AMIA en la OEA

La memoria sigue activa

Cuando la gente de Memoria Activa anuncio que terminaba con los lunes en la plaza, provocaron reacciones disímiles dentro y fuera de la comunidad. Estaban los que decían que era un terrible error político -sin retorno- (muchos de los cuales simpatizaban con los postulados pero jamás se acercaron a la plaza). Otros agoreros anunciaban el fin de la agrupación, y por último muchos malintencionados (como un impresentable que escribió en el periódico ‘La Voz Judía’), resumían el tema diciendo que Memoria Activa estaba sola y mucho más no podía hacer luego del tribunal oral y su fallo. Y seguramente más de uno habrá festejado en silencio. Pero lamento decirles que los “molestos” integrantes de Memoria Activa se siguen reuniendo y siguen trabajando, en algunos casos más que antes, para que la búsqueda de la justicia no se haya perdido entre los árboles de la plaza. El dictamen del juicio oral marca el fin de la mentira de Galeano y sus cómplices, pero no libró al juez, ni al Estado argentino, de hacerse cargo de sus responsabilidades.

Por Roberto Moldavsky

Juicio político

Finalmente parece que Galeano tendrá su merecido.
No está de más recordar quiénes fueron los primeros en denunciar a este encubridor; y digo esto porque con el correr de los años los familiares, e incluso los dirigentes comunitarios, incluían párrafos agraviantes para el juez de la causa (“no haga la plancha”, “usted nos engañó, etc. etc.).
Pero estos mismos hombres que se horrorizaron con el fallo del Tribunal Oral, que justamente castigaba a Galeano, ni siquiera se ocuparon de participar activamente, ante el Consejo de la Magistratura, cuando el doctor perdió 6-0 en la Comisión de Acusación.
Se siguió trabajando para conseguir que, finalmente, fuera llevado a juicio político y se lo suspenda por 180 días.
La gente de Memoria estuvo allí, controlando y haciéndoles saber a los responsables, aun en los días previos a estos dictámenes, que estaban expectantes y preocupados por la suerte del encubridor de la causa AMIA.
Sin embargo, no se oyó ninguna voz del establishment que demostrara demasiada preocupación por la situación de Galeano. Y quizás sea coherente porque criticar al Tribunal Oral no se condice con criticar a Galeano.

El juicio en la OEA

Al cierre de esta edición están viajando hacia los Estados Unidos Adriana Reisfeld (Presidente de Memoria Activa), Diana Malamud (Secretaria de la misma agrupación), y los letrados Zupi y Jacobi, para presentarse ante la OEA, donde el Estado argentino aceptará su responsabilidad por la no investigación en el caso AMIA.
No se si puede evaluar hoy la verdadera dimensión del significado de esta audiencia y del cambio en la postura del Gobierno (aún cuando, seguramente, inculparán a Menem y a De la Rúa).
Cuando hace años Memoria Activa comenzó con esta idea y la llevó a cabo enjuiciando al Estado argentino por falta de justicia, muchos se enojaron (especialmente dentro de la propia comunidad), otros le restaron importancia y lo consideraron una movida inútil que no llevaría a ninguna parte y, para peor, crearía animosidad contra Memoria Activa y hacia la comunidad judía.
La llegada de un veedor al juicio oral puesto por la OEA se debió a esta iniciativa.
El Estado argentino asumirá un compromiso ante la OEA de investigar el caso y de responder puntualmente a una serie de demandas que la gente de Memoria Activa (patrocinador por el CELS) presentará a la comisión.
La utopía y la locura se convirtieron en una realidad que reafirma el camino de aquellos que no se casaron con la versión oficial y las promesas incumplidas de los dirigentes.
Galeano está suspendido.
El Estado argentino asume sus culpas.
Seguramente el dolor no terminó y esto no nos devuelve a las víctimas, pero está claro que aun sin los lunes en la plaza, la memoria sigue activa.