DAIA:

Se reactiva la polémica de la representación política comunitaria

El anuncio que se hiciera, el pasado jueves 5 de junio en Casa de Gobierno, acerca de la desclasificación del sumario administrativo que sanciona a varios espías del SIDE -por irregularidades cometidas en la investigación del atentado a la AMIA- y la rectificación prometida para que 14 agentes de los servicios de inteligencia argentinos declaren en el juicio oral, trajo aparejada una muy buena noticia, por un lado -“la noticia más trascendente que ha ocurrido en estos nueve años” como dijera el presidente de la AMIA, Abraham Kaul- pero volvió a poner sobre el tapete la validación de si la DAIA -al menos tal como la conocemos hoy- ejerce la verdadera representación política de la comunidad judía argentina. Nadie lo dijo formalmente, pero la pregunta que todos se hicieron cuando la noticia de la apertura de los archivos del SIDE fue recibida por la AMIA y no por las autoridades de la DAIA, fue ¿por qué Kirchner eligió a la AMIA para dar esta noticia?

Por Guillermo Lipis

La polémica suscitada no es menor. Y a tal punto no lo es que la DAIA, sin que nadie (personas o instituciones lo hayan requerido), el 13 de junio emitió un comunicado bajo el título editorial: “Ejerciendo la representación política de la comunidad judía”.
Entre sus párrafos merece destacarse lo siguiente:
“… El momento es oportuno para esclarecer a propios y extraños sobre el verdadero significado y alcance de la representación política de la comunidad judía, que también por decisión soberana de las instituciones comunitarias, la DAIA ejerce desde 1935. En primer término, aunque resulte obvio, la misión exige absoluta prescindencia político partidaria, y el priorizar exclusivamente los elevados intereses y objetivos de los mandantes, los judíos argentinos, congregados en las más diversas y multifacéticas instituciones, que abarcan todo el espectro religioso, ideológico y social…”
“… No hay lugar para actitudes producto de impulsos emocionales ni demagógicos. La función exige dialogar con los poderes de turno, pero, en un sistema democrático, no es atribución institucional la de decidir quién o quiénes son interlocutores potables, y quiénes no. Sería tan inadmisible como que las autoridades nacionales pretendieran decidir quién es su interlocutor comunitario.”
“… Los objetivos comunitarios se logran como producto de acciones inteligentes, a partir de decisiones adoptadas democráticamente por el cuerpo colegiado que conduce la DAIA, que por supuesto no excluyen los errores, que deben asumirse y enmendarse…”

Las autoridades de esta DAIA abrieron el paraguas, y sintiéndose mirados y escrutados en el eslogan principista que tratan de imponer (“la representación política de la comunidad judía de la Argentina”), salieron a autoafirmar, en una actitud inédita, la pretensión de su rol, cuando nadie se los solicitó, obligados por los corrillos que comenzaron a suscitarse en el ámbito comunitario.

Observaciones

1- Tal como queda claro en su artículo Editorial, los mandantes son las instituciones (“por decisión soberana”) dado que la DAIA es una organización techo de segundo orden. La conformación de su Comisión Directiva está decidida por mandato de las instituciones de primer orden (clubes, templos, escuelas, etc.) y no de cada judío directamente. Sería de las personas si la conformación de su cuerpo directivo fuera decidido en elecciones directas. O sea, un judío un voto. Puede decirse, entonces, que la DAIA es mandante de las organizaciones pero no de los judíos, sencillamente, porque no votan directamente ni quienes están a favor ni quienes están en contra.

