Ivone Alves Garcia, brasileña, directora de producción de ASIATV

“Boslonaro no es Macri, su historia es diferente, su marco de alianzas es distinto”

Y finalmente ocurrió. La llegada de Jair Bolsonaro a la presidencia de Brasil pone en jaque a toda la región. Este triunfo no es un episodio más en la democracia brasileña, ya que atrás van quedando los sueños de la profundización de los derechos sociales y de las minorías de ese país. Además del fin de una política internacional madura, potente y democrática que auspició José Sarney, con el entonces presidente Alfonsín, cuando pusieron en marcha el proyecto Mercosur. Un proyecto que al parecer es letra muerta, por lo menos en las promesas de campaña del bolsonarismo. Como dijo el intelectual brasileño Eric Nepomuceno: “Y ahora mi país cae bajo las garras inmundas de una especie de Pinochet parido por las urnas. Alrededor de las diez de la noche se multiplicaban por todo mi país actos de agresiones físicas a quienquiera que fuese manifestante en favor de Haddad, el PT, o cualquier cosa que no fuese Bolsonaro. Conozco la película. La he vivido aquí y en Argentina. El final es trágico”. Para aclarar la actual coyuntura brasileña y el devenir de los hechos, Nueva Sión entrevistó a Ivone Alves Garcia, brasileña nacida en Minas Gearais, que reside en Argentina y es actualmente es la directora de producción, contenidos y conductora de la productora de televisión ASIATV.
Por Darío Brenman

-A lo largo de toda su campaña Jair Bolsonaro no ha dudado en evidenciar el desprecio por las reglas del juego democrático. ¿A tu criterio podrá llevar a cabo todas sus promesas electorales de mano dura en su más amplio espectro?
-La violencia institucional siempre ha sido moneda corriente en Brasil, los grupos de exterminio han actuado desde hace mucho, pero la violencia proveniente del narcotráfico es muy amplia y la demanda está. Puede endurecerse un poco, pero no usemos como parámetros la policía argentina, allá la policía es más fuerte y menos permisiva. Los brasileños somos más jerárquicos y el orden es un valor más apreciado que acá, está en el brasilero medio esa cosa de respetar las autoridades.

-¿Por qué la sociedad brasileña se inclinó por un candidato que no pertenecía a ninguno de los dos partidos mayoritarios?
-La opción por este candidato me parece que se debe al desgaste del PT, corrupción política y económica (Lava jato) y moral. Bolsonaro supo captar el reclamo de la gente, un rechazo al progresismo, a las políticas de género, el aborto, la enseñanza de algo similar a la ESI a menores de seis años. Hay mucha molestia en este sentido, y si sumamos a los grandes medios de comunicación que machacaban todo el tiempo un discurso antipetista, quizás incluso canalicen su frustración económica en estos temas.

-¿El que «se vayan todos» podría ser una explicación para el ascenso de estos personajes que se muestran por afuera de lo partidario?
-Sí, Bolsonaro mas allá de ser siete veces diputado, es algo extraño a la política que dominó Brasil desde la democracia. El discurso de orden, justicia y la promesa de salir de los ajustes que impulsó Dilma y profundizó Temer, fueron el caldo de cultivo de una reacción, que tuvo un catalizador extra que fue la ideología de género en las escuelas primarias. Es más, me animo a decir que Temer pasó desapercibido para la población brasileira, los grandes medios de comunicación en todo este tiempo tenían presente a la corrupción de Lula, Lava jato y los errores del PT.

-Llama la atención un video que circula en las redes donde aparecen militares marchando y la gente aplaudiendo. ¿El triunfo de Bolsonaro significa una vuelta de los militares al poder por otras vías?
-Boslonaro tiene dos alas, una liberal que se acercó recientemente y es Guedes, en economía. Otra militar, que lo apoya desde el principio. Ambas chocan entre sí y Bolsonaro ha desautorizado a Guedes en más de una oportunidad. La lucha es entre militares, que tiene otra imagen de la que se tiene en Argentina. De hecho el área militar son nacionalistas y desarrollistas, se ocuparon de la educación e infraestructuras, y si bien hablan de ciertas privatizaciones exceptúan las del sector estratégico como las empresas energéticas y financieras, Petrobrás, Eletrobás, Caixa Económica Federal, Banco do Brasil entre otras.

