Aparecido en ‘The New York Times’ -26 de diciembre de 2004-:

Argentina sale a flote sin el FMI

Cuando la economía argentina se desplomó en diciembre del 2001, las premoniciones trágicas abundaron. A menos que adoptara políticas económicas ortodoxas y que llegara a un acuerdo rápidamente con sus acreedores extranjeros, la superinflación sería cosa segura, el peso perdería su valor, las inversiones y las reservas extranjeras desaparecerían y cualquier prospecto de crecimiento se vería aniquilado. Pero tres años después de que Argentina declarara una deuda de más de 180.000 millones de dólares, la más grande en su historia, el Apocalipsis anunciado no ha llegado.

Por Larry Rother

En cambio, la economía ha aumentado un 8% durante dos años consecutivos, las exportaciones han florecido, la moneda es estable, los inversionistas están retornando gradualmente y el desempleo ha disminuido, después de alcanzar cifras récord; todo ello sin negociación de la deuda o las medidas estándar requeridas por el Fondo Monetario Internacional para su aprobación.
La recuperación de Argentina se ha logrado, al menos en parte, ignorando e incluso desafiando la ortodoxia económica y política. En vez de moverse para satisfacer inmediatamente a sus acreedores, los bancos privados y el FMI, como han hecho otros países en desarrollo en crisis menos graves, el gobierno dirigido por los peronistas escogió estimular primero el consumo interno y decirle a los acreedores que se pusieran en fila como todos los demás.
»Este es un evento histórico asombroso, uno que desafía 25 años de políticas fracasadas», dijo Mark Weisbrot, un economista en el Centro para Investigaciones de Economía y Política, un grupo liberal de investigación radicado en Washington. “Mientras otros países están simplemente manteniéndose a flote, la Argentina ha experimentado un crecimiento muy saludable sin señal alguna de que no sea sostenible, y lo han hecho sin tener que hacer concesiones para obtener fondos de capital extranjero».
Las consecuencias de esa decisión se pueden ver en las estadísticas del gobierno y en las tiendas, donde los consumidores de nuevo estuvieron gastando en abundancia antes de la Navidad. Se han creado más de 2 millones de empleos desde lo peor de la crisis en el 2002 y, según cifras oficiales, el ingreso ajustado a la inflación también se ha recuperado, retornando casi al mismo nivel de finales de los ´90. Fue en ese momento que surgió la crisis, al tiempo que Argentina trataba de apretarse el cinturón según las prescripciones del FMI, solo para entrar en la peor depresión en su historia, que también desató una crisis política.
Algunos de los nuevos empleos pertenecen al programa de trabajos de bajos salarios del gobierno, pero casi la mitad son en el sector privado. Como resultado de ello, el desempleo ha disminuido de más de 20% a aproximadamente un 13%, y la cantidad de argentinos que viven bajo el nivel de pobreza ha disminuido en casi 10 puntos de la cifra récord de 53,4% a comienzos del 2002.
»Todavía las cosas están lejos de ser normales, pero tenemos la sensación de que vamos por el camino correcto», dijo Mario Alberto Ortiz, un técnico de equipos de refrigeración. “Por primera vez desde el desplome, puedo de verdad gastar un poco de dinero».
Los economistas del mercado libre tradicional siguen siendo escépticos en cuanto al enfoque del gobierno. Si bien reconocen que ha habido una recuperación, la atribuyen principalmente a factores internos en vez de a las políticas del presidente Néstor Kirchner, que ha estado al frente del país desde mayo del 2003. También sostienen, cada vez más, que la recuperación está empezando a perder fuerza.
»Hemos sido afortunados», dijo Juan Luis Bour, principal economista en la Fundación Latinoamericana para las Investigaciones Económicas, de Buenos Aires. “Hemos tenido precios altos para nuestras exportaciones y bajas tasas de interés. Pero si queremos crecer en el 2005, vamos a tener que solucionar el asunto de la deuda y dejar que entre el capital extranjero».