Gaza tiene una de las mayores densidades de población a nivel mundial: 50.000 habitantes por kilómetro cuadrado.
El largo conflicto entre israelíes y palestinos acabó con el mayor polo industrial de Gaza, en Eretz, al norte de la Franja.
«No soy nada optimista -afirma Hisam, un vecino de Gaza-. Ya no tenemos a Israel, pero tenemos a la AP que no hace nada por nosotros».
Decenas de trabajadores como Hisam se manifestaron para pedir trabajo frente al Parlamento. «La gente está harta de promesas. Quiere ver empleos, mejora de servicios y fronteras abiertas», explica Ismail Lubbad, experto socioeconómico.
En la calle palestina, hombres y mujeres responsabilizan casi por igual a Israel y a la AP, a la que se cataloga de ineficaz y corrupta.
Como primer paso para empezar a mover el aparato gubernamental, quieren lanzar un plan de emergencia para reconstruir «viviendas, empresas agrícolas e industrias demolidas» con lo que se pondrá en marcha la creación de unos 25.000 puestos de trabajo».
Pero ningún plan de reconstrucción será posible si «Israel no pone fin a la ocupación», asegura Sunukrot.
«Ellos siguen controlando las fronteras, el mar y el aire, es decir, nuestros accesos para las importaciones y exportaciones desde Gaza», añade.
De lo que todos están seguros, más allá del plan que se implemente y quién lo haga, es que si no mejora la situación socioeconómica, la violencia continuará indefinidamente».