-Es raro que aún siendo un candidato que defenestró a los afrodescendientes y las mujeres haya sido votado por muchos miembros de estos sectores.
-Hay una distorsión en lo que nos llegó desde el discurso. Las fake news funcionaron en ambos sentidos. Bolsonaro habla de cambiar el cupo racial por el cupo de clase, más allá del color de piel, y el problema de la inseguridad es a los propios negros a quienes más afectan, por lo que el reclamo de mano dura contra delincuentes y traficantes es bien recibido. Mientras que las mujeres brasileñas se identifican con otro modelo, no el del #Ele não. Hay que diferenciar lo que sucede en las minorías intelectuales y su influencia socialdemócrata y lo que sucede en los sectores más populares. Los más pobres y la clase media baja es muy diferente a lo que imaginan los sectores políticos y académicos que no han vivido la experiencia de ser pobres y creen que leer un libro o ir unas horas a hacer un trabajo social reemplaza esa experiencia. La mujer brasileira en general quiere ser reconocida y respetada por ser inteligente, guerrera, competente y tener carácter, no nos sentimos sumisas y el género no puede nunca venir antes que eso. En su discurso Bolsonaro dice que va a atacar a todos los delincuentes, no sólo los que cometen crímenes de odio a los gays o femicídios, la vida es igual para todos seas hombre o mujer.

-Bolsonaro dijo que “los rojos del PT” van a ir presos o al exilio. ¿Crees que es una promesa que pueda cumplir?
-Suena más para la tribuna, el PT ha sufrido mucho y debe reorganizarse, la política brasileña se mueve por otros parámetros, es todo negociación, el PSL con un décimo de los diputados y uno de cada 20 senadores, debe negociar, más aún cuando los mercados lo van a apretar permanentemente. Si Bolsonaro quiere gobernar deberá arreglar con el PT y Ciro Gomes. Pero no podemos usar marcos de análisis argentinos, allá pensamos diferente. Iniciar una persecución macartista tornará muy inestable al país.

-¿Ves al Brasil al borde de una guerra civil?
-No creo, no es el perfil del brasileiro. A mediano plazo puede desestabilizarse si Bolsonaro insiste en un modelo de ajustes y los resultados no llegan. Sin interferencia externa, el brasileño no está dispuesto a pelearse por política, es clave entender eso. Hoy ya mismo vemos que Bolsonaro es el presidente y Lula fue preso, y en ambas situaciones no pasó nada. Cuando destituyeron a Dilma tampoco. La política no tiene el papel central que hay en Argentina, apenas sectores minoritarios pueden intentar algo, pero sin apoyo externo no hay posibilidades.

-¿Cómo te parece que puede ser la relación con el gobierno de Macri?
-Ya empieza mostrar signos de tensión. El tema del Mercosur significa un problema para las exportaciones locales que Macri necesita para moderar el desastre. El macrismo ya empezó a distanciarse de las políticas de género de Bolsonaro. Macri tiene un alineamiento con los sectores de EE.UU. que se identifican como globalistas financieros y Bolsonaro puede recostarse en Trump. No es una buena noticia para el macrismo, pero tampoco para la oposición, es un fenómeno nuevo que emerge internacionalmente como fruto del cansancio del globalismo político, económico y cultural.

-¿Ves posible que en Argentina suceda lo mismo en las próximas elecciones?
-Boslonaro no es Macri, su historia es diferente, su marco de alianzas es distinto. Movilizaciones como #conmishijosnotemetas son contra el macrismo también, las políticas de género que tomó Macri como propias como demuestra su discurso en el W20 lo ha puesto en la vereda de enfrente de este grupo. El problema es que el progresismo no comprende lo que sucede y tilda de fascista a cualquiera que se oponga a políticas que no encuentran eco en las mayorías. Bolsonaro aún no ha dejado muy claro qué papel jugará Guedes, cuánto durará la alianza con los mercados. Bolsonaro no es el candidato de los mercados, lo puso para calmarlos a vísperas de las elecciones, Macri sí.

-¿A tu criterio, no estamos ante el advenimiento de sistemas posdemocráticos, donde se privilegia el mercado por sobre las libertades individuales y derechos sociales?
-Hay un mundo que se divide entre un modelo global financiero, una reacción capitalista occidental de quienes pierden con ese modelo y un proyecto multipolar que encabezan China, Rusia y se suma el chiismo con sede en Irán junto con Francisco y Kiril. A grandes rasgos el modelo capitalista financiero postguerra fría empieza a encontrar límites, hace crisis en el modelo emergente de Yalta y Bretton Woods y consolidado luego del fin de la Guerra Fría. Dependiendo de quién gane es cómo seguirá el rumbo, pero a este nivel los derechos promocionados por Occidente son una excusa para instalar un individualismo que permita destruir la soberanía de los Estados – Nación a manos de la oligarquía financiera internacional. Un modelo multipolar es lo que nos brinda mayores posibilidades a la Argentina y a nuestra región, pero hace falta que nuestra clase política e intelectual comprenda que el mundo ya cambió. Bolsonaro es el primer resultado que vemos cercano, pero vendrán más y depende de nosotros reconducir el proceso hacia un mundo mejor y más justo.