Luego de la Cumbre de Sharm El Sheik

Escepticismo y anhelos de paz

Todos agotados tras los últimos cuatro años de cruentos conflictos, israelíes y palestinos escucharon esperanzados las promesas de sus líderes para tratar de poner fin a la violencia. Sin embargo, muchos consideran que soñar con la paz, todavía, es muy prematuro.

Pese a los pronunciamientos realizados en la cumbre de Sharm El Sheik, los discursos generaron escaso o moderado entusiasmo.
En un día gris y lluvioso, muchos residentes de la región dijeron que se conformarían con mejoras modestas de su vida cotidiana.
En las zonas empobrecidas de Palestina muchos habitantes maniferstaron que, simplemente, poder alimentar a sus familias ya sería un cambio sustancial.
«Durante este levantamiento he perdido todos mis derechos como ser humano» expresó Mohammed Khader, limpiador de calles en Ramallah.
Khader dijo que solía ganar unos 200 shekels (50 dólares) al día como obrero de la construcción en Israel antes del estallido de la Segunda Intifada. Hoy, mantiene a una familia de diez personas con un ingreso limitado de unos 25 shekels (6 dólares) al día. «Quisiera que la historia volviese cuatro años atrás», finalizó esperanzado.
En Israel, los transeúntes anhelan que finalicen los atentados suicidas y los ataques con cohetes.
«Soy un creyente», dijo Yonatan Abukasis, cuya hija Hela, de 17 años, murió el 21 de enero en un ataque palestino con cohetes contra el pueblo fronterizo de Sderot. «Confío en que ella sea la última víctima, que nos esté mirando desde el cielo como la última víctima».
La joven fue la última israelí que murió antes de que Shar{on y Mazen emitiesen sus declaraciones de paz.