“Teatro Completo.”

Autor: Obras completas de Ricardo Halac.
Editorial: Corregidor.

Este libro (de muy buena confección gráfica) compila las 18 obras completas, en sus versiones definitivas, estrenadas -hasta ahora- del dramaturgo y periodista Ricardo Halac.
Halac ha sabido, a lo largo de su trayectoria en cualquier ámbito de involucramiento profesional, llevar y traer su argentinidad y su condición judía de fuerte raigambre humanista, a la que no renunció ni siquiera en su obra. Es más, ha sabido preguntarse en ella acerca de los misterios que encierra para la mente humana los más peligrosos acechos de la discriminación, la intolerancia, la violencia y el antisemitismo.
Halac comienza su carrera profesional en 1959, en el periodismo, escribiendo artículos para el diario “El Mundo”.
Dos años antes, a los veintiuno, había ganado una beca para estudiar por un año en Alemania la obra de Bertolt Brecht (había, para aquel entonces, pocas traducciones al español de sus obras). Al volver, en 1961, estrenó su primera obra “Soledad para cuatro”. Y al poco tiempo Franciso Petrone, director del Canal 7 estatal, lo invita a escribir para televisión donde participa del primer programa cultural importante aparecido en la TV argentina, “Historias de jóvenes”.
Para nuestra sorpresa, los jóvenes autores, serán los mismos conocidos del campo cultural crítico posterior: Paco Urondo, David Viñas, Osvaldo Dragún…
En 1971, cuando Horacio Verbitsky lo invita a formar parte de la redacción del diario ‘La Opinión’ de Jacobo Timerman, Halac ya había estrenado unas cuatro obras más (entre las que están “Fin de Diciembre” y “Tentempié” I y II). Acepta la propuesta de incorporarse a ‘La Opinión’ y escribe en el suplemento cultural, que dirigía Juan Gelman, junto a Osvaldo Soriano, Tomás Eloy Martínez, Paco Urondo, Carlos Ulanovsky y el mismo Horacio Verbitsky.
Hacia 1975, los dramaturgos Roberto Cossa, Juan Carlos Gené y Carlos Somigliana lo convocan a participar de los guiones de “La noche de los grandes”, que dirigiría David Stivel. Pero la ‘Triple A’ comienza a encargarse de erradicar tanta creatividad. Un llamado anónimo lo amenaza: “Judío hijo de puta, vas a aparecer muerto en Ezeiza”.
El llamado se repite cada media hora, con una voz distinta. Los otros miembros del programa también son amenazados, acusados de participar de una “conspiración judeo-marxista”. Se vienen los tiempos de exilio y Halac marcha a México. A fines del ´75, la promesa militar de apoyar un llamado a elecciones los hace volver. Sin embargo, en marzo del ´76 sobreviene el golpe.
Es tiempo de listas negras lo que obliga, a muchos, a cambiar sus actividades. Halac decide enseñar teatro y es cuando estrena “El Destete” y “Un trabajo fabuloso”.
Para 1981 se encolumna en el movimiento de autores “Teatro Abierto”. Eran 21, dirigidos por el fallecido Osvaldo Dragún en el histórico Teatro del Picadero, el mismo que fuera quemado al tercer día de sus funciones antidictatoriales.
Halac, uno de los fundadores del movimiento, participa de la primera y tercer temporada (años 1981 y 1983). Escribe “Lejana Tierra Prometida”, en homenaje a las Madres de Plaza de Mayo, y “Ruido de Rotas Cadenas”. En 1984 escribe “El dúo Sosa-Echagüe” para un teatro abierto que no se hizo, pero que estrena quince años después.
Para 1983, junto a Juan Carlos Cernadas Lamadrid, escribe la ficción televisiva “Compromiso” y, posteriormente, el ciclo documental “Yo fui testigo”.
Luego ejerce tareas directivas en diferentes instituciones: desde 1989 a 1992 es director del Teatro Cervantes; de 1993 a 1996 es director del Centro Cultural Marc Chagall de la Fundación Tzedaká, y desde 2001 a 2004 es vicepresidente de Argentores. Aparecieron “Mil Años, Un Día”, “Frida Kahlo, la pasión”, “Metejón”, “Luna Gitana” y “Perejiles”.
El Teatro, afirma Halac a Nueva Sión, “debe tener contenido social, no debe ser el arte por el arte, sino expresar simbólicamente los conflictos sociales.”
“Asistimos, lamentablemente, a un creciente auge de religiosidad fundamentalista. La religión linda, así, con el racismo, el fanatismo. Yo me preguntaría, ya en el judaísmo -finaliza un Halac polémico-, si a nuestros religiosos su ética le permite guiar su acción desde el amor al prójimo, si existe algún aspecto creativo en sus vidas, si pueden crecer como personas.”