Sucot, la fiesta de las cabañas:

Dos mensajes, un destino

En la fiesta de Sucot se recuerdan dos momentos de suma importancia para el pueblo judío: la peregrinación por el desierto de Sinaí al salir de Egipto, durante la cual, según la tradición, vivía en cabañas; además, ya en la tierra de Israel, se dedicaba la agricultura y, en épocas de cosecha, construía cabañas muy cerca de los campos para habitar en ellas hasta que la cosecha terminase. Así, Sucot está ligada a un evento histórico y también a la agricultura.

Por Alberto Mazor (Desde Israel)

Si queremos entender Sucot, debemos hablar de lluvia. Para los habitantes de las ciudades y de los suburbios, la lluvia, generalmente, determina una interrupción en ciertas actividades; es un fenómeno que demanda una protección especial.
En Sucot, sin embargo, hay que interpretar la lluvia de una manera diferente. Para quien trabaja en agricultura, lluvia significa vida; es ella la que nutre y sustenta el crecimiento de los alimentos. En Israel, al contrario de Argentina, la lluvia es un evento previsible: durante el invierno debe llover, no así en todo el resto del año. Sucot llega en las vísperas del invierno, un poco antes de que comience la estación de lluvias. Por esta razón, ella era considerada el evento de mayor importancia en el calendario judío.
En su forma primitiva, Sucot era un feriado en el que los judíos pedían por lluvia. Esto se realizaba con mucha alegría y pomposidad. En la época del Templo, los judíos venían de todas partes para traer sus ofrendas y para festejar. Música, danza, menorot (candelabros) gigantes, antorchas y sacrificios especiales componían un verdadero espectáculo para la fiesta. La conexión agrícola prevalecía en las prácticas judaicas de la época del Templo. Los judíos agricultores querían que su religión proporcione resultados simples y efectivos. Rituales especiales y regalos eran concebidos como procesos de causa y efecto para garantizar la llegada de las lluvias de invierno.
Hoy en día, el aspecto de Sucot como una fiesta de rituales de los cuales dependen las lluvias se ha reducido mínimamente. Para los que habitan en áreas urbanas, donde paredes y techos protegen de los cambios climáticos, el significado agrícola de Sucot determina valores que pueden ser fácilmente ignorados.
Dichos valores provocan la reconexión con el antiguo sistema y la concientización de que, a pesar de vivir en un ambiente cuidadosamente controlado, somos todos pasajeros en esta ‘aeronave Tierra’. Los ritmos de la naturaleza y su equilibrio, como podemos constatar diariamente, todavía influyen en nuestras vidas. Ese es el primero de los mensajes importantes de Sucot.
Cuando se pasa algún lapso de tiempo en una Sucá, ya sea la propia o de visita, existe la posibilidad de experimentar un poco el mundo natural; estar bajo la influencia del viento o de la lluvia, del calor o del frío, de la luz del sol o de la luz de la luna. Es un momento propicio para recordar nuestra dependencia de la naturaleza y la gran necesidad de protegerla.
Así como en Pésaj, en Sucot también estamos invitados a vivenciar la experiencia del pueblo judío, que vivió en cabañas en el desierto, al salir de Egipto. Es esa misma experiencia la que nos lleva al segundo mensaje importante de la fiesta: al pasar por la Sucá podemos entender un poco el proceso de transformación por el cual pasó el pueblo judío, de un grupo de esclavos a un pueblo imbuído en sus leyes humanistas.
Ser judío es formar parte de una historia judía y aceptar ciertos grados de responsabilidad de una misión histórica, sea cual fuere, en la transformación del mundo de un lugar de esclavitud y sufrimiento en un lugar de paz y prosperidad. Sucot crea así un momento de historia viva.
La semana de celebración de Sucot envuelve, entonces, dos temas vitales: la llegada de la estación de lluvias y el éxodo de Egipto. Por medio de ellos podemos reconocer nuestra dependencia en relación a los procesos naturales reviviendo la historia de la liberación nacional del pueblo judío.