Estudiantes de la CABA en el 34 Encuentro Nacional de Mujeres

Lucha antipatriarcal, sorora y solidaria en La Plata

Del Encuentro Nacional de Mujeres, que este año tuvo como marco una lluviosa ciudad de La Plata, participó también un nutrido grupo de estudiantes de escuelas públicas porteñas, quienes compartieron experiencias en talleres y charlas durante los tres días del evento que convoca a la mayor cantidad de feministas de la región.
Por Laura Haimovichi

Fueron 600 estudiantes de escuelas públicas de la Ciudad de Buenos Aires, les hijes y nietes mimades del 34 Encuentro Nacional de Mujeres, que se realizó en La Plata entre el 12 y el 14 de octubre. Sí, el asunto comenzó el día del aniversario del encubrimiento de América y, como desde entonces ocurre con los pueblos originarios, fue fecha clave para que las mujeres, otra mayoría silenciada, como lo fueron los nacidos en nuestro continente en tiempos de la conquista, le descubran al mundo que otra forma de vida es posible. Antipatriarcal, sorora, solidaria. Más digna, en definitiva.
Fue la segunda vez -el año pasado sumaron en Trelew unes 180 chiques- que les adolescentes participaban orgánicamente, como integrantes de la Coordinadora de Estudiantes de Base (CEB), de este evento que aloja a la mayor cantidad de feministas de la región y, seguramente, de una geografía mucho más extendida.
El objetivo: participar del Encuentro para formar parte de la ola feminista, que ellas transitan día a día en sus casas, colegios y en las calles. Pero además, y sobre todo, experimentar una convivencia de tres días, comunitaria, inclusiva en la que se comparta el pan, que eso es lo que quiere decir en definitiva compañera, compañere.
Las chicas y chiques se alojaron en la escuela Leopoldo Herrera de la capital bonaerense. El Encuentro tuvo un primer día de lluvia torrencial que impidió realizar el acto de apertura en el Estadio Único por la inundación, pero no desanimó a nadie para emprender largas caminatas grupales rumbo a los talleres de debate sobre temas tan convocantes como trata; aborto legal, seguro y gratuito; mujeres y sindicalismo; abolicionismo; entre tantos otros.
Los diez micros que las trasladaron habían partido desde los parques Rivadavia y Centenario en la madrugada del sábado 12, con las jóvenes estudiantes plenas de risas, ilusiones, convicciones, camperas mojadas, y cajas y latas con alimentos para poder estar en el Encuentro sin que los gastos básicos por alojamiento y comida se conviertan en una barrera. Infaltables, obviamente, los mates.
Algo menos de una hora después de tomar la autopista, les estudiantes desembarcaron con sus mochilas y algún que otro paraguas en la escuela platense que fue su albergue hasta el lunes, y donde, de inmediato, instalaron una peluquería al paso para rasurar sus cabezas a la moda, preparar las asambleas (hubo dos por día), distribuirse por colegios para estirar su humanidad en las aulas convertidas en dormitorios, tocar la guitarra y cantar.
Al rato todas y todes se acomodaron en el salón de actos para recibir la información sobre la mejor forma de moverse en la ciudad, siempre y por lo menos de a dos, cuáles fueron los talleres elegidos y el nombre de la adulta que acompañaría a cada grupo.

Jornadas para pensar
Nueva Sion se dirigió al taller de Arte y Cultura en la escuela Joaquín V. González, subdividido en al menos cinco aulas con más de 30 participantes cada uno. El intercambio y debate fue alrededor de las malas condiciones de trabajo de las mujeres de estas áreas, docentes la mayoría, la depreciación y el desprecio que suelen recibir las materias artísticas, la necesidad de jerarquizar su valor y la falta de reconocimiento del trabajo en general y el doméstico en particular, invisibilizado desde el nacimiento mismo del capitalismo.
Durante el segundo día, Nueva Sion asistió al taller de Activismo Gorde (Hacer la Vista gorda es un espacio de militancia horizontal que participa por tercer año consecutivo del Encuentro). Coordinado por Salomé y Laura, entre otres activistas, estimularon la circulación de la palabra entre unas 1.000 participantes, deconstruyendo lenguaje patologizante como obesidad, que pertenece al código médico hegemónico. Y denunciando cómo funciona la policía de los cuerpos, también en la Justicia y el Estado convertido en sentido común, con el estigma de que les gordxs son enfermxs, por ejemplo. Insultos y estereotipos del habla cotidiana fueron puestas en cuestión e incluso se acordó que la bronca, el enojo y la humillación por el maltrato también pueden ser el punto de partida de acciones políticas, de resistencia y oposición.
Como el año anterior, hubo dos marchas: contra los travesticidios y transfemicidios, el sábado, y la marcha oficial del 34 Encuentro, el domingo. Les estudiantes participaron de ambas con sus canciones y consignas antipatriarcales: Somos las nietas de todas las brujas que nunca pudieron quemar; Alerta, alerta, alerta que camina la lucha feminista por América Latina; Que tiemblen, que tiemblen, que tiemblen los machistas, América Latina será toda feminista.
Fueron jornadas en las que se reafirmó la diversidad y la posibilidad de pensar la sociedad de manera distinta, más equitativa y más justa. Al final, el voto de la mayoría decidió que en 2020 la sede del 35 Encuentro sea la ciudad de San Luis.
Esta vez, el escenario permanente con voces diversas fue en la plaza San Martín, frente al edificio de la gobernación de la provincia, donde también hubo una feria con literatura feminista (las chiques anotaron: Rita Segato, Suely Rolnik, Silvia Federici, Virginia Despentes, entre otras autoras) y puestos de cooperativas o grupos de mujeres artesanas de distintas regiones de la Argentina.
Besos y abrazos estuvieron a la orden del día entre las casi 200 mil participantes, convencidas de que el machismo es un fenómeno histórico. Por lo tanto, como le dijo a Nueva Sion Mariana, de 17 años, que cursa la secundaria en la escuela Niní Marshall: “Aunque está muy arraigado, no es eterno. El capitalismo lo ampara pero estoy segura de que va a desaparecer”.
Y se fue a marchar cantando con sus compañeres: Nos tienen miedo porque no tenemos miedo. NOS TIENEN MIEDO PORQUE NO TENEMOS MIEDO.