En calidad de administrador del consorcio de propietarios del edificio donde vivo, tengo la obligación de abrir el refugio situado en el subsuelo y procurar que esté en condiciones de ser usado. Es por ello que el último viernes 1 de mayo colgué en el ascensor este lacónico aviso:
Nuestro edificio está ubicado en la ciudad de Rehovot, justo enfrente del Instituto Weitzman. (El que se ve a través de la ventana de vidrio del ascensor).
Rehovot está ubicada a poco más de 53 km. de la Franja de Gaza. Como el principal componente del arsenal de los grupos combatientes islámicos consiste en misiles de 40 km. de alcance, eso nos sitúa fuera del alcance de los mismos.
Pero los fundamentalistas islámicos tienen otros misiles de mayor alcance. En la escalada del último enfrentamiento, muy rápidamente pusieron en acción los de mayor alcance, y además los que tienen mayor capacidad de destrucción. Ashkelon, a 21 km; Ashdod, 38 km; Beer Sheva, 42 km; y Kiriat Gat, 31 km) fueron blancos de los ataques. Cuando los disparos llegaron a Yavne, situada a 49 km, entonces abrimos los refugios e informamos a los vecinos.
Esta es la geografía del conflicto para nosotros, simples civiles ocupados en nuestras tareas cotidianas. Los niños al colegio, los padres al trabajo, y los abuelos en stand by para atender a los nietos.
Ese viernes 1 de mayo yo me disponía a visitar al legendario dirigente comunitario Tata Furmanski, internado en el Hospital Barzilai de Ashkelon, la ciudad donde él vive. El Tata fue el alma de Macabilandia en los ‘60 y ‘70. Hoy, a sus 93 años, con una salud deteriorada, está en el frente de lucha.
Una de las alarmas en Rehovot la sorprendió a mi esposa trayendo a nuestra nieta de la escuela. La indicación del Comando de la Defensa Civil dice que hay que bajarse del auto, alejarse del mismo y luego tirarse al suelo. Esto último debido a que cuando un misil explota, las esquirlas vuelan hacia arriba. En esta vuelta, un civil de Ashdod murió víctima de una esquirla por quedarse parado.
En esta reciente vuelta murieron cuatro civiles israelíes: un ortodoxo, un árabe, un religioso de kipá tejida y un laico. Prácticamente todos los segmentos de la población israelí representados en esta macabra elección del azar.
Y así como comenzó el ataque, terminó cuando se llegó a un aparente acuerdo sobre el alto el fuego. Justo antes del Día de los Caídos en Combate y el Día de la Independencia.
Hoy se recuerda a aquellos que dieron su vida por la existencia del Estado de Israel. Nosotros también recordamos a los más cercanos: Niv Sadan Z»L, hijo de Ruben y Miriam, de Kibutz Meguido – Juventud Anilevich y Hashomer Hatzair Buenos Aires; y Oren Lifschitz (Z»L), hijo de Mili y Ofer, de Kibutz Gazit – Juventud Anilevich Rosario.
¿Cuál es la lógica de este conflicto? ¿Cuáles son los parámetros con los que deciden las partes beligerantes? El primer elemento que debemos entender es geográfico. Estamos en Medio Oriente, y los movimientos fundamentalistas islámicos que gobiernan la Franja de Gaza, se manejan con una lógica difícil de discernir. 
Todos los expertos militares y de inteligencia repiten concepciones y análisis sobre el desarrollo de los acontecimientos que quedan fuera de lugar a cada momento. ¿Por qué comienzan a bombardear Israel justo cuando el gobierno israelí se disponía a transferir 430 millones de dólares del Emirato de Qatar? ¿Por qué comienzan las hostilidades cuando cada día pasan a la Franja productos comestibles y combustibles indispensables para la población civil? Una población que ve destruir sus casas y su infraestructura (agua, cloacas, electricidad), y sigue apoyando a sus líderes.
¿Y por qué detienen el fuego? ¿Será por los cientos de tanques israelíes que comenzaron a dirigirse hacia el sur? ¿Será porque no quieren pasar una línea roja imaginable? 
No somos capaces de entenderlos. Ahora se acerca el día de la Eurovisión. Si logran que Israel tenga que suspender el evento, el daño internacional será inmenso. Sería un logro, al menos desde una mirada occidental. No la de ellos.
Mientras tanto, nuestra vida vuelve a su rutina. Yo esperaré al día siguiente de Eurovisión para sacar el aviso: «El refugio está abierto». Y lo cerraré. Hasta la próxima.
