El futuro de Turquía en la Unión Europea

Aprobaron abrir las puertas a pesar del genocidio armenio

El Parlamento Europeo aprobó iniciar "sin demora injustificada" las negociaciones de adhesión de Turquía a la Unión Europea (UE) y rechazó que se plantee una asociación como alternativa a la integración como miembro de pleno derecho. La crucial resolución fue aprobada por 407 votos a favor, 262 en contra y 29 abstenciones, pese a que una parte de los conservadores y los liberales impusieron que la votación fuera secreta con la esperanza de trabar el ingreso de Turquía a la UE hasta que, al menos, no reconozca su responsabilidad en el genocidio del pueblo armenio.

La apertura de negociaciones de adhesión con Turquía fue respaldada por la mitad del grupo popular, liderada por la delegación española, por la mayoría de los socialistas y de la izquierda europea, por dos tercios de los liberales y por los verdes.
Todos los eurodiputados españoles votaron a favor del texto, excepto Josu Ortuondo (PNV). Ignasi Guardans (CiU), a pesar de haber votado a favor de todas las enmiendas que intentaban cerrar el paso a Turquía, acabó dando el sí a la resolución final porque, según dijo, «no tiene sentido oponerse a un tren que ya no se puede parar».
En contra se pronunciaron los populares alemanes, austriacos y franceses, parte de los socialistas franceses y austriacos, un tercio de los liberales, los comunistas portugueses y griegos, los euroescépticos y la extrema derecha.
Tras la votación, el presidente de la Eurocámara, Josep Borrell, destacó que el resultado había sido «muy claro» y anunció que solicitará a los jefes de Estado y de Gobierno de la UE, en la cumbre de Bruselas, que inicien las negociaciones «sin retrasos injustificados».
Borrell señaló que, como esas negociaciones durarán más de 10 años, no es significativo si empiezan antes o después del verano, pero insistió en que es necesario que comiencen en el 2005.
Los eurodiputados, sin embargo, no quisieron dar un cheque en blanco a Turquía y destacaron que la negociación es un proceso «abierto».
«La adhesión no es la consecuencia automática del inicio de las negociaciones», sino que dependerá de los esfuerzos de Turquía para cumplir y aplicar las leyes europeas, indica el texto. No obstante, la Eurocámara recalcó claramente que el objetivo «es la adhesión de Turquía a la UE».

Propuesta alemana

La propuesta de la derecha alemana de ofrecer a Turquía «una asociación privilegiada», en lugar de la adhesión, fue rechazada por 415 votos en contra y 259 a favor. La enmienda conservadora para rechazar que Turquía pueda ser miembro de la UE también fue derrotada por 438 votos en contra y 235 a favor. En ambos casos el voto fue secreto.
La Eurocámara reclamó que las negociaciones se concentren al principio en la continuación de las reformas político-judiciales de Turquía y en el pleno cumplimiento cotidiano por parte de Ankara de los criterios políticos de libertad, democracia, respeto de los derechos humanos y Estado de derecho.
Los eurodiputados insistieron especialmente en el respeto de los derechos del pueblo kurdo y de las minorías religiosas, el cese total de la tortura, el reconocimiento del genocidio armenio y la resolución de la cuestión chipriota.
Borrell precisó que estas demandas no son condiciones previas al inicio de las negociaciones, sino requisitos que deberán cumplirse durante las mismas para poder materializar la adhesión. La Eurocámara avaló, además, la suspensión de la negociación si se produce una violación «grave y persistente» de las libertades, los derechos o la democracia en Turquía.
Borrell estimó que el temor que una parte de los europeos sienten ante la futura adhesión de Turquía es fruto del «desconocimiento», por lo que la Eurocámara intentará realizar un esfuerzo para acercar la realidad actual turca a los ciudadanos y corregir los estereotipos y las visiones deformadas del pasado.

Posición francesa

Francia, por su parte, apoyará la apertura de las negociaciones a pesar de que su población está masivamente en contra, y no condicionará su sí a que Ankara reconozca el genocidio armenio.
“No es una condición de Francia, y menos para la apertura de las negociaciones”, explicitó el canciller galo tras la presión de la comunidad armenia.
El jefe de la diplomacia francesa, Michel Barnier, descartó que Turquía deba reconocer el genocidio que acabó con cientos de miles de armenios, bajo el yugo del Imperio Otomano entre 1915 y 1917, como condición a la apertura de negociaciones de adhesión.
Al tratarse de la primera vez que un ministro francés hacía referencia a la cuestión en el ámbito europeo, se pensó que París podía llevar esta condición a la mesa del Consejo Europeo, pero nada estaba más lejos de la realidad. Barnier declaró que “Francia se da diez años” para plantear esta condición, tiempo que durarán las negociaciones con Ankara. La respuesta llegó por anticipado: “No lo reconoceremos jamás”, aseguraron fuentes turcas de Exteriores respecto al tema del Holocausto armenio.
“Abrir las negociaciones sin exigir el reconocimiento del genocidio es sentar un precedente peligroso de cara al ingreso de los países de los Balcanes además de algo intolerable, porque se acepta a un país negacionista” declaró Vartan Arzoumanien, del Consejo para la Defensa de la Causa Armenia, con sede en París.
Cabe recordar que la comunidad armenia en Francia supera las 300.000 personas.
El Europarlamento, en una resolución del 18 de junio de 1987, indicó el reconocimiento del genocidio armenio como una de las condiciones necesarias a la hora de abrir las negociaciones con Turquía, junto a otras como el reconocimiento de Chipre.