamá donde destacó la centralidad de los movimientos juveniles como factor de cotinuidad de la existencia judía en América Latina.
Ya al fin de su visita, Bargil se reunió con autoridades y profesionales de la comunidad judía ante quienes disertó sobre los cambios operados en los kibutzim e invitó a reanudar los planes de estudio para jóvenes argentinos en Israel explicando los programas de estadía en kibutzim en el marco del Programa Masá, promocionado por el Departamento de Educación de la Agencia Judía.