2- La dirigencia de la DAIA comete un error al pretender erigirse en un émulo del poder del Estado estatuido al poner en pie de igualdad la decisión o atribución de seleccionar a “los interlocutores potables”.
¿Hay alguna duda en definir quién ejerce la potestad del Poder Ejecutivo en la República? En cambio, cabe recordar que no fue la DAIA la organización que requirió la desclasificación de los materiales del SIDE. La insistencia provino de la AMIA, de Memoria Activa, de los abogados defensores de los imputados y de Alejandro Rúa (a cargo de la Unidad AMIA del Ministerio de Justicia).
La doctora Marta Nercellas, abogada de la DAIA en la querella unificada por la Causa AMIA (causualmente -¿casualmente?- también defensora de Rubén Beraja) supo afirmar en el pasado mes de mayo: “El curso de las audiencias acreditó que hay tarea investigativa que debe ser cuestionada, pero no es este debate el marco para hacerlo…deberá sacarse testimonio y será un Juez Federal de Instrucción quien deberá investigarlo. Los jueces del debate no deben hacerlo, valoran la prueba reunida pero no pueden investigar a personas no sometidas al juicio oral pues vulneran todos los principios legales y muchos de raigambre constitucional y, además, que es lo que más nos importa, se desvían de su cometido”.
¿Será por ello que la DAIA no exigió la liberación del secreto de Estado impuesto oportunamente por Duhalde y Toma? ¿Será por esa misma visualización externa que pudo haber tenido el gobierno de Kirchner, que el Presidente convocó a las autoridades de la AMIA para dar a publicidad la firma de su decreto ordenando la apertura del sumario interno del SIDE?
Mientras Nercellas afirmaba hace dos meses lo descrito más arriba, Alejandro Rúa (a cargo de la Unidad AMIA del Ministerio de Justicia) sostenía que “existió una determinación política, hecha a favor de las conveniencias del SIDE en desmedro de los valores éticos y jurídicos en juego, obstruyendo de manera evidente el accionar de la Justicia toda vez que impide correr el velo acerca de la realidad de los hechos y la investigación”.
¿Será por esta misma contraposición de conceptos estratégicos, vertidos en su momento por Nercellas y Rúa, que la DAIA puede no ser visualizada como la defensora de los intereses de la comunidad judía de la Argentina? Situación que se agrava aún más si recordamos el cruce de vereda de Beraja ya en 1997 dos semanas después de haber prometido que iba dar a conocer el famoso e inexistente Libro Blanco -en el que, afirmaba, estaban registrados los nombres de quienes obstruían las investigaciones-, su más que estafa moral a la comunidad desde el desaparecido Banco Mayo, sus notorias relaciones con el poder, el desplazamiento que exigieran al entonces presidente De la Rúa de Nilda Garré, o (como un último ejemplo) la más reciente invitación que cursara la DAIA a Carlos Menem para que, como cualquier otro político presidenciable, expresara en la comunidad sus posiciones políticas y plataforma de gobierno luego de haberle explotado en sus narices, y bajo su mandato, la Embajada de Israel y la AMIA.
La DAIA, bajo estas consideraciones, podrá representar a las instituciones legal u oficialmente pero… ¿representa a la gente, a la verdadera base que debe sostenerla? Muchos de los dirigentes que estuvieron al lado de Beraja, en 1997, cuando fuera abucheado por unas 10.000 personas en la calle Pasteur, aún hoy mantienen posiciones políticas en la DAIA. ¿Qué diferencias sustanciales produjeron en sus actitudes entre ese 18 de julio de 1997 -en el que Laura Ginsberg lanzara su memorable “Yo acuso”- y hoy?

3- Los dirigentes de la DAIA también afirman que la institución no está exenta de errores “que deben asumirse y enmendarse”.
¿Qué errores están anticipando? ¿De qué se están atajando?
Es probable que la continuidad del juicio oral y otros acontecimientos que están sobreviniendo vertiginosamente en esta nueva era nacional inaugurada por el “Señor K”, den la respuesta a este aún inexplicable sentido anticipatorio de los dirigentes de la organización comunitaria.

La excusa de Shavuot

Shavuot no era una mala fecha para recibir la noticia de la desclasificación de algunos archivos del SIDE. En Shavuot se celebra la cosecha de los primeros frutos. Y esos frutos son producto del esfuerzo del hombre. En este caso, de los hombres que bregaron por la ansiada apertura de los archivos. La AMIA o Memoria Activa eran igualmente justos receptores del fruto de ese pedido dado que ambos factores bregaron por esa desclasificación.
La dirigencia de la DAIA cancela su reunión protocolar con Kirchner, que iba a producirse originalmente un día después que fueran recibidas las autoridades de la AMIA, cuando se enteran de lo sucedido en la visita de Abraham Kaul, y sus compañeros de Comisión, Benjamín Katzav, Mario Sobol y Angel Barman.
Bajo la excusa de Shavuot, olvidado al momento de aceptar el encuentro, la DAIA suspende su visita protocolar a sabiendas del gesto político de Kirchner y compañía en decidir a quién le darían la noticia de la desclasificación de los archivos del SIDE.
Para cuando los dirigentes de AMIA salieron de su encuentro, el jueves 5 de junio, Shavuot ya había comenzado. ¿Por qué los dirigentes de AMIA, entonces, concurrieron al encuentro y los de la DAIA no?
La historia oficiosa, sin embargo, debe dejar registrada la siguiente anécdota porque claramente demuestra que el tema religioso podía haberse solucionado:
A sabiendas de que Shavuot se superpondría con la visita al Presidente Kirchner, un dirigente de la AMIA tuvo la previsión de consultar a un rabino aclarándole de la importancia que tenía que el nuevo Presidente del país recibiera a la delegación institucional.
– ¿Qué haría usted Rab si el Presidente del país lo convoca a una entrevista pero sabe que cuando sale del encuentro es Shavuot?
– Iría, pero a la salida regresaría caminando, dicen que dijo el rabino consultado.

La anécdota marca claramente que lo religioso resultó la mejor excusa que encontraron los dirigentes de la DAIA al sentirse desplazados en su relación pretendidamente monopólica con el establishment político nacional. Llevado al extremo, es como si Israel no hubiera salido a defenderse, por ejemplo, en la Guerra del Iom Kipur simplemente porque se conmemoraba el Día del Perdón.
En el mundo laico esos preceptos religiosos no existen. Y bien podríamos también identificar al judaísmo por nuestras acciones, por conceptos como el de justicia, o la búsqueda de la verdad.

La DAIA con Kirchner

Finalmente, el encuentro entre los dirigentes de la DAIA y el Presidente Kirchner se produjo el pasado 19 de junio. El encuentro no fue tapa de medios ni hubieron anuncios espectaculares.
En la conferencia de prensa posterior a la reunión sostenida en la Casa Rosada, Hercman se preocupó de recalcar en dos oportunidades que el Presidente Kirchner les transmitió que los convocaría cada vez que se produjeran novedades: “vamos a ser invitados para que tengamos previo conocimiento y poder darlo a conocimiento público”, afirmó Hercman.
Por los dichos acerca de la visita y las declaraciones de Hercman luego del encuentro, el mismo -visto desde los intereses comunitarios- parece haber tenido un claro intento de reproche protocolar de la “representación política de la comunidad judía de la Argentina” hacia el Poder Ejecutivo Nacional.

“La única verdad es la realidad”

Al contrario de lo que la DAIA afirma en su Editorial del 13 de junio acerca de que será “inadmisible que las autoridades nacionales pretendieran decidir quién es su interlocutor comunitario”, parece ser que Kirchner lo hizo.
En este caso, los dirigentes de la DAIA deberían recordar también la extracción peronista del Presidente y analizar la situación bajo un claro precepto de su doctrina histórica: “la única vedad es la realidad” decía el General Perón.
Podremos estar a favor o en contra de ello, pero todo indica que hubo una elección de interlocutores, que la DAIA interpretó el mensaje y la mejor ratificación de ello es el Editorial distribuido por mail.
La dirigencia de la DAIA debe asumirlo y pensarlo bajo la hipótesis de los cambios que viene produciendo el Ejecutivo para diferenciarse de las cinco gestiones presidenciales anteriores que nos llevaron casi directamente a una quiebra económica y moral.
En vez de emitir editoriales inexplicables o sentar posiciones que nadie solicitó que reafirmaran, deberían ponerse a pensar qué significó el gesto del flamante Presidente Kirchner.
Sería mucho más útil ¿verdad